Una pulga no puede picar a una locomotora, pero sí llenar de ronchas al maquinista... Así Libertad le explicaba a Mafalda el sentido de luchar por causas perdidas.
Había decidido acabar esa misma noche con la única persona que todavía le plantaba cara. Quienes oyeron el disparo, supieron de inmediato que él estaba detrás del gatillo, pero nunca se imaginaron que también estaba delante del cañón.
2 comentarios:
¡Eh!, muy bueno, Luís. Saludos.
muchas gracias, muchos saludos, tenía tiempo que no sabía de ti, seguimos en contacto
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