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22 de abril de 2008

Una tribu en El Rosal

El Rosal entre 5 y 6,30 de la tarde es un lugar horrendo. El tráfico en un vertiginoso estancamiento amenaza con tragárselo todo, con vehículos en estado gaseoso capaces de ocupar cualquier resquicio de la calle pero condenados a permanecer en ella. Mientras, en las aceras la gente se abre paso intentando ganarle al peatón desconocido, ése que resultará la diferencia entre poder tomar éste o el próximo vagón del metro o carrito y con ello retrasar la llegada a casa en minutos, quién sabe si horas. En El Rosal, en esas cuadras que van desde donde la avenida Casanova se convierte en avenida Tamanaco hasta la avenida Sorocaima, entre las 5 y las 6,30 nadie quiere estar, todo el mundo quiere salir corriendo, olvidarse de El Rosal hasta que al día siguiente, temprano en la mañana tengan que volver al trabajo.
Pero ayer, cual hombres de las cavernas buscando refugio unas cuarenta personas nos reunimos en el Centro Cultural Chacao convirtiendo a El Rosal en un lugar amable, seguro, humano gracias a la narración en voz alta, esa actividad que siempre nos hace regresar a los comienzos de la humanidad.
Tuve el honor y la suerte de dar inicio, con mi cuento Tapiz, a la III Semana de la Narrativa Urbana, evento que luce destinado a convertirse en una cita tradicional de las letras venezolanas. Lo disfruté enormemente, disfruté leer frente a la audiencia, disfruté escuchando a mis dos compañeros de jornada, Dayana Fraile y Gabriel Torrelles, y disfruté sobre todo de esa magia que habita en la narración oral y que durante los cinco minutos que leí y los quince que escuché me permitió convertirme en shamán y en miembro de la tribu, una tribu que ha logrado sobrevivir a pesar de lugares como El Rosal.

Muchas gracias a los que asistieron, a Ednodio Quintero por la generosa contribución para mejorar el texto y en especial a los organizadores, Ana Teresa Torres y Héctor Torres.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Disculpa una pregunta, Cómo te definirías si hubieses estado en
A.- Plaza Venezuela ¿El Cacique de los Perrocalenteros?
B.- Petare ¿El Gurú del Carrito por puesto?
C.- En Sabana Grande leyendo ¿El típico loco leyendo el Apocalipsis y diciendo que Cristo viene y se presentará en el concierto de despedida de ilan chester?
Gracias, por tú respuesta

Luis Alejandro Ordóñez dijo...

Interesantes opciones. Me atrae la de Sabana Grande, no tanto por anunciar la llegada de Cristo sino porque siempre es bueno volver a pedirle a Ilán que esta vez sí sea para siempre. En todo caso, si esas son las opciones mi punto queda demostrado: necesitamos más refugios. Gracias a ti por tomarte el tiempo.

Anónimo dijo...

QUÉ TAN IMPORTANTES SON LOS REFUGIOS? CARACAS ES UNA CIUDAD ¿QUE TE PERMITE REFUGIARTE O SIMPLEMENTE ES UNA CIUDAD QUE TE OBLIGA A REFUGIARTE? GRACIAS POR CONTESTAR

Luis Alejandro Ordóñez dijo...

Todos necesitamos refugios, espacios donde podamos abrir paréntesis a las rutinas, al caos, a los peligros. Tomarse un respiro para ir a escuchar a alguien leer es una de esas formas de refugiarnos y sin duda Caracas lo está permitiendo gracias a iniciativas como la de la Semana de la Narrativa Urbana. Quizás sea porque Caracas nos está obligando a que se creen espacios como ése, quizás no.