En su dispositivo de lectura digital de ultimísima generación y cientos de dólares, él lee cómo los españoles le cambiaron a los indígenas espejos y cuentas de vidrio por oro y otros metales preciosos. Desde la soberbia que solo otorga la incomprensión, él se burla de la ingenuidad de los indígenas. Mientras, en algún lugar del mundo, alguien está reprogramando los dispositivos de lectura digital y él perderá acceso a la mitad de los libros que ha pagado porque la compañía que creó el dispositivo unilateralmente cambió sus términos de uso.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario