En uno de los más graciosos eufemismos que me he encontrado recientemente, en un libro de colegio reducen las antiguas misiones españolas a establecimientos para difundir el idioma y las costumbres españolas, algo así como el actual
Instituto Cervantes.
Nada de nombrar a la Iglesia Católica, no vayan a ofenderse unos si se alaba "la evangelización del nuevo mundo", otros si se critica este proceso. Es una lástima que la única manera que hemos encontrado de no ofender a nadie sea cambiando la historia.
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