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30 de diciembre de 2006

El disco más importante del año 2006

Flor de Fuego, de Caramelos de Cianuro.

No en su versión de discotienda; si lo compras en Recordland tendrás en tus manos un disco bastante simplón y malo. Pero en su versión promocional, que se entregó en una cadena de salas cinematográficas por la compra de un combo de cotufas y Pepsi, el disco se convierte en el producto más interesante del 2006.
Mientras otros artistas venezolanos decidieron rendirse a la industria de la piratería y agradecerle los beneficios que les brinda, Caramelos de Cianuro mantiene una lucha distinta contra la distribución pirata de sus discos: ya que no pueden evitarla, buscan desincentivarla. Un miembro de la banda, al anunciar la forma de distribución del disco, dijo que ya que los buhoneros lo iban a vender quemado, prefería regalarlo. Con esa decisión, Flor de Fuego se convirtió en ejemplo de la lucha que hoy por hoy se libra por controlar la distribución de las obras intelectuales y creativas tras el advenimiento de las nuevas tecnologías de información y comunicación. Ante la imposibilidad de controlar la distribución de su producto, Caramelos renunció a obtener beneficios de esa distribución, pero quién sabe si ganando mayores audiencias. Es mi caso, ni quemado habría comprado el nuevo disco de Caramelos de Cianuro, hoy escribo sobre él.
Algunos dirán que la decisión de Caramelos fue fácil, amparados en el contrato que mantienen con Pepsi y que los convierte en parte de la imagen del refresco en el mercado venezolano. Me sumo a los que piensan eso: de no haber sido por Pepsi, creo que Caramelos no habría tomado la decisión de distribuir su disco gratis. Lo digo, porque en el disco hay rastros de incomodidad con el rol asumido. En la canción Electrobotic nos dicen La música ahora se compra ya no importa qué compuso quién/ El arte está de sobra pues lo que cuenta es verse bien/. El grupo que por la compra de un refresco regala su disco con una portada donde el símbolo del refresco es más grande que el nombre de la banda, se queja de que el arte está de sobra y que ya no importa el artista.
Por si fuera poco, la canción más adelante agrega No tengo tiempo para un disco/ Ni tengo tiempo para una canción/ Ahora pienso que es lo mismo/Bajarme el ringtone/. Con esto, la diatriba no es solo contra el rol de la banda sino contra el estado actual de cosas donde la música se ha convertido en simple aviso de que tenemos que contestar una llamada.
Gracias a la nuevas tecnologías, pues son las que han potenciado la piratería, Caramelos tuvo que renunciar a obtener beneficios por la distribución de su disco, y por si fuera poco, esas nuevas tecnologías han igualado su música al sonido de un teléfono. Pareciera que Caramelos no se siente nada a gusto con el impacto de las nuevas tecnologías en la industria musical, y por eso el grito de guerra que se escucha en la canción Chewin' gum contra el icono más importante de ese impacto: Sueno tan alto que te fundo el ipod.
Si bien no creo que Caramelos esté en vías de iniciar una guerra contra el ipod o los ringtones, las líneas que aquí describo son un interesante ejemplo del efecto que los nuevos modos de distribución de información, casi sin costos de transmisión o de almacenamiento, están teniendo sobre nuestras vidas.

28 de diciembre de 2006

El Quijote

Hurgando en mi computadora, me topé con estos cuatro artículos que escribí con motivo de los 400 años de la publicación del Quijote. Nunca los publiqué, y para darles la oportunidad de que alguien se tope con ellos los coloco aquí, uno tras otro.

El Quijote en la ciudad de cristal
Cuando Quinn, personaje principal de La ciudad de cristal, se encuentra con Paul Auster, ambos conversan sobre el trabajo que el segundo está realizando en ese momento: un ensayo sobre el Quijote, específicamente sobre la autoría del libro. Incrédulo, Quinn pregunta si hay alguna duda al respecto, a lo que Auster contesta que no, él se refiere a quién era Cide Hamete Benengeli, autor del texto en árabe del cual Cervantes dice ser sólo el editor: En Don Quijote, tratándose de un alegato contra los peligros de confundir fantasía y realidad, se hace un notable y permanente esfuerzo por asentar que el relato es completamente cierto, que lo narrado es una crónica ajustada fidedignamente a lo sucedido en la realidad. Así, el narrador se convierte en testigo presencial de las aventuras del Quijote, por lo que Auster concluye que el único que pudo haber sido Cide Hamete Benengeli es el mismísimo Sancho Panza.
Auster argumenta que Sancho Panza, si bien no sabía leer ni escribir, era un narrador excepcional, con un don de palabra que ya quisiéramos muchos, por lo que no es difícil imaginarlo dictándole las aventuras del Quijote a algún escriba, seguramente al Bachiller Sansón Carrasco. Luego, Carrasco traduciría al árabe el libro, que de alguna manera llegó a las manos de Cervantes. Así, el libro habría sido el último e ingenioso intento de Carrasco, el Cura y el Barbero por salvar de la locura a su amigo Alonso Quijano, quien al leer su propia historia sería capaz de reconocer la confusión en que había estado viviendo.
Lo interesante de la explicación de Auster a Quinn no es el argumento, sino que La ciudad de cristal tiene esa misma estructura. La ciudad de cristal es la primera parte de La trilogía de Nueva York, libro que colocaría a Paul Auster como uno de los escritores más importantes de la literatura estadounidense contemporánea. En esta primera parte, Paul Auster no se presenta como el escritor del libro sino como uno de sus personajes, de hecho, la historia comienza porque alguien confunde a Quinn con Paul Auster, detective privado, y el encuentro antes señalado se da gracias a que Quinn buscaba al detective privado Auster. Incluso, Auster reconoce a Quinn, quien es escritor, pero Quinn no tiene idea de que Auster es un autor publicado. En La ciudad de cristal asistimos al destino trágico de Quinn, narrado gracias a la trascripción de un cuaderno que el mismo Quinn llevaba, una especie de diario, agenda y notas sueltas, al que Auster tiene acceso pero debido a la culpa que siente por su posible responsabilidad en el final de Quinn, se lo entrega a otro escritor del que desconocemos su nombre y es quien le da forma de novela a lo escrito por Quinn asegurándonos, como Cervantes, que él es un simple transcriptor y aunque está seguro de la veracidad de lo que leeremos, no puede dar por descontado que en las notas de Quinn haya alguna laguna o algún dato no sujeto a la verdad.
Así, nada nos impide pensar que el autor de La ciudad de cristal escribió la vida de Quinn para hacérsela llegar a éste y así intentar que saliera del mundo de locura y autodestrucción en que había caído, como el Bachiller, el Barbero y el Cura intentaron una y otra vez con Quijano.

El error de Avellaneda
Había cierto consenso sobre la autoría del Quijote de Avellaneda, atribuida a Baltasar de Navarrete. Pero en la conmemoración de los 400 años de la publicación del Quijote, ni siquiera la apócrifa segunda parte podía escapar de la atención del mundo. Un soldado aragonés que coincidió con Cervantes en Lepanto, de nombre Jerónimo de Pasamonte, habría sido el autor del falso segundo tomo, en venganza por una burla hacia su persona que Cervantes hiciera en la primera parte. Así, los presos camino de galeras Ginés de Pasamonte y Ginesillo de Paradilla, habrían sido la ridiculización del futuro autor del Quijote de Avellaneda, quien produciría su versión de las aventuras del ingenioso hidalgo en un ajuste de cuentas literario. Cervantes habría ridiculizado a Pasamonte porque éste se atribuyó un desempeño heroico en la batalla de Lepanto que no estaba acorde con la realidad y que al manco le produjo una indignación que valía ser recordada cuatrocientos años después, y contando.
Pero más allá del autor, de sus intenciones y de la anécdota de que el Quijote haya sufrido uno de los primeros casos de piratería editorial, el legado de Alonso Fernández de Avellaneda, seudónimo con que firmaron la obra, se encuentra en la mismísima segunda parte del Quijote, la verdadera, y si Avellaneda hubiera imaginado el efecto que su venganza o travesura produciría, jamás habría escrito su tomo.
Durante la segunda parte del Quijote, éste y Sancho Panza están al tanto de la existencia de un volumen con falsas aventuras atribuidas a estos, produciendo varios de los más logrados momentos de la saga cervantina. Por ejemplo, cuando Altisidora le narra a Sancho y a Don Quijote su paso por el infierno, reseña la conversación entre dos diablos sobre las pocas luces literarias de una segunda parte escrita no por Cide Hamete sino por un aragonés que dice ser natural de Tordesillas, un libro tan malo que si el diablo se propusiera hacerlo peor no lo lograría. O aquel encuentro entre Don Quijote y Álvaro Tarfe, donde el hidalgo pregunta si se trata del mismo Álvaro Tarfe que anda impreso en la segunda parte de la historia de Don Quijote de la Mancha, dando a entender que no sólo Cervantes sino el mismísimo Don Quijote han leído el volumen de Avellaneda.
Cervantes, con habilidad y maestría de zorro, incorpora el Quijote de Avellaneda a su obra no sólo para ridiculizarlo (sin duda, ridiculizar a otros fue una de las motivaciones más importantes de toda la literatura de Cervantes) sino para convertirlo en parte del universo Quijotesco, en una más de las obras que leyó Alonso Quijano y que le produjeron su locura. Aún más allá, involuntariamente Avellaneda le permitió a Cervantes llevar hasta la perfección el juego que entre realidad y fantasía es el Quijote. Porque con esas constantes alusiones a la falsa obra, le otorga una veracidad al Quijote que de otra forma habría sido mucho más difícil de lograr. La existencia del Quijote de Avellaneda permite que Don Quijote vea en la imprenta su falsa historia y lance unas palabras con tal peso que sentimos su presencia a nuestro lado: Que las historias fingidas tanto tienen de buenas y de deleitables cuanto se llegan a la verdad o la semejanza della, y las verdaderas, tanto son mejores cuanto son más verdaderas.

La salvación de Cervantes
De los finales que pudo haber tenido el Quijote, Cervantes escogió el peor de todos. Entregado a la melancolía del confinamiento en su aldea tras ser derrotado por el Caballero de la Blanca Luna, Alonso Quijano cae en cuenta de la confusión en la que había vivido, y recupera la cordura y el sentido de la realidad, justo antes de enfermarse y morir.
Y en medio de su cordura, Alonso Quijano se desdice del Quijote: exige felicitaciones porque ya no es Don Quijote de la Mancha sino Alonso Quijano, conocido como el Bueno; le pide perdón a Sancho Panza por haberle hecho creer que era un caballero andante; clama porque su arrepentimiento y su verdad le devuelva la estimación que alguna vez tuvo, dándonos a entender que cree haberla perdido debido a su encarnación del caballero andante; y en una de las cláusulas de su testamento llega al punto de pedir perdón al autor del Quijote de Avellaneda por haberlo obligado a escribir tantos disparates, en un último dejo de ironía cervantina que salva al testamento de ser uno de los más tristes documentos de la historia de la literatura; triste, porque ese documento, y no la muerte de Alonso Quijano el Bueno, es la estocada que hace perder la vida a Don Quijote.
En un ciclo que se inicia y culmina en la aldea de Alonso Quijano, Don Quijote de la Mancha comienza y termina como un alegato contra los efectos de ciertas lecturas perniciosas. Partimos de la quema de libros que realizaron el Barbero y el Cura, y llegamos a las palabras del propio Alonso: Ya soy enemigo de Amadís de Gaula y de toda la infinita caterva de su linaje; ya me son odiosas todas las historias profanas del andante caballería; ya conozco mi necedad y el peligro en que me pusieron haberlas leído; ya, por misericordia de Dios, escarmentando en cabeza propia, las abomino. El alegato contra los libros de caballería termina en la propia voz de Benengeli, dando por terminada su narración pues anticipa que con la misma esos libros caerán en el olvido y serán aborrecidos por la gente.
A pesar de haber creado al más amado y digno de admiración de los caballeros andantes, Cervantes nunca abandonó el lugar que escogió para sí, justo al lado del Barbero y el Cura, pasándoles él mismo los libros que debían morir en la hoguera. Si Cervantes viviera entre nosotros, es muy probable que estaría dando alegatos contra el efecto nocivo de ciertos programas de televisión, de los video clips, de los cómic, de los libros que hoy por hoy su contenido es considerado contrario a la buena literatura, a las buenas costumbres o a algún proyecto político, social, cultural o religioso. Lo único que diferencia a Cervantes de todo censor y moralista de medio cuño, es que de la pluma del manco nació Don Quijote.
Y si bien Don Quijote no pudo salvarse del regreso a la cordura de Quijano, sí pudo vivir lo suficiente para salvar a su creador, Miguel De Cervantes.

La ínsula de Sancho
La mayor víctima de la locura de Alonso Quijano fue, sin duda, Sancho Panza. En sus últimas palabras al moribundo, da muestras de que al contrario de éste, el mundo creado por Don Quijote y su escudero ya son parte inseparable de la realidad de Sancho. Sancho le pide al Quijote, el único Alonso Quijano que conoce, que se levante de la cama y se marchen al campo vestidos de pastores como habían concertado, y tal vez así encuentren a Dulcinea desencantada. Además, se hace eco de la muerte que preferíamos para el Quijote, al decirle que si se está muriendo del pesar de verse caballero vencido, le eche la culpa a su escudero por haber cinchado mal a Rocinante.
El mundo quijotesco fue vivido por Alonso Quijano en medio de alucinaciones y desvaríos, pero Sancho Panza fue escudero en su libre albedrío. La pérdida de Sancho es mucho mayor que la de Quijano, él no era nadie antes de ser escudero, y si bien tiene la promesa testamentaria de recibir el pago de la deuda que el Quijote contrajo con él, sin duda Sancho hubiera preferido seguir siendo gobernador de la ínsula Barataria.
Así, el alegato que Cervantes construyó contra los efectos de ciertas lecturas, llega a su total magnitud con el resultado que esas lecturas tienen sobre Sancho Panza, que aún no sabiendo leer ni escribir, cosa que podría haberlo mantenido a resguardo, no tiene ningún mecanismo para separar fantasía de realidad.
Durante todo el libro, Sancho es una muestra de sabiduría y honorabilidad popular, pero también de cómo es presa fácil de sus emociones y de engaños a pesar de todas esas virtudes campechanas. Por ello es tan inesperado y extraordinario el resultado del gobierno de Sancho en Barataria. Si bien se trata de un gran montaje, y todos los que rodean a Sancho como gobernador de la ínsula están esperando el más pequeño desliz para hacer burlas de éste, los actos y decisiones que Sancho realiza y toma en su investidura van conquistando a los simuladores, a tal punto que la aventura concluye diciéndose que él ordenó cosas tan buenas que hasta hoy se guardan en aquel lugar y se nombran Las constituciones del gran gobernador Sancho Panza.
Excepcional es la situación donde, en una parodia del juicio salomónico, el gobernador Sancho exige que se deje pasar por el puente la parte del hombre que dice la verdad y ahorquen la parte que dice mentira, para terminar decidiendo según la misericordia pues la justicia se encuentra en duda. En todo momento, la sensación de los gobernados por Sancho es que están ante un nuevo Salomón, preguntándose si la sola posesión de un cargo puede aflorar virtudes escondidas en los hombres. Pero son las mismas virtudes que hemos visto en Sancho a lo largo de la obra, sólo que desplegadas en su nueva función y por ello convertidas en ley, por más simulacro que fuere, cobran una resonancia tal que igualan a Sancho con los más grandes reyes. Así, el mundo de confusiones entre realidad y fantasía que es el Quijote, pasa a estar en los ojos y prejuicios de los perpetradores del engaño de Barataria y, obviamente, de los lectores.
En Barataria, Cervantes, tal vez sin estar demasiado conciente de ello, hace un alegato contra la nobleza y a favor del gobierno del pueblo que sólo las risas que produce la aventura de gobierno de Sancho pudieron acallar.

29 de noviembre de 2006

¿Quieres ser Chávez?


¿Quieres ser John Malkovich? es el título en español de una película muy especial donde el personaje principal descubre un portal que lleva directo a la cabeza de John Malkovich, el famoso actor de cine y teatro. Malkovich, interpretándose a él mismo, descubre el asunto y decide cruzar el portal, metiéndose en su propia cabeza como un invitado más. ¿El resultado? Malkovich observa un mundo onírico donde todo lo que le rodea es su propia imagen y lo único que puede decir es su nombre: Malkovich, Malkovich, Malkovich.
En estos días de campaña electoral y de múltiples llamados a votar por una opción o por otra, he pensado mucho en esa escena de ¿Quieres ser John Malkovich? En varios afiches se ve al presidente-candidato con el mensaje “Chávez: Victoria de Venezuela”. Pero lo inusual del asunto es que una burbuja de diálogo, como las que se ven en los cómics, pone al mismísimo candidato a decir la frase. Chávez diciendo Chávez Victoria de Venezuela. Chávez, al hablarle al país, lo que le dice es Chávez, como si, al igual que Malkovich, estuviera ya tan metido en su propio mundo que él es su único referente.

5 de septiembre de 2006

Conversación

La mamá de una amiga le explicaba por teléfono lo que el técnico de computadoras hizo en su visita:
-Él trajo su laptus y sí le funcionó el mazinger.

24 de agosto de 2006

Degradado

Ya no son nueve los planetas del Sistema Solar. Plutón ahora es un objeto transneptuniano, o en el mejor de los casos un planeta enano, por decisión de los astrónomos del mundo. Al parecer es un triunfo del supuestamente más exacto criterio científico sobre otros menos confiables, como las razones históricas. Incluso algunos dicen que esta decisión ha debido ser tomada hace tiempo y que es bien merecida. ¿Qué hizo Plutón para merecer esto?

21 de agosto de 2006

Richard vs. Superman

En la última película de Superman no tomé partido por el héroe, ni siquiera por el villano (que en este caso, cosa inusual, no resultó más interesante, complejo y seductor que el propio héroe), mucho menos por la amada del héroe (demasiado histérica e insoportable para mi gusto); tomé partido por Richard, personaje prescindible y secundario, abnegado marinovio de Luisa Lane, padre responsable y cariñoso de un hijo que no es suyo y que todo el mundo cree que sí, perdidamente enamorado de una mujer que lo compara con un tipo que vuela y que es considerado la salvación de la humanidad, rival de un superhéroe tan dotado que tiene que utilizar los interiores por fuera y que después de perderse por cinco años le basta una frase hecha para poner a la Luisa de nuevo a suspirar y a dudar de su actual relación. Richard, mis respetos.

16 de agosto de 2006

Vicios de viejo

Ya que hace unos días toqué el tema de la vejez de los escritores, no viene mal citar la entrada que hiciera Alejandro Gándara en El Escorpión, a propósito de la reciente confesión de Günter Grass sobre su pasado en la SS. La entrada en específico la pueden ver aquí.

Percepciones

La semana pasada estuve en un foro que tocó distintos aspectos de la realidad caraqueña. Una de las intervenciones se inició con el ponente llamando a una persona en silla de ruedas para que lo acompañara a él en el podio. La persona no podía llegar hasta ahí, porque el auditorio simplemente no estaba diseñado para ello. Entonces, el ponente fue mostrando cómo la ciudad está llena de obstáculos para las personas con dificultades para desplazarse, y cómo incluso los edificios más nuevos (Hizo punto aparte para alabar la inclusión de ascensores en la Línea 4 del Metro) siguen ignorando o pasándose por encima las normas tanto de construcción como de solidaridad humana.
Pero lo interesante a comentar fue la reacción no de una sino de varias personas en el auditorio. No sé si puestos en los zapatos equivocados de la mujer en silla de ruedas lo llamaban cruel e insensible, le reclamaban cada uno de los ejemplos que exhibía como si él mismo los hubiera construido para poder armar su ponencia. Es el caso más extraño de matar al mensajero que he visto. Por suerte, durante el ciclo de preguntas fueron muchas las que le agradecieron su intervención. Pero amigo de los organizadores, el moderador me dijo que tuvo que dejar de leer un par de preguntas donde los remitentes se dedicaron a insultar a diestra y siniestra a quien más bien había ido a ese foro a decirnos que tenemos que pensar un poco más en el otro si queremos tener una mejor ciudad.

15 de agosto de 2006

La verdadera Yasuri

A nadie le guardo tanto rencor como a aquel compañerito de clases, con más experiencia en la vida, con más kilometraje, que me dijo que ni el Niño Jesús ni San Nicolás existían; aunque he leído varias veces que Walt Disney no está congelado sino bien muerto, todavía espero con cierta avidez que alguien anuncie el descubrimiento de la cura de los males que lo llevaron a su cuasi muerte y se inicie el proceso de calentamiento; sentí una grandísima decepción cuando W. Mark Felt confesó que él era Garganta Profunda en vez de llevarse el secreto y el orgullo a la tumba; intenté taparme los oídos y los ojos los días posteriores al cabezazo de Zidane, para no oír ninguna versión ni explicación y quedarme con el misterio de sus razones, pero en un descuido leí las declaraciones donde explicaba lo que lo llevó a golpear a Materazzi. Por eso, mi devoción a Yasuri Yamileth, convertida en fenómeno de masas gracias a preguntarnos de dónde salió, quién es, dónde está, se presentará frente a nosotros, mientras grabábamos nuestras propias versiones de la Gillette y veíamos las de los demás, hipnotizados por los tristes espectáculos que todos somos capaces de hacer. Pero la necesidad de saberlo todo, de descubrirlo todo, de no tener dudas ni secretos ni misterios también alcanzó a la YY. Se llama Catherine Severino y está de visita promocional a Venezuela. Por lo menos ni ella misma sabe quién es la chica del video. Me quedo con ésa. Para mí, la del video siempre será la única y verdadera Yasuri Yamileth.

12 de agosto de 2006

Dos clases de tonto

En general, devolver algo prestado es bastante difícil. Ropa, herramientas, utensilios de cocina, cosas de oficina, toda una gama de objetos que suelen salir con facilidad de nuestras manos y que al necesitarlos de nuevo es muy probable que vayamos a buscarlos donde suelen estar, y que solo al no encontrarlos en ése ni en ningún otro sitio recordemos que los habíamos prestado y nunca los devolvieron. Pero con esos objetos nadie se tomó el trabajo de componer aforismos como "hay dos clases de tonto: el que presta unas tijeras y el que las devuelve", "hay dos clases de tonto: el que presta una camisa y el que la devuelve" o "hay dos clases de tonto: el que presta un sartén y el que lo devuelve", no, la condición de tonto a la hora de prestar y de devolver algo es exclusiva de quien lo hace con un libro. ¿Será simplemente que el aforismo del libro se compuso primero y ya no tenía sentido hacer uno para el destornillador, la linterna o el pirex, objetos tan útiles y que inesperadamente pueden necesitarse, que dejar de tenerlos a disposición parece sin duda una tontería? ¿O en la forma que poseemos un libro hay algo que no se compara con la posesión de otros objetos que convierten el deshacernos de los libros en un sinsentido?

Purismos

Me parece mucho más hermoso abrir algo que aperturarlo; creo que es preferible tener un problema que una problemática; y nunca me verán haciendo una aclaratoria, pero siempre estaré dispuesto a hacer cualquier aclaración.

10 de agosto de 2006

Marcalibros

Parecerá necedad, pero no encuentro mis marcalibros y eso me asusta, es como si fuera el préambulo a dejar de leer, porque sin el marcalibro a mano no soy capaz de detener la lectura, y solo hay un paso de ahí a sentir que si comienzo un libro no podré parar hasta terminarlo so pena de no saber dónde retomar lo leído. Ese sentimiento me mantendrá alejado de libros de quinientas, cuatrocientas, trescientas, doscientas páginas, de cien dependerá del tamaño de la letra, pero pronto ni eso, el músculo lector se irá atrofiando hasta que un cuento corto me parecerá compuesto por una inabarcable cantidad de palabras. El dinosaurio todavía estaba allí, pero yo no pude leer para saberlo.

9 de agosto de 2006

Extrañezas

Los deportistas pierden facultades, los oficinistas se jubilan, los profesores no aguantan dar el número de horas que solían dar, los cirujanos pierden el pulso, pero por alguna extraña razón creemos que los escritores no envejecen y que por el contrario, aumentan en maestría con los años y que sus cada vez más prolongados silencios no son de cansancio sino de creación.

1 de agosto de 2006

Olfato periodístico

Enamórate de la mujer, no de la periodista, dijo, enigmática, cuando supo oler en mi deseo una turbulenta corriente de confusiones. Luego, sin más, se fue, se fue y no volvió, se alejó de mí como siempre terminan alejándose aquellos quienes nos aprecian pero que no pueden corresponder nuestros sentimientos. Lo triste es que no me di cuenta de que se había ido. Cómo iba a darme cuenta si ella me acompañaba en todos los desayunos; entre el café y la ida al trabajo me dibujaba un mundo no perfecto, más bien un mundo lleno de terribles males pero del que quería participar, del que participaba con ella, junto a ella. Cómo iba a darme cuenta si también me acompañaba en las noches; me hablaba en la cama, justo antes de apagar la luz, contándome cómo había sido el día, un día siempre escandaloso pero que había valido la pena porque ella estaba ahí narrándolo, explicándolo, interpretándolo. Y si alguien me preguntaba por ella, yo le respondía está muy bien, trabajando mucho, ayer cubrió una huelga de hambre en la cárcel de Tocorón y antes de ayer hizo un reportaje sobre niños que necesitan trasplantes de órganos; lo decía como si ella me lo hubiera dicho, como si ella misma me mantuviera al tanto, lo decía como si en el decirlo estuviera la prueba de que ella era una mujer especial, una mujer con la que valía la pena compartirlo todo, con la que de hecho compartía la vida aunque en su ausencia.
Supe que nunca tuve a la mujer cuando también perdí a la periodista. Una mañana no estuvo presente a la hora del desayuno, tampoco vino en la noche, la esperé una larga semana, llamé al periódico y al canal y me informaron que ella ya no trabajaba en ninguno de los dos lugares; y cuando intentaba llamarla por teléfono recibía por respuesta el odioso pitido o la voz electrónica de la equivocación. Pronto caí en cuenta de todo el tiempo que había pasado desde la última vez que realmente hablamos, justo la vez en que ella entendió que mi fascinación era por la periodista y no por la mujer.
Sin duda, su olfato periodístico le dijo por donde iba mi historia. Lo único que le reprocho es que haya dejado el oficio, aparentemente para dedicarse a criar un hijo que pronto fueron dos. Con su renuncia, perdí una manera única e inusual de contar y entender la realidad, una realidad que solía serme del todo ajena y que pasaba a formar parte de mí de una manera vívida e indispensable. Desde que la perdí, sé que un pedazo importante de lo que seré no llegará a mí porque ella ya no está para entregármelo en el desayuno o justo antes de apagar la luz.

24 de julio de 2006

Desmentidos existenciales

Yo no dije eso, mis palabras fueron sacadas de contexto, pusieron comillas a algo que escribió el periodista, él/ella no quiso decir eso, fue víctima de una malinterpretación con fines oscuros; el desmentido es noticia sobre la noticia, es el pataleo de todo aquel que es centro de atención, es incluso un derecho, es una práctica común, los periódicos del mundo llenan parte de sus páginas publicando réplicas, desdiciéndose de sí mismos, de sus periodistas, distanciándose de sus propias páginas. Pero no fue en un periódico donde la práctica del desmentido llegó a límites propios de estos tiempos de clones, de yo-virtuales y de intertextualidad, aunque, claro está, la información del desmentido nos llega a través de las páginas de los periódicos, deportivos para más señas. Terrel Owens, estrella de fútbol americano, declaró recientemente que en su autobiografía titulada T.O., hay una frase que él no dijo.

20 de julio de 2006

Maroa y la piratería

En El Nacional de hoy, Solveig Hoogesteijn, cineasta venezolana, directora de Macu, Santera y de la recién estrenada Maroa, escribe un interesante y sentido artículo tras haber visto que apenas un día después de su estreno, Maroa ya era vendida en copias piratas por los buhoneros. Incluso un informal, al verla demasiado interesada en la mercancía, se la ofreció con recomendación y todo: Es de la misma autora de Macu, la mujer del policía.
Su artículo me puso a pensar sobre un par de aspectos del delicado tema de la piratería. El primero, que si bien la piratería daña los ingresos de buena parte de la industria, incluyendo los del creador, es, por otra parte, aliada de éste en cuanto a la difusión de la obra. En el artículo de Hoogesteijn se ve claramente la ambigüedad que puede tener un creador frente a la piratería: si bien se queja de la merma de ingresos y de lo afectadas que se ven las personas que trabajan en hacer películas, le agradece a los piratas que hoy por hoy todavía sea posible encontrar Macu en muchos tarantines, y lo que les pide respecto a Maroa, es que la gente tenga chance de verla en las salas y que luego los piratas se dediquen a llevar a Maroa hasta el Delta del Orinoco.
Y ese pedido me lleva al otro aspecto. Hoogesteijn le pide a los piratas una tregua de un mes para que la gente vaya a las salas y disfruten de la película tal como es. La directora menciona los asientos, las cotufas, el que no suene el celular y que los niños no molesten, además de poder disfrutar de un sonido que te hace agachar la cabeza como si el disparo que sucede en la pantalla pudiera alcanzarte. Es válida la pregunta: ¿por qué la sola presencia de unas copias piratas en la calle hace que la gente renuncie a lo mencionado por Hoogesteijn? ¿Por qué ese disfrute de la película en la sala vale tan poco? Si el ir a una sala de cine depende solo de que no encontremos una copia barata a mano, quizás la experiencia de asistir a una sala no está resultando demasiado satisfactoria para la gente. La piratería tal vez le saca tanto provecho a esto como a vender el producto más barato.

19 de julio de 2006

Malabares

La luz cambió a rojo y comencé a frenar. Apenas me detuve, el harapiento bufón se paró frente al carro. Con maneras más hambrientas que artísticas me mostró sus manos, nada por aquí, nada por allá. Sacó de sus bolsillos cuatro pequeñas esferas, les prendió fuego y las lanzó al aire. Las bolas de fuego saltaban de sus manos de amianto una y otra vez, sin parar, sin caer nunca, más y más rápido, el fuego cada vez más intenso, más caliente, era como ver cuatro cometas viajando en la misma órbita, cada uno persiguiendo la estela de luz del otro hasta que lograron morderse las colas creando un aro perfecto que encerró el infinito. Dentro del aro vi la luz verde. Fui tras ella, hundiendo hasta el fondo el acelerador.

Yasuri


Ya no nos conformamos con ver el video una y otra vez...

Esta mañana recibí este anuncio por email; ya la fiebre de Yasuri Yamileth está llegando a extremos impresionantes.

1 de julio de 2006

Decisión por penaltis

Entre las múltiples noticias que el partido Alemania-Argentina ha generado, encontré ésta sobre el trabajo de preparación que la selección alemana traía respecto a las costumbres de los jugadores argentinos a la hora de chutar desde el punto penal. Al parecer, el arquero Lehmann sólo tenía que revisar su lista para saber a dónde tenía que lanzarse. Cruz pega a tu derecha arriba; Ayala, abajo a tu izquierda; Maxi abajo a la derecha; Cambiasso abajo a la izquierda. Al parecer, la lista estuvo cien por ciento acertada, porque Lehmann adivinó todos los lanzamientos y pudo parar dos.
Días atrás, Tim Harford reseñaba cómo la Teoría de los Juegos puede servir para estudiar el lanzamiento de penaltis. Después de todo, se trata de un juego estratégico entre el pateador y el portero. El que patea decide dónde y cómo va a chutar tomando en cuenta lo que el portero puede hacer; el portero decide a dónde lanzarse intentando anticipar lo que el otro hará. Harford acude al economista de la Universidad de Brown, Ignacio Palacios-Huerta, quien ha estudiado las costumbres a la hora de patear penaltis de unos 42 futbolistas, y encontró que los más exitosos en el asunto, tanto cobradores como porteros, son los futbolistas cuya estrategia es completamente impredecible. Así, la lista de Lehmann para esos jugadores (Harford menciona a Zidane) diría algo así como "a donde sea".

7 de junio de 2006

Comala

No sé si la ausencia es temporal o si la librería www.comala.com desapareció para siempre. Si es lo segundo, me siento parte de su fracaso. Fui uno de los que utilizó su servicio de publicaciones por demanda para sentirme un poco más serio, más profesional en el asunto de escribir. Apenas leí la novela en formato de libro y no en hojas recién salidas de mi impresora, supe que no debí haberla publicado. Pero no fui tras los dos o tres, máximo cuatro, ejemplares que circularon por ahí, ni tampoco le envié un mensaje a Comala para que dejaran de ofrecer el libro; y reciente e inesperadamente me dio por poner un enlace en éste y en mi otro blog a la página del libro en Comala, enlace que ya eliminé pues llevaba a la nada. Ahora que nadie podrá encontrarse con mi llena de fallas primera novela, siento una especie de ratón que contrasta con mi absoluta certeza de que es mejor que nadie más la lea. Siento, luego me contradigo, habría podido decir Descartes.

En estos días, en Libreros han estado escribiendo sobre la destrucción de libros y sobre la desaparición de librerías. ¿Vale lo mismo para librerías virtuales? ¿Para libros que desaparecieron antes de siquiera haber sido impresos?

4 de junio de 2006

El Mundial

En momentos como éste siempre recuerdo a Seinfeld, cuando en una de sus rutinas comentaba cómo no había sensación más extraña y más frustrante que estar viendo el comercial de un producto mientras se utiliza o consume ese producto. Supongo que lo mismo podremos decir del Mundial una vez que comience el torneo. Por más que Ronaldinho la dibuje contra Australia, que Henry le dé chocolate a los suizos, o que Lampard saque de la cancha a los paraguayos, las cosas que hagan siempre serán menos impresionantes, menos intensas y más aburridas que las que hacen en los comerciales de Nike, de Gatorade, de Pepsi, de Panelas de San Joaquín. Cuando comience el torneo y los partidos duren 90 minutos, con mucho saque de banda y balones retrasados, con equipos que juegan a no perder, con marcas asfixiantes que saquen de sus casillas a alguna estrella, con equipos favoritos que juegan mal y equipos que ganan sin que estemos seguros por qué, el fútbol volverá a parecerse al fútbol.

31 de mayo de 2006

Fórmula u Obsesión

Tantos y tantos creadores que parecieran hacer lo mismo una y otra vez, como si repetirse fuera un destino y el arte no mucho más que la condena de Prometeo.
Pero lo interesante es cómo nosotros juzgamos esas repeticiones, ese volver sobre las mismas historias, los mismos ritmos, los mismos trazos. A los artistas que no nos producen mayores emociones los criticamos por aferrarse a su fórmula; a los que nos hacen comportar como niños que se ríen de la misma gracia una y otra vez, a esos los admiramos por convertir sus obsesiones en obras maestras.
Hoy, al comentar que Paul Auster fue galardonado con el Príncipe de Asturias de las Letras, alguien dijo que la formulita le ha salido rentable. Yo le riposté diciendo que no es fórmula, es obsesión, es la misma historia contada de mil maneras distintas para poder sobrevivir, tal como Sherezade. Por supuesto, mi interlocutor se rio de mí; yo lo compadecí a él. No hubo fin ni conclusión, sólo cambio de tema.

21 de mayo de 2006

Bar El Tufo




Encontré esta foto entre un montón de cosas viejas. La tomé hace por lo menos diez años. ¿Dónde? En Güiria, estado Sucre. Me pregunto si el Bar El Tufo todavía existe. Si tienes información al respecto, mucho la sabré agradecer.

14 de mayo de 2006

Cardopusher

No le había parado mucho al disco Simón Díaz Remixes, pero en el concierto que Todosantos dio el domingo 7 de mayo en el Centro Cultural Chacao, escuché su aporte al disco y decidí comprarlo. Como puedes ver, mi afición por Todosantos va pasando a ser de tipo Groopie. Pero no es de Todosantos de quien quiero hablar. Del tributo electrónico a Simón Díaz, el tema que más me gusta es el de Cardopusher, una versión de Mi querencia que transforma la original en un auténtico festín de efectos y ritmos que realmente hace que uno sienta el arte y la creatividad que hay detrás de remezclar un tema.
Me encontré el disco de Cardopusher en Esperanto, y aunque el precio me pareción muy alto, lo compré, atribuyéndole el exagerado costo al hecho de que el DJ vive en los Estados Unidos y su disco lo hizo por allá de manera independiente; distribuir un disco independiente importado aquí en Venezuela a juro debe ser costoso. Pero lo malo no es el precio, es que el disco no me gustó. Lo que es un atributo en el tema del Simón Díaz Remixes, se vuelve una trampa de la que Cardopusher no puede salir en su disco. Exceso de efectos y ritmos en cada uno de los temas, como si el artista estuviera más pendiente de lo que puede hacer con sus máquinas que de las razones para hacerlo.
De todos modos, separados, escuchados uno por vez y no más, cada tema tiene algo interesante. Es un disco que quizás debió ser distribuido tema por tema. En estos tiempos, no todo debería tener el formato heredado de los Larga Duración.

13 de mayo de 2006

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Un nombre guardado en algún rincón, un flash se enciende en la memoria gracias al inesperado comentario en el blog, un rencuentro hasta hace nada tan improbable que hay pocas palabras para expresar la sorpresa y la alegría que sentí.
De las razones que tuve para iniciar mis dos blogs, nunca me pasó por la cabeza el que con ello abría la posibilidad de encontrarme con amigos a los que les había perdido toda pista. Sin duda, ahora siempre hablaré de esta oportunidad como uno de los principales motivos para tener un blog. ¿La amiga que me rencontré? La puedes ver aquí.

12 de mayo de 2006

Sparrows

Un pana que vive en Minnesota, tiene una banda llamada Sparrows, un trío experimental formado por el bajo, la batería y el violonchelo; no puedes negar que la formación es interesante. Me acaba de enviar un mensaje diciendo que el domingo 14, a las 4 pm tendrán un toque para la radio. La emisora puede ser escuchada en esta dirección , y si quieres saber más de la banda pulsa aquí.

19 de abril de 2006

Tango a lo lejos

Si pulsas aquí, puedes leer un cuento mío que acaban de publicar en Ficción Breve Venezolana.

17 de abril de 2006

Balance (lo visto)

*Lo que más me gustó: Maestros Antiguos, España 3. No me lo esperaba, no sabía que ese texto podía ser así, no tenía ni idea que dirían lo que dijeron. Teatro de palabra, me cautivó de principio a fin.

*Lo que menos: estoy entre La noche Árabe, Colombia, y Vida y muerte de Pier Paolo Pasolini, Cuba. El primero, un texto abominable que hizo inútiles los esfuerzos de dirección y de los actores; el segundo, un texto que pretendiendo en cada palabra demostrar la importancia de Pasolini, lo terminó desdibujando y la dirección y los actores ayudaron a ese desdibujo. Al final, termino decidiéndome por Cuba.

*Segundos pensamientos: Hedda Gabler, Alemania 1, me gusta mucho más ahora que en el momento que la vi. Aunque sigo sosteniendo que el cambio de manuscrito a laptop que hicieron como parte de la actualización de Ibsen, debilita a varios de los personajes de la obra, ahora siento que Hedda se mueve por puro fastidio, fastidio y desencanto europeo de siglo XXI que termina produciendo la misma opresión sobre el individuo que la sociedad tradicional e hipócrita que describió Ibsen, sin duda un gran aporte.

*Debilidades de la programación. Hubo fallas en la selección de salas. Hedda Gabler y ¿Quién le teme a Virginia Woolf? necesitaban salas que pusieran al espectador mucho más encima del escenario. También hubo deficiencias en el calendario. Un espectáculo como Rojo, de Australia, no podía coincidir con el cierre del Festival, porque era un espectáculo muy sencillo, demasiado simple. También la selección de obras deja algunas dudas. Es difícil imaginar que Colombia, ¿Estás ahí?, de Argentina, Las chicas del 3.5" Floppies, de México, o She said, coproducción entre Estados Unidos/Eslovenia, sean expresión sintésis del teatro que se hace en sus países de origen. En un Festival no se trata simplemente de traer un buen espectáculo (en el caso de ¿Estás ahí? sin duda lo fue) y menos si se está trayendo una sola obra de un país. Se trata de mostrarnos el estado del arte teatral en la actualidad en el mundo.

*Y con todo, el Festival para mí cierra con un balance positivo: Il Corso, de Alemania 2, I'm my own wife, de Estados Unidos, Hedda Gabler, Mestres Antics y ¿Quién le teme a Virginia Woolf? son espectáculos que sin duda agradeceré por mucho tiempo, mientras que espectáculos como ¿Estás ahí?, Letters from Tentland, de Alemania/Irán, la de México y hasta la de Australia, si bien tengo mis diferencias con los mismos fue interesante verlos.

*Nota aparte merece el espectáculo musical de Taiwan, Los Sonidos del Océano, impresionante, maravilloso, pero como no me siento del todo cómodo catalogándolo de artes escénicas, lo dejé para el final.

Balance (lo no visto)

Terminado el Festival Internacional de Teatro de Caracas, llegó el momento de recapitular, de hacer el balance personal de lo visto y (si ello es posible) de lo que dejé de ver.
Empecemos dejando constancia de las ausencias. No vi a la Sanjuan porque sentí que era un espectáculo que estaba en el Festival para garantizar una gran taquilla; el presentarlo en el Aula Magna me lo confirmaba. Obtuvo buenos comentarios, otros no tanto, quizás dependía del lugar que te tocaba en la inmensa sala para ver un monólogo tipo Cabaret. No vi Israel ni Brasil porque eran danza, tampoco Reino Unido porque eran títeres. Los comentarios de los espectáculos de Israel y Reino Unido (de Brasil no he escuchado ninguno) fueron de alabanza, aunque varios apuntaron a algo que yo le habría dado importancia: la falta de una narración, de una historia, no contaban nada o lo que contaban era muy débil. No fui a Italia porque no me llamó la atención y quedó fuera de mi programación; no he oído nada sobre el espectáculo. No fui a Francia porque nunca voy a obras de Francia; no sé cuándo ni por qué me empezó mi francofobia teatral, pero mantengo la tradición con toda la fuerza de su sinsentido. Los comentarios sobre la obra son disímiles, otra vez escuché lo de la falta de una historia que sostuviera el montaje. No fui a Chile I, la historia del pianista Novescento no me gustó ni con Tim Roth interpretándola; parece que de nada me perdí. No fui a Chile II por un mal intento de utilizar el teatro como excusa para salir con alguien; me perdí un buen espectáculo, bien hecho. No vi España II, Celeste Flora, porque mi fecha coincidió con el día de protestas contra la violencia en Caracas; me salvé de un terrible espectáculo. No vi Apartamentos X, una de las más nombradas del Festival, la gente la alabó por la propuesta, cero historia, muy probablemente a mí se me habría agotado la propuesta en el momento en que toda propuesta se me agota: justo después de que me la proponen; siempre pido desarrollo y resultados, proponer es solo el primer paso de todo espectáculo. No vi venezolanas, salvo una que se me había quedado fría en su temporada; la parte venezolana del Festival es el resumen de la actividad teatral en el país, de la cual estoy pendiente y atento, por lo que no suelo tener mucho que ver en el Festival. Creo que no se me queda por fuera ninguna ausencia. Para no hacer esta entrada demasiado larga, más tarde escribiré el balance de lo visto.

Red

Llegó el final, el último día del Festival, y como me gusta hacer, fui al cierre callejero de la fiesta. En Los Próceres, la agrupación australiana Stalker nos presentó un espectáculo demasiado sencillo, demasiado simple que nos recordó que a veces el teatro de calle está hecho para romper con la rutina de la ciudad y no para asistir a él. Si uno hubiera estado por ahí, caminando, haciendo diligencias, y de pronto, por sorpresa se encuentra con las maromas de los australianos, habría hablado de ello durante un par de días o más. Pero cuando uno fija hora y fecha, sale una hora antes para conseguir puesto en Los Próceres, espera y espera el comienzo del espectáculo, bueno, uno quiere algo más, y con razón, que lo que Stalker tenía para ofrecer.
El espectáculo utiliza como elemento central un aparato de acrobacias no muy versátil: una escalera capaz de girar 90º sobre su eje, que le permitió a la compañía algunos movimientos interesantes, los mismos que harían una y otra vez. Lo mejor se logra cuando tres de los acróbatas se calzan unos zancos y desde el piso hacen una coreografía muy sencilla, pero que con el elemento de los zancos apuntando al cielo logran momentos de cierta belleza e interés. Y cuando utilizan el aparato para ponerse en pie, arrancan los mejores aplausos de la audiencia. Pero no mucho más. El espectáculo termina sin pena ni gloria, ojalá lo hubiera visto a las 5 de la tarde un día laborable caminando por la Francisco de Miranda justo antes de subirme al carrito que hora y media de tráfico más tarde me dejará a unas cuatro cuadras de mi casa al pie de la cuesta que logro subir sólo por la promesa que le hago a mis pies de que apenas entre me quitaré los zapatos.

15 de abril de 2006

Vida y muerte de Pier Paolo Pasolini

El asesinato de Pasolini, y su vida escandalosa, llena de acusaciones por abuso sexual a menores, de procesos contra sus películas por inmorales y decadentes, sirve de pretexto para que el dramaturgo francés Michel Azama y la gente del Argos Teatro, de Cuba, nos hablen del compromiso de un artista para con su idea de la creación, del arte, de la vida y del papel del pensador y del creador en la sociedad. Pero no sirve para develarnos en demasía al artista, al hombre, a Pasolini; siempre oculto tras sus grandes ideales, tras su responsabilidad como transgresor, tras su drama de incomprendido, uno termina no sintiendo nada por ese personaje, demasiado dramático desde el principio, demasiado consciente de sí mismo, demasiado elevado como para que tengamos algo de pena o empatía por él.
A eso ayuda la estructura de la obra, contada en escenas de vida, en momentos precisos e importantes para que entendamos el escándalo y el efecto que sobre su sociedad tuvo Pasolini, todos momentos tan exactos, tan de Wikipedia que el hombre, la persona, el ser humano va quedando fuera del escenario, si es que alguna vez se montó en él. También la actuación tiene su parte de culpa. La vida de Pasolini es tan dramática, tan terrible, que el actor nunca se da respiro en su sufrimiento, en su afectación, secundado por un elenco que quiere estar a la par y que termina caricaturizando a todo aquel que rodea a Pasolini.
En fin, un espectáculo teatral que no conmueve sobre la vida de un artista que sufrió tanto y que tuvo una muerte tan terrible y sin sentido que debió conmovernos desde el principio hasta el final.

14 de abril de 2006

Mestres Antics

Cero acción. Pura retórica. Pero qué retórica. Un texto hermoso, transgresor, que no deja piedra sobre piedra. Thomas Bernhard, escritor austríaco fallecido en 1989, es el autor de la novela Maestros Antiguos, adaptada para el teatro y dirigida por Xavier Alberti, en un montaje de la compañía española Teatre Romea, que a través del encuentro entre dos filósofos en el Kunsthistoisches Museum de Viena, frente a El hombre de la barba blanca, de Tintoretto, nos narra los puntos de vista y pareceres de uno de ellos sobre Austria, sobre el arte, sobre la filosofía, sobre el Estado, incluso sobre los baños austríacos, siempre desde el odio a su país, desde el desencanto, desde el pesimismo, desde la crítica más artera, pero con mucho humor y con una acidez que obliga a la risa para no corroernos en demasía el espíritu.
Un teatro más para oír que para ver, aunque los actores del Teatre Romea le dan una gran presencia y credibilidad al texto, un teatro para incomodar la inteligencia, para sacudirla, para despertarla, un teatro que uno no puede perderse.

13 de abril de 2006

¿Estás ahí?

Funciona, claro que funciona, siempre ha funcionado: la muerte que viene a buscarte y hagas lo que hagas, distraerla para que olvide su cometido, tratarla mal para que se devuelva por donde vino, no se irá hasta que te vayas con ella. Y si eres una mitad de la naranja, estás perdidamente enamorada y eres maravillosamente correspondida, eres joven, y no quieres irte porque acabas de empezar una vida junto a tu amor, no quieres irte porque no quieres correr el riesgo de que ese amor te olvide, la historia no sólo funciona, te conmueve hasta las lágrimas. Y eso fue lo que sucedió anoche en la Sala Rajatabla, cuando el grupo Díaz de Gloria escenificó la obra ¿Estás ahí? de Javier Daulte, para más señas también el director de la pieza. Si el éxito de un montaje se mide por la cantidad de lágrimas derramadas por la audiencia, pocas veces he presenciado montaje tan exitoso. Pero vamos, son las mismas lágrimas que derramamos en Ghost, amantes despidiéndose por la única razón que podía separarlos, la muerte de uno de ellos; al que no se le haga siquiera un pequeño nudo en la garganta que le abran el pecho a ver qué le corre por las venas.
Daulte disparó al piso, y aún así quiso asegurarse de que no fallaría agregando momentos de comedia fácil; hubo al menos dos que merecen comentario: la muerte, llamada Claudio, lanzándole rollos de papel toilet a Francisco y éste devolviéndoselos, no son muchas las oportunidades que uno tiene de ver a la muerte usando esas tácticas. El otro, cuando Ana, la muerta, se mete en el cuerpo de otra mujer para conversar con Francisco, y en medio de la conversación suena el celular de la mujer que por supuesto Ana no reconoce, pero el público tampoco y mandan a callar al sociópata que dejó sonar su celular en medio de la función y que ahora le da pena apagarlo.
Francisco y Ana están muy bien, encarnados por Héctor Díaz y Gloria Carrá, la verdad que son dos excelentes actores, que se mueven por la comedia, la comedia física y el drama con toda comodidad, dándole una credibilidad a sus personajes que es una parte importantísima del éxito del montaje.
Un acierto el que la muerte, Claudio, sea invisible, no sólo porque produce que al principio no se sepa qué historia nos van a contar sino porque permitió desplegar una serie de (llamémoslos) efectos especiales que en teatro siempre da gusto ver: puertas y gavetas que se abren y cierran solas y una pizarra que escribe el mensaje final, la despedida de Ana a Francisco que abre el grifo de lágrimas de la audiencia.
Una historia pensada y concebida para que sea un éxito de taquilla, que conmueve y entretiene sin mayores pretensiones, con dos actores excelentes y una dirección precisa, acertada. Pero al final, uno se pregunta si no deberíamos pedirle más, no a la obra, sino al Festival.

12 de abril de 2006

Las chicas del 3.5" Floopies

Obra de altibajos, de momentos muy bien logrados y de situaciones al machete, todavía hoy no sé cuáles pesaron más, por lo que sólo puedo decir que tengo sentimientos encontrados frente a este montaje.
Las actrices de Dramafest de México, Gabriela Murray y Aída López, cumplen bien su misión de mostrarnos a dos mujeres mexicanas perdedoras, que dependen de los hombres para tener dinero o coca, bien porque resultaron los padres de sus hijos, bien porque se las llevaron a un motel luego de beber en el bar de ficheras 3.5" Floopies. Pero no pasan de ahí, no terminan de conmovernos ni de convencernos, y creo que es por el texto.
El texto tiene momentos muy hermosos; cuando las mujeres intentan filosofar con lo poco intelectualmente que tienen a su disposición se logran los mejores momentos de la pieza. Y el final, con las mujeres haciendo exactamente lo mismo que al principio de la pieza para luego mostrarnos que son otras dos mujeres, las sustitutas sin saberlo de las primeras, con la misma vida y con la misma condena, está muy bien logrado. Pero no estoy seguro de que las mujeres no tenían otra opción mas que acudir a la cita con "los de Tijuana" que las llevaría a la muerte. Porque nos presentaron unas sobrevivientes, jodidas por la vida pero capaces de mantenerse y de mantener a sus hijos a pesar de que tienen muy poco y lo poco que tienen pueden derrocharlo en cualquier momento. Y de pronto, se vieron sin otra alternativa que ir a donde los tijuanenses, aún a sabiendas de que eran tipos peligrosos y de que no iban a sacar nada bueno de allí. No sé, no sentí ese callejón sin salida, no vi la luz apagándose al final del túnel y eso hizo que todo lo que las mujeres nos habían dicho se volviera gratuito.
Punto aparte merece el humor de la pieza. Es doloroso, chistes fáciles, basados en la repetición-exacerbación y en juegos de palabras y de preguntas-respuestas que beben de la escuela de Roberto Gómez Bolaños sin ser Roberto Gómez Bolaños. Por momentos sentí estar viendo una extraña mezcla entre El Chavo y Amores Perros.
Por último, las canciones que servían de aviso y de ambiente a las noches de juerga en el 3.5" Floopies. Excelentes. En particular una versión disco music de Comfortably Numb, el tema de Pink Floyd, que amanecí buscando con el Morpheus y que ahora sé hace un grupo llamado Scissor Sisters, vale la pena tenerla.

10 de abril de 2006

Neruda v.1.2 2006

15
ME GUSTAS en el Messenger cuando estás ausente
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todos Mis contactos están llenos de mi alma
emerges de Mis contactos, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas en el Messenger y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
deja que finalice mi sesión con el silencio tuyo.

Déjame chatear también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas en el Messenger cuando estás ausente.
Distante y dolorosa como si me tuvieras Sin Admisión.

Una palabra entonces, una :) bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.

Sound of the Ocean

Ayer fui a una obra que inicialmente no tenía planeado ver. A la hora de hacer mi programación para el Festival lo hago con base en tres criterios: Texto mata danza, cero franceses y huirle a la obra tiro al piso en taquilla. Pensé que la pieza del U-Theatre de Taiwan quedaba excluida por el primer criterio, pero conforme pasaban los días los comentarios de que no podía perdérmela me llegaron desde varios frentes y decidí no volver a ver el Hamlet del Teatro del Contrajuego (tengo todavía sentimientos encontrados al respecto, pero después de todo la vi en su temporada), e irme a la Concha Acústica para la última presentación de los taiwaneses.
Fue una excelente decisión porque presencié un excelente espectáculo.
Percusión pura, de principio a fin, los músicos del U-Theatre nos mostraron una amplia gama de instrumentos tradicionales de su cultura, y la variedad de sonidos y ritmos que se pueden lograr con ellos.
Por momentos, el movimiento de los percusionistas parecía el de boxeadores golpeando una pera en el gimnasio, pero sus golpes extraen de los tambores ritmos y melodías a veces tan delicados que uno no puede asimilar que provengan de tal exhibición y exigencia de fuerza física. Y cuando toca el turno de los gongs, y el sonido más que escucharse se siente en la piel, en el pecho, en las paredes del estómago haciéndote retumbar de adentro hacia fuera, lo único que queda es agradecer a los amigos que te dieron el pitazo y celebrar la decisión de haber cambiado la programación inicial para presenciar este maravilloso espectáculo.

9 de abril de 2006

¿Quién le teme a Virginia Woolf?

Pocas veces se tiene la oportunidad de presenciar un espectáculo de semejante magnitud. El director, Jürgen Gosch, desnudó el escenario disponiendo en él apenas lo necesario para hacer creíble la situación: cuatro sillas, una mesa (por momentos, con la mesa montada sobre dos de las sillas se haría las veces de una barra de bar) y mucho alcohol. Sin mayores efectos de luz (un par de idas a negro) ni de sonido (el uso de un cd portátil) la apuesta era por el texto de Edward Albee, un clásico contemporáneo, éxito en Broadway y en su adaptación al cine y que hoy, cuarenta años después, sigue siendo perturbador, inclemente y transgresor.
Pero tal apuesta se hace cuando estás seguro de que tienes actores que te permitan sostenerla. Y el elenco del Deutschs Theater Berlin deja sin aliento. Corinna Harfouch y Ulrich Matthes son un par de monstruos de las tablas, la credibilidad y fuerza con que se mueven entre el fingimiento, el absurdo, la desolación y el desencanto de Martha y George, es posible solo cuando se tiene un dominio total del arte de la actuación. Por si fuera poco, Katharina Schmalenberg y Alexander Khuon, son capaces de pararse de tú a tú frente a los otros dos portentos y mostrar todo el talento que poseen, dándole un interesante toque de despiste e incredulidad a los también atormentados Honey y Nick.
Sin duda, una de las cotas más altas de éste y de cualquier otro Festival.

8 de abril de 2006

La Noche Árabe

No hay mucho que decir. Un tipo de teatro que si no viniera con la etiqueta "internacional" jamás habría ido a ver. El festival debe servir para todo, para tener una idea horizontal del teatro que se hace en el mundo, y así ver expresiones de países tan disímiles como Estados Unidos e Irán, pero también para tener una idea vertical, presenciar y disfrutar obras de arte como I'm my own wife y obras como la que me tocó anoche, de Colombia, La Noche Árabe.
No empezó del todo mal. Una serie de pequeños equívocos y conflictos cotidianos que parecía iban a volverse más y más graves, más y más dramáticos y existenciales hasta que estallaran en algún tipo de verdad revelada. Pero no, de pronto el dramaturgo decidió que esos conflictos sirvieran para develar una maldición ancestral que convierte la pieza en un sketch de programa cómico semanal, donde lo único que me mantuvo en el asiento hasta que la obra terminara fue el observar cómo el dramaturgo haría para sacar a sus personajes del ridículo al que los llevó. Y como me lo esperaba, no pudo hacerlo.

7 de abril de 2006

Letters from Tentland

Distanciamiento. Al parecer esa es la clave de toda la obra de la directora Helena Waldmann (lo deduzco de su reseña biográfica en el folleto) y sin duda lo es de la pieza Cartas desde Tentland, tierra de las tiendas. Luego de mostrarnos unas fotografías de la profusión de tiendas de campaña que existe en Irán, se abre el telón y vemos cuatro tiendas ocupadas cada una por su respectiva mujer. Observadores occidentales, estamos condenados a ver el mundo de esas mujeres a través de la doble barrera de la lona de la tienda y de las diferencias culturales. ¿Cómo podemos entender algo? ¿Cómo podemos conmovernos?
Y yo, la verdad, ni entendí ni me conmoví. Cuando las carpas se agitaban al viento semejando claveles del desierto disfruté de la estética del momento, pero las más de las veces no tuve ninguna reacción frente a los movimientos de las tiendas de campaña; fue como estar viendo un comercial de carpas Coleman, mira qué resistentes son.
Pero lo peor venía cuando alguna de las carpas se acercaba al proscenio y dejaba que la mujer atrapada en ella dijera algunas palabras. Entonces dialogaba con la directora, las más de las veces reclamándole los movimientos que les hacía dar. Ahí sí de verdad me perdí para siempre. Porque el pensar que no entendía por mi sesgo occidental no me incomodaba demasiado, pero que esa incomprensión se debiera a las decisiones de la directora me perturbaba.
Al final de la obra, las mujeres de Tentland invitan a pasar a su ciudad a las mujeres, solo las mujeres, del público presente. Y entonces todo cuadró. No estábamos ahí para asomarnos furtivamente al mundo de estas mujeres iraníes prisioneras de su destino de mujer, sino para que una alemana probablemente aburrida de su propia sociedad nos dijera que ese mundo es la etapa superior del feminismo. Su madre.

Horror Viagra

Como si del efecto de una pastilla se tratara, el horror, el desacomodo, la sensación de estar viviendo en una burbuja o en una isla a punto de ser devorada por el mar, fueron bajando de sus cotas más altas del día miércoles hasta que el jueves por la noche sólo quedaba el recuerdo de un ratón. Me vestí y fui al teatro, no podía perder otra entrada, otros 50 mil bolívares, y eso le puso precio a mi indignación por lo ocurrido en el país en las últimas horas: 50 mil bolívares.
Al llegar al Teresa Carreño y al Ateneo de Caracas ya todo había pasado, otra vez estaba en el Festival, la isla estaba a salvo, me encontré buenos amigos y la única vez que los hermanos Faddoul, el señor Rivas y el fotógrafo Aguirre acudieron a la conversación fue en un eufemismo que me sirvió para explicar por qué no había visto Celeste Flora, la obra de España de la que conservo la entrada sobre mi escritorio como un símbolo sin sentido.

5 de abril de 2006

Atlántida

En el 2002 recuerdo que dejé de hablar de Boris Godunov y de Macbeth debido a la escalada de hechos que llevaron al 11 de abril. Pero el Festival había sido y lo disfruté al máximo. Después vinieron un par de años de incertidumbre, de no saber si el Festival se volvería a realizar, arropado por la extraña situación que vivía el país. Pero casi tomándonos desprevenidos el Festival 2004 llegó y disfrutamos de un gran Julio César, de un excelente Sueño de una Noche de Verano y nos entretuvimos largas horas discutiendo si Compré una Pala en Ikea para Cavar mi Tumba era una obra de arte o una estafa. Sin incertidumbres, el Festival 2006 se anunció y pronto tuve en mis manos entradas para quince días de fiesta, para un viaje sin salir de Caracas a una especie de isla donde sólo importaba la sala donde se realizaría la función del día.
Pero si esa isla tiene nombre no es otro que el de la Atlántida, a punto en cualquier momento de ser tragada por el océano. En una mezcla de tristeza y rabia ante la horrible noticia que nos conmocionó a todos los venezolanos, y luego de miedo ante el no saber el posible desenlace de las distintas manifestaciones de repudio al asesinato de los hermanos Faddoul, de Miguel Rivas y ahora también de Jorge Aguirre, hoy saqué mi entrada de la cartera y la puse en mi escritorio como un inútil pero en lo personal muy significativo acto de homenaje a las víctimas. Ahí la dejaré, como recordatorio de que sólo se puede vivir en la Atlántida si se sabe respirar bajo el agua.

I'm my own wife

Guao. Intento poner orden en mis ideas y aportar algo más y solo me viene a la cabeza la expresión ¡Guao!
Yo soy mi propia esposa, es un unipersonal basado en la historia verdadera de Charlotte Von Mahlsdorf, un travesti alemán, dueño de un museo de muebles y objetos antiguos, que tras haber sobrevivido al régimen nazi y al comunista, cae en desgracia tras el derribo del muro de Berlín porque salió a la luz su relación con la policía secreta de Alemanía del Este.
La historia de por sí es fascinante, por lo que el dramaturgo Doug Wright no se limita a contarla sino que lo hace desde su propia fascinación, y con ello asistimos al proceso de construcción del personaje Charlotte, de cómo su historia oficial va dando paso a la verdad oculta tras el increíble hecho de haber sobrevivido travesti a regímenes tan crueles y homofóbicos como los que le tocó vivir.
El montaje hace absoluto honor de todo el pedigrí con que vino precedido. Una gran dirección de Moisés Kaufman, una escenografía elegante y hermosa, la iluminación sobria, precisa y sumamente expresiva y un despliegue actoral impresionante de Jefferson Mays nos pone en presencia de un momento teatral memorable e inolvidable.

4 de abril de 2006

Il Corso

Ayer estuve en Los Próceres, en la obra del grupo alemán Pan Optikum, Il Corso. Con todos los elementos que caracterizan al teatro de calle, mucho fuego y fuegos artificiales, interactuación con el público y movimientos permanentes entre las personas, acrobacias y música, la obra cumple cabalmente con el cometido de este tipo de montajes: mantiene la atención y logra el asombro de los asistentes, excelente montaje de calle.
Pero por si fuera poco, y rompiendo con la costumbre del teatro callejero, la obra se ampara mucho en el texto: basado en el Libro de las Preguntas, de Pablo Neruda, un poeta ante su máquina de escribir es agobiado permanentemente por las preguntas que lo rodean cual aves de mal agüero, éstas encarnadas por el resto del elenco. Así, el montaje toma las características de una pesadilla, o por qué no, de un sueño de la razón y ya Goya nos enseñó el resultado. Pan Optikum da su versión y el montaje termina con una hipnótica secuencia donde entre la música y los fuegos artificiales, el poeta, rodeado por sus fantasmas, da vueltas de condenado hasta desfallecer. Hermoso final para una hermosísima idea.
Si bien el español de los actores a veces no ayuda a la comprensión de lo que dicen, se agradece enormemente el gesto de hacer el montaje en nuestro idioma, pues en la calle el recurso de los subtítulos es imposible. Pero lo que se pudo perder entre la mala pronunciación y la dispersión de sonido en un espectáculo así, queda completamente compensado con las sencillas y lúdicas preguntas que lanzaban a la audiencia. Nunca he sido muy amigo de Neruda, por lo que no sé si las preguntas son sacadas textualmente de su libro, son recreaciones de sus poemas o él sirvió de inspiración libre al nuevo texto. En todo caso, de las que recuerdo hubo dos que me gustaron sobremanera: ¿el arcoiris termina en el horizonte o en nuestros sueños? y la que sirvió de preámbulo al último delirio del poeta, ¿le puedo preguntar a mi libro si yo lo escribí?
Vale la pena redundar: excelente.

2 de abril de 2006

...Ella dijo

Las expectativas se dispararon y fue un error. Pero es que el espacio de la Sala Río Teatro Caribe se dispuso de tal manera que uno sintió estar entrando al futuro del teatro: cuatro laptops y sus operadores servían de separación entre las butacas y el escenario, el cual lucía como un tunel donde la actriz principal ya daba algunos pasos mientras la gente se acomodaba.
Se trataba del espectáculo ...She Said, de la compañía Waxfactory, una coproducción entre Estados Unidos y Eslovenia basada en la novela de Marguerite Duras, Destruir, dice. Y al comenzar la pieza, las expectativas siguieron aumentando, porque haber tomado la atmósfera de tedio y decadencia, la sensación de estar atascados en el tiempo y el espacio que llenan las novelas de Duras sobre la riviera francesa y los franceses intelectuales o snobs (debería quitar la o) que la pueblan, poniéndolas en un futuro indeterminado, en uno de esos no-lugares que cada día nos son más cotidianos, fue un total acierto, un aporte que valió el asistir.
Pero más nada. La obra, atrapada en la recreación de esa atmósfera decadente, del tedio y la espera que justifica un triángulo amoroso y un asesinato, no despega hacia el futuro que pareció asomarnos. Al final, la música y lo corto del espectáculo nos salvaron de hacernos olvidar que, como las novelas de Duras, lo importante era la atmósfera y la textura.

Hedda Gabler

Comenzó el Festival Internacional de Teatro de Caracas y yo comencé mi recorrido: una obra diaria por los próximos quince días. Ayer me tocó Hedda Gabler, la pieza de Ibsen, llevada a escena por el grupo alemán Schaubühne Am Lehniner Platz. No me gustó, diré por qué.
El juego de espejos y la escenografía giratoria pronto se agotan y al final de la obra uno siente que estuvo frente a una especie de carrusel que daba vueltas sin sentido.
La actualización que se hace del clásico es meramente estética: donde se escribían cartas ahora se llama por celular, la casa de la Madame es un burdel asiático, y el manuscrito ahora es una laptop; este último cambio en particular debilita a los personajes, porque la sensación que la señora Elvsted tiene al perderse el libro, como si de la muerte de un hijo se tratara, tiene fuerza y tiene sentido por el hecho de que fue ella quien escribió el libro; Lovborg lo dictó como quien arroja semen y ella pacientemente lo fue ordenando y transcribiendo hasta que pudo escribir la versión final, gestándolo en su vientre hasta darlo a luz. Frente al archivo de la laptop, y frente a la laptop misma, ese símil desaparece y la señora Elvsted pierde todo peso dentro del drama y dentro del desenlace, porque al sacar las notas del libro que conserva y que lleva consigo posiblemente como un recuerdo de su hijo, es como si se sacara un as bajo la manga.
Pero peor es el caso de la propia Hedda. Conformes con la actualización estética, el pasado bajo siete llaves, el mundo que la rodea y el destino que agobia a Hedda y que la lleva a jugar con la vida de otros para poder obtener la grandeza que su condición de mujer le niega, no aparecen por ningún lado. Hedda vaga sin rumbo por el montaje, dando vueltas al ritmo del escenario, simplemente aburrida, o peor, medio loca, no la Hedda que hace de su destino jugar con el destino de los demás, como una especie de Dios, buscando la grandeza en su mínimo mundo, el mundo que le es dado vivir por el hecho de ser mujer. Como no están claras las fuerzas que llevan a Hedda a actuar así, el dominio que tiene sobre su entorno se debilita, la situación con el sombrero de la tía Julia es una mera confusión, Tesman la somete a la fuerza y Brack, cuando se ve rechazado, intenta violarla; la grandeza está muy lejos de esa Hedda.
Así, el suicidio de Hedda no fue porque su vida había perdido toda posibilidad de grandeza al perder el dominio sobre las personas que la rodeaban, sino porque simplemente se estaba librando del chantaje de Brack. Y el que Tesman, Brack y la señora Elvsted pensaran que Hedda estaba jugando, no fue la demostración de que ni siquiera la muerte pudo salvarla de su papel de mujer-comparsa, sino un final jocoso.

1 de abril de 2006

Señales

Ayer asistí a un coloquio sobre la lucha contra la corrupción en Latinoamérica. No sólo asistí, fui uno de los organizadores. El coloquio quedó bastante bien, unos quince asistentes (en estas cosas, todo número por encima de diez es un alivio), un muy buen ponente central y un par de buenas intervenciones posteriores. Qué más queríamos, vámonos a almorzar para hablar de la experiencia y de los próximos eventos sobre el tema.
Pero cuando recibimos la cuenta, el mesonero nos la entrega haciendo notar un pequeño detalle: hay un plato menos, él no lo pasó para que le diéramos el monto a él. Al principio, no entendíamos el asunto, más por total incredulidad que por falta de discernimiento, por lo que el mesonero, con experimentada paciencia volvió a explicarnos la operación que estaba realizando, y esta vez añadió las razones de la misma: para llevarle la leche a los niños.
Los tres comensales nos vimos las caras, y tal vez por venir del sitio que veníamos, por habernos tomado tantas molestias para organizar el evento que acababa de terminar, nos entró una especie de desazón y de impotencia, después de todo es para la leche de los niños, le dimos al mesonero el dinero del plato faltante en la cuenta y pagamos el resto sí contabilizado.
Al salir del local nos hicimos la pregunta: ¿Cuándo hacemos el próximo coloquio? Nadie quiso responder.

29 de marzo de 2006

Escultura de Britney Spears


Esta es la escultura que de Britney Spears dando a luz se estará exhibiendo a partir del 7 de abril en la galería de arte Capla Kesting, de Nueva York. El artista, Daniel Edwards, para darle un poco de controversia al asunto, tituló la obra Monument to Pro-Life: The Birth of Sean Preston, lo cual de algún modo buscaría poner a la estrella pop como icono del movimiento anti abortista, aunque Edwards señala que nunca ha visto en persona o siquiera hablado con Britney, y que su trabajo lo realizó a partir de fotografías.
Pero tal vez lo más interesante de la escultura sea preguntarse qué hace ahí el pobre oso convertido en alfombra. ¿Alguna explicación?

26 de marzo de 2006

Todosantos

Descubrí a Todosantos el año pasado en un festival de música electrónica que tuvo lugar en la Plaza La Castellana. Me dejaron impresionado y a la espera de que reeditaran su disco que, según lo dicho por ellos ese día, estaba agotado. De eso pasaron unos cuantos meses y apenas ayer me encontré el disco en Esperanto y enseguida lo compré.
Pero lo que me hace escribir no es el hecho de tener el disco, ni siquiera la música de la que creo es una de las mejores bandas venezolanas de la actualidad, sino la presentación del CD. Pocas veces, por no decir nunca, me había pasado que al tener un disco recién comprado en la mano no quisiera destaparlo de inmediato para escucharlo, todo por no romper el sencillo pero inteligente diseño que Todosantos nos ofrece como una promesa de viaje a través de su música: el disco, titulado Aeropuerto, viene sellado por una cinta como las que las aerolíneas utilizan para identificar las maletas. Ese hermoso detalle vale el disco. Y vale la pena preservarlo.
Apenas abrí el CD lo puse en mi computadora, lo quemé, devolví el original a su caja, sellé nuevamente la cinta y dejé intacto el empaque como si de un experimentado ladrón de equipajes se tratara.

20 de marzo de 2006

¿Perversión o incredulidad?

Como si se tratara de una versión nudista de aquel viejo libro-juego ¿Dónde está Wally?, he pasado buena parte del día viendo las fotos que están circulando en Internet o que han salido en los periódicos, sobre la sesión que Spencer Tunick realizó ayer en Caracas. Busco a alguien conocido, ¿con perversión?, ¿con incredulidad?, ¿trato simplemente de saber si entre mis conocidos hubo alguien que se haya quitado la ropa para el artista? ¿o es que además de saber si se la quitaron quiero verlos como dios los trajo al mundo y quizás tener luego la oportunidad de decirles "te vi" a ver cómo reaccionan?
Pero lo cierto es que por más que trato no logro individualizar cada desnudo, se me juntan unos con otros como los dibujos de cualquier libro de Wally o como esas figuras que encierran una imagen tridimensional en su seno.
Tunick dice que el desnudo libera, pero a mí sus fotos (y en este caso, las fotos sobre sus fotos) me producen exactamente lo contrario: veo la sucesión de personas y no soy capaz sino de ver una masa, informe o uniforme, deshumanizada, no muy distinta de las que se ven en fotos de campos de concentración o de fosas comunes, como si bastara despojarnos de nuestras ropas para quitarnos todo lo que somos, como si todo lo que somos se pudiera guardar en un clóset o cupiera en una maleta.

19 de marzo de 2006

"Los blogueros destruyeron mi vida"

Tal es la acusación que Judith Miller realizó en el último número de la revista Vanity Fair, comentada por Jack Shafer, quien se siente uno de los blogueros aludidos por Miller.
Para quien no la recuerda, Judith Miller es la ex periodista del New York Times llevada a prisión por no acatar la decisión judicial de divulgar sus fuentes en un reportaje sobre el caso de Valerie Plame. Lo extraño de la sentencia de Miller, es que el asunto Plame se inicia por la violación de una ley que prohíbe dar a conocer la identidad de agentes encubiertos del servicio exterior estadounidense. Quien primero hizo tal cosa fue Robert Novak en una columna del año 2003, y nunca nadie le ha preguntado su fuente ni ha sido enjuiciado por su revelación. Mientras, lo que hizo Plame fue un refrito, tomar lo que dijo Novak y lo que comentaron otros periódicos del caso y construir una nueva nota. Es decir, Miller no tenía fuentes que divulgar y fue presa por protegerlas.
Miller ahora acusa a la blogósfera que comentó el caso de destruir su vida. ¿Fue realmente así o los comentarios fueron la consecuencia del proceso de autodestrucción que inició Miller al intentar convertirse en la bandera de una lucha que ella no estaba peleando?

5 de marzo de 2006

Mariguana electoral

En un concierto de Manu Chao el culto a la mariguana es parte del show. Pero en el concierto que ayer sábado dio Manu en el Poliedro de Caracas (me imagino que también el viernes, pero sólo fui ayer), ese culto llegó desde una arista bastante inesperada y hasta sorprendente. Antes de la presentación estelar, en las pantallas de video a ambos lados de la tarima aparecía frecuentemente la frase "10 millones", en la cual, saliendo por detrás del cero en forma de bajo de corneta, se podían ver las inconfundibles hojas de una mata de mariguana.
¿Una alianza entre la candidatura del presidente Chávez y algún movimiento que promueve la despenalización de la mariguana? ¿Darle un tono irreverente y rebelde a una campaña que, por ser llevada adelante con los inagotables recursos del Estado y no tener ningún freno ni control, puede decir que representa cualquier cosa menos al contrapoder y a la lucha contra las elites? ¿O simplemente una fina operación de creatividad publicitaria donde un consultor dictaminó que había que poner mariguana en los 10 millones porque "a ese concierto lo que va es puro mariguanero, targeting, you know"?.
Pero después de la descarga de energía de Manu, las casi tres horas de entrega total del tipo y su banda, de una pasión y una fuerza musical difícil de encontrar, la pregunta que me gustaría tener la capacidad de responder es cuántos de los asistentes que no se contaban inicialmente en los "10 millones" decidieron que en diciembre votarán por Chávez porque "nos trae a Manu y mira, le pone mariguana a su logo".

4 de marzo de 2006

Anécdotas para recordar

En The Brooklyn Follies, el reciente libro de Paul Auster, al personaje principal se le ocurre la idea de llevar adelante un negocio de biografías de gente normal, porque según él, la mayoría de las vidas simplemente se desvanecen, y las historias que produjeron esas vidas quedan olvidadas junto a ellas.
Por momentos es difícil reconocer si es el personaje o el propio Auster quien dice esto, porque buena parte del proyecto literario de Auster está dedicado, en medio del azar y de personajes que se enfrentan a la muerte o que se salvaron por poco de ella, a rescatar esas historias de la gente común, anécdotas que no sirven para volver a sus protagonistas personajes de novela o siquiera de un relato corto, pero que bien justifican su existencia, su paso por este mundo. Los 15 minutos de fama que nos regaló Warhol, Auster, más generoso, nos los ofrece como una pequeña narración que trasciende nuestra propia existencia: toda vida produce al menos una anécdota que vale la pena contar, guardar y recordarla en las páginas de un libro... o quizás de un blog.

28 de febrero de 2006

Nos sabe a bola...

... creo que ésa sería la más acertada traducción al venezolano del título del disco de los Sex Pistols, Nevermind the bollocks; quizás el disco más importante de la historia del rock'n'roll, por todo lo que precedió y acompañó su salida al mercado y porque ese único disco le bastó a los Pistols para cambiar la historia de la música.
28 años después de su separación, los Sex Pistols han sido escogidos para formar parte del Salón de la Fama del Rock, si es que a alguien le importa eso. Y a los que menos les importa es a los propios Pistols, que en una misiva firmada por Johny Rotten y publicada en el sitio oficial de la banda, dejan bien en claro, si entienden la letra, por qué desechan y desprecian la selección al Salón de la Fama. Básicamente, las mismas razones que expusieron en 1977 cuando Nevermind the bollocks superó las trabas de dos disqueras y de buena parte del Reino Unido y pudo por fin salir a la calle: A los Pistols les sabe a bola ser parte del Salón de la Fama, y yo brindo porque siempre les sepa igual.

27 de febrero de 2006

La ciudad que retrocede en el tiempo

No sé si Italo Calvino pisó alguna vez Caracas. Pero si pudiera hacerlo ahora, tal vez le habría dedicado un par de versos de Las Ciudades Invisibles. Me pregunto qué le habría dicho Marco Polo al Kublai Jan sobre Caracas. Tendría que haber sido algo así:

Las Ciudades y la Memoria. 5
Lo que hace especial a Santiago no es la forma como mira al futuro, sino la manera en que le ha dado la espalda. Obsesionados con volver atrás, sus habitantes comenzaron destruyendo los caminos más modernos, para tener que utilizar las formas más precarias de comunicación. Pronto, incluso la rueda les pareció demasiado progresista y terminaron prohibiéndola. Algunos se lamentaban en silencio, pero los que hablaban, los que se hacían escuchar celebraban este volver a los inicios, es la única manera, decían, de saber quiénes somos realmente, sin volvernos a perder entre costumbres extrañas y extranjeras. Otros argumentaban que si la sabiduría popular les había enseñado que todo tiempo pasado fue mejor, es poco entonces lo que se ha avanzado en encontrar la verdadera felicidad.
Mientras, en el interior de Santiago, sus habitantes comenzaban a vivir los estragos de esta renuncia al futuro que de una u otra forma se volvió renuncia al progreso. Pero ya eran isla, y las miserias en que se habían sumergido les parecían perfectamente normales.

25 de febrero de 2006

Productividad

En su blog, Scott Adams le dio algunas píldoras de sabiduría a recién graduados de escuelas de negocio. Una de ellas decía algo así como que hacer una presentación en powerpoint te dará la dulce, dulce sensación de ser productivo.
Ayer comentamos los resultados de una encuesta que mostraba cómo más y más gente se siente menos productiva en sus trabajos. ¿Cuánto de ello se lo debemos a PowerPoint?
Esta misma semana viví esa sensación. Teníamos que apagar un incendio en la oficina, y a mí me tocó hacer la presentación de PowerPoint. Gráficos pa'ca, cuadros pa'llá, fortalezas, debilidades, amenazas, oportunidades, actores, escenarios, un par de horas de trabajo intenso, sin msn abierto, sin compras por hacer en Amazon, cien por ciento concentrado en recolectar todo lo discutido y vertirlo en las diapositivas.
La decisión tomada fue dejar que las cosas siguieran su curso un par de días para ver cómo evolucionaban. Se supone que hicimos nuestro trabajo, mostramos todas las posibilidades y se decidió de acuerdo a ello, pero "esperemos un poco a ver qué pasa" fue lo primero que se le dijo a los jefes y simplemente no lo aceptaron, tuvimos entonces que encender las turbinas y preparar toda una serie de análisis y recomendaciones, con todo lo que ello trae consigo.
Nunca estaremos seguros si tras haber mostrado todas las opciones posibles realmente pudimos demostrar que lo mejor era esperar, o si ante tanta información los jefes simplemente prefirieron correr la arruga.
Me pregunto qué habría cambiado de la decisión si no se hubiera hecho la presentación de PowerPoint. ¿Las laminitas realmente hacen alguna diferencia? No importa, quedaron tan bonitas que en el próximo incendio ahí estaré, dándole gracias a Microsoft por todo lo que nos ha dado.

24 de febrero de 2006

Tremenda ayuda

Un estudio de opinión realizado en Estados Unidos, muestra cómo, comparados con una década atrás, ha crecido el número de trabajadores estadounidenses que dicen tener mucho trabajo, mientras el número de los que dicen que logran sus objetivos en el trabajo ha decrecido. La explicación, interesante, la buscan en el uso de la tecnología, pues según los voceros del estudio, la tecnología ha aumentado la velocidad con que suceden todas las cosas, trayendo consigo la paradoja de que todo termina resultando más lento. Se refieren a que gracias a la tecnología solemos hacer dos, tres, cuatro y hasta cinco cosas a la vez, no terminando ninguna o haciéndolas todas a la mínima eficiencia.
Concentrarse en una sola cosa es la recomendación. Por eso, voy a cerrar este blog aquí mismo y dedicarme a terminar mi partida de Solitario Spider.

23 de febrero de 2006

Dejándonos llevar

Ya todos lo sabíamos, porque aquello de consultarlo con la almohada suele funcionar, pero es ahora que un estudio muestra que tomamos mejores decisiones cuando lo hacemos de manera inconciente que cuando pensamos demasiado en ello. Incluso, se concluye que las decisiones concientes son buenas cuando se trata de escoger el champú que vamos a comprar, pero las decisiones importantes, parafraseando al viejo Churchill, son demasiado importantes para que estén en nuestro pensamiento.
Aparentemente, el pensamiento inconciente tiene más capacidad que la conciencia para manejar e integrar información, por eso, tomar decisiones sin que intervenga la conciencia nos puede llevar a quedar más satisfechos con la decisión tomada. Por delante, tenemos la tarea de redefinir el significado de expresiones como "¡No seas inconciente!".
En todo caso, la lección quedó muy clara: cada vez que estemos frente a un dilema importante, tenemos que sacar nuestro sudoku, nuestro Condorito o acudir a la nunca demasiado bien ponderada almohada, y dejar que nuestro yo interior haga el trabajo.

21 de febrero de 2006

N.A.V.Y.

Hace algún tiempo, dando clases de español a un grupo, se me ocurrió pedir un voluntario. Nadie se propuso, por lo que tuve que insitir, tratando de que el más avanzado del grupo tuviera a bien pasar al frente. Pero su respuesta fue que él estuvo en la Marina (de los Estados Unidos). No pude ocultar mi sorpresa y él me explicó la razón, escrita en las mismas siglas de la Marina, N.A.V.Y. Never Again Volunteer Yourself (Nunca Más Seas Voluntario).
Me acordé de esta tonta anécdota, tras la explicación con que los ejecutivos de Citiwatcher solventaban el tema de la invasión de privacidad que podría significar el implantarle chips a sus empleados para controlar el acceso a las distintas áreas de la empresa: los empleados partícipes en la primera etapa, lo hicieron voluntariamente.
"Tú te alistaste", le decían sus superiores a mi estudiante de español, cuando le ordenaban cualquier estupidez de las que se le ocurre a un superior; "nadie te obligó a ponerte ese chip" será la respuesta que obtendrán esos empleados, cuando, por ejemplo, no los dejen entrar en una tienda porque en 1983 abrieron un paquete de caramelos, se comieron los caramelos y dejaron el paquete entre los demás para no pagarlo.
N.A.V.Y. al parecer, será el mejor lema para los años por venir.

20 de febrero de 2006

Control en el cuerpo

La utilización por parte de la compañía Citywatcher, en Ohio, Estados Unidos, de chips implantados en el cuerpo de sus empleados para controlar el acceso de los mismos a las distintas áreas de la compañía, ha despertado distintas reacciones.
Hay quienes hablan de las maravillosas posibilidades de estos dispositivos; por ejemplo, el uso de estos chips por parte de pacientes con Alzheimer permitiría reconocerlos y ubicarlos cuando ellos no son capaces de hacerlo. Algunos, más preocupados por la seguridad en estos tiempos de terror y desconfianza social, estarán pensando en controlar desde las entrañas a terroristas, azotes de barrio, infieles, inmigrantes o fans de Disney, dependiendo de cual sea el motivo de los temores.
Por otra parte, hay quienes hablan de una invasión inadmisible a la privacidad, pues el chip puede contener información que los simples mortales no sepamos que está ahí, y que se traduzca en el coartar algunos de nuestros derechos más importantes.
En todo caso, el hombre siempre ha soñado con el control social y nunca cesará en su empeño por lograr el perfecto control de los otros. Sea por motivos altruistas, como en el caso de pacientes con Alzheimer, bien por motivos de defensa propia, como con los terroristas, bien por motivaciones más perversas, la tecnología parece estar brindándole al hombre la posibilidad de convertir ese sueño de perfecto control de los otros en una realidad inminente. ¿Con ello estamos construyendo un mejor mundo? Probablemente sí, si no resultamos ser miembros de los "otros".

17 de febrero de 2006

Mientras espera por su ejecución

Vernon Lee Evans está a la espera de ser ejecutado en el estado de Maryland. El 6 de febrero pasado llegó a ser conducido a la sala de ejecuciones, pero una apelación de último momento resultó en la postergación del hecho y en una nueva espera para Vernon. Mientras tanto, gracias a Virginia Simmons, Vernon mantiene correspondencia con mucha gente a través de su blog. No sé si el poder leer los mensajes que desde el llamado pasillo de la muerte escribe un condenado, es maravilloso o grotesco, pero que cada quien juzgue su reacción.

16 de febrero de 2006

Batman contra Al Qaeda

Un atentado terrorista en Ciudad Gótica atribuido a Al-Qaeda es el nuevo reto de Batman, reto que lo llevará, por supuesto, a lograr lo que George Bush no ha podido hacer todavía: dar con el paradero de Osama Bin-Laden y enseñarle quién es el que manda en este mundo.
Bueno, el final no lo sabemos todavía, pero lo presumimos inmediatamente después de leer la noticia de que Frank Miller, el autor que relanzó las aventuras de Batman y que es también responsable de Sin City, le dedicará el nuevo número del hombre murciélago al combate contra el terrorismo.
En la noticia, se dice que Batman se cansó de luchar contra el Guasón y por eso busca un blanco mucho más desafiante. Sin duda que será así, porque los maleantes de Ciudad Gótica son malos de firma, malos temáticos, sus acciones se rigen por una estética muy definida y quieren ser reconocidos por esa estética, sólo se preocupan por ésta y no por la efectividad, hasta el punto de no tener ningún problema con anunciar sus próximos golpes dejando las claves para ser descubiertos. En cambio, Al-Qaeda es más de estos tiempos, tiempos de Internet, por ello es una red que no se sabe a ciencia cierta dónde opera, dónde buscarla, dónde dará su próximo golpe, y cada anuncio sobre la caída del número dos o tres de la red es el preludio no para el anuncio de la captura de Bin Laden sino para otro anuncio de la caída de un nuevo número dos o tres, tal como si se cayera un servidor de Internet, busca el más cercano y sigue conectado.

14 de febrero de 2006

Uni Verso

El Verbo se hizo Big Bang.

9 de febrero de 2006

Escritores

En el libro nuevo de Paul Auster, hay un párrafo que dice más o menos los siguiente: "Revisa la lista de los gigantes y de los semi-gigantes, y descubrirás escritores de cualquier inclinación sexual, de cualquier tendencia política, y con cualquier atributo humano -desde el idealismo más inocente hasta la más insidiosa corrupción".
Es interesante que por nuestra tierra siempre esperemos la más alta calidad moral de los escritores. Una palabra de Saramago reivindica y justifica la dictadura cubana en vez de descalificar a Saramago como vocero de la humanidad. Mientras, muchos todavía intentan proteger a Borges de sus opiniones políticas, como si no tuviera veinte años de muerto y como si su obra se debilitara por sus absurdas posiciones políticas.
Escritores criminales, eso es lo que necesitamos, para que nos preocupemos sólo por lo que escriben.

8 de febrero de 2006

Lo malo desconocido

En un interesante artículo, Edward Jay Epstein narra como en Hollywood se suelen hacer sólo cuatro tipos de películas: secuelas, remakes, películas sobre series de televisión y películas sobre juegos de video. La práctica llega a tal punto que un buen guión puede ser rechazado sobre la base que no responde a ninguno de los cuatro criterios (si es que la palabra criterio entra en juego aquí) anteriores.
Semejante estrechez, según Epstein, se explica por lo que cuesta a Hollywood crear nuevas audiencias, una inversión de unos 30 millones de dólares por film, sólo en los Estados Unidos, y que consiste en crear expectativa en el público frente a la película por estrenar. Esa expectativa estaría formada por el título atractivo, los actores y por lo que se adelante de la historia.
Epstein explica el caso de un fracaso reciente, The Island, donde a pesar del cartel con Ewan McGregor y Scarlett Johansson la película sólo logró llevar unos 3 millones de espectadores en 3000 salas de cine durante el primer fin de semana de exhibición. Siempre según Epstein, la mayoría de los espectadores ese fin de semana no sabían que no había isla en The Island y no tenían ni idea de qué trataba el film más allá de que Ewan y Scarlett era perseguidos.
Al parecer, la película no fue un rotundo fracaso porque era muy mala; simplemente la gente no llegó a descubrirlo.

3 de febrero de 2006

Survivor contra Eye of the tiger

En un artículo de The New York Times, se cuenta que la canción Eye of the Tiger ha vendido 270 mil copias desde que está disponible en los servicios de descargas musicales online como iTunes. Si bien el artículo no dice cuántos CDs se han vendido en ese mismo lapso de Survivor, la banda que lanzó la popular canción, me atrevo a apostar que han sido mucho menos de 270 mil.
Gracias a los servicios de descarga de música en línea, pagos o gratis, la industria musical parece estar dándose cuenta de que desde hace mucho tiempo es la canción y no el álbum lo que mueve al negocio. ¿Cuántos de nosotros hemos tenido que comprar grandes éxitos que ya teníamos porque el álbum recopilatorio de nuestra banda o artista favorito traía 1, 2 0 3 canciones nuevas? ¿Cuántos de nosotros, al comprar ese álbum de 18 canciones por 1, 2 o 3 temas, no deseamos la posibilidad de sólo comprar la canción que nos interesaba?
Pero sólo es ahora que la industria nos está dando esa oportunidad, y tuvieron primero que destruir a Napster para entender cómo sería la cosa de ahora en adelante. Al final, teniendo la posibilidad de comprar o bajar canciones separadamente, consumiremos mucha más música que antes, porque aquí entre nos, jamás compraría un disco completo de Survivor, pero Eye of the Tiger hace tiempo que está en mi computadora.

2 de febrero de 2006

La nueva privacidad

Preparando la versión digital del curso que dicto, me puse a revisar lo que otros profesores de la Universidad donde trabajo han hecho con las páginas web de sus materias, simple espionaje industrial. Y me llamó mucho la atención encontrarme con una lista de blogs que ex alumnos míos mantuvieron supongo que como parte de las actividades de un curso de periodismo digital. Lo interesante no es que alumnos de periodismo lleven blogs como parte de su evaluación, sino que el listado que encontré, y los blogs que revisé, son de alumnos ya egresados, ya no son estudiantes de periodismo sino periodistas hechos y derechos. Entonces entendí perfectamente el sentido del artículo de Bryan Curtis, donde clamaba por el derecho de los estudiantes de periodismo a equivocarse en privado. Porque ahí estaban esos blogs, cuales habitantes de Pompeya cubiertos de ceniza, petrificados en el tiempo y en el ciberespacio, mostrando como actual, actual y permanente, una cara muy superada, muy dejada atrás de los ahora periodistas.

Cuando Silvio Berlusconi promete no mantener relaciones sexuales durante la campaña electoral, no importa que no haya sido tomado en serio, demuestra cómo se ha borrado casi por completo el ya de por sí delgado límite entre la vida privada, en este caso íntima, y el quehacer público de la persona, del candidato o del funcionario público.

La llamada televisión real, en buena medida, no es otra cosa que hacer públicos procesos que antes transcurrían en privado. Ya no basta con narrar las situaciones que se presentan en una peluquería o en un restaurant, ya no basta con escuchar a un cantante o ver a un actor, ahora queremos conocer el proceso para hacer la peluquería y el restaurant, desde que el peluquero aprendió a cortar el pelo y al chef le dieron el trabajo, queremos saber cómo se hizo el cantante, cómo se hizo el actor, y más aún, queremos saber quiénes fueron rechazados como cantantes y como actores.

La ducha ya no es el lugar donde cantamos sin inhibiciones, es frente a una Webcam. Si no, pregúntenle al incauto protagonista de la Numa Numa Dance, un fenómeno de descargas y hits Web que mereció un artículo del New York Times sobre los efectos perversos de la fama vía Internet.

La persona que se molesta porque recibe correo no deseado, es la misma que mantiene un blog donde publica las fotos de todos sus amigos sin que se le haya pasado por la cabeza la posibilidad de que eso pudiera molestar a alguno de ellos.

El concepto de privacidad no es el mismo de antes. Por eso, cuando escucho a alguien defender el derecho a la vida privada, el derecho a la privacidad de las personas, suelo parar bien la oreja para comprender bien a qué se está refiriendo.