No suelen gustarme las teorías de la conspiración, o quizás sea que no me gustan los temas sobre los que se elabora la teoría conspirativa, porque en esto de Amazon borrando libros del Kindle para luego pedir excusas y decir que no lo volverá a hacer, sólo logro ver una conspiración, un globo de ensayo para evaluar cómo reaccionan los usuarios y la sociedad en general a la práctica. Y todo se debe a que justamente haya sido
1984 el libro que decidieron borrar a larga distancia de los Kindle; suena a nombre código, a
Operación 1984, es demasiado perfecto para ser casualidad, o precisamente de ahí es que surge nuestra fascinación por las teorías de la conspiración: casualidades que desafían nuestra lógica porque creemos que la casualidad no puede tener lógica alguna.
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