La noticia más sonada de los días recientes resultó ser falsa. No hay relación entre el navegador de Internet que se utiliza y el coeficiente intelectual. ¿Lo habrá entre el CI y creer a pie juntillas una información porque dice citar un estudio? En periódicos y blogs aparecieron una y otra vez notas que afirmaban que los usuarios de Internet Explorer tendrían menor CI que quienes utilizan otros navegadores, y la gente comentó y compartió esas notas en Facebook, Twitter, Google+ y en donde tuvieron oportunidad. Ahora que AptiQuant develó que se trataba de una mentira cuyo objetivo era dejar sentado que el Explorer es incompatible con los estándares de la actual Internet y lograr con ello que algunas personas dejen de utilizar el navegador de Microsoft, no queda sino pensar un poco en lo sucedido:
1-Impresiona la facilidad y el automatismo con que dieron por cierta y contrastada la noticia en lugares que basan su negocio en la veracidad y confiabilidad de las informaciones que lanzan. Cableras, cadenas de noticias, periódicos, sitios web, repitieron la noticia tal como venía sin siquiera preguntarse sobre el valor de una información así. En un momento dado, la noticia comenzó a ser tomada de fuentes secundarias, lugares prestigiosos como Mashable ya habían mordido el anzuelo y sirvieron de garantía sobre la veracidad y pertinencia de la información. A partir de ahí fueron pocos, muy pocos, los que se molestaron en ir a la fuente original y hacerse preguntas. La mayoría dio por hecho que ese trabajo ya había sido realizado en otro lugar.
2-Más impresionante aún, la facilidad con que muchos consumidores compraron el contenido. Los comentarios más comunes en distintos blogs y foros fueron del tenor "no se necesitaba un estudio para saber eso". Por simple probabilidad, muchos de los que tenían que contrastar la noticia antes de publicarla también pensaban de esa manera, por lo que la dieron de inmediato por cierta. La mayoría de quienes leyeron la noticia la contrastaron con su propia idea del asunto. Como coincidió con esa idea, dieron la noticia por cierta.
3-Al momento de escribir esto, la noticia original en Mashable había sido tuiteada 7272 veces, había recibido más de 15 mil Likes y 857 +1. El desmentido en el propio Mashable andaba por los 969 tuits, los 315 Likes y los 44 +1. Claro que el primer artículo tiene 5 días y el segundo apenas uno, pero es presumible que el grueso de esos tuits, likes y +1 se hayan recibido en los primeros días de publicación y que la velocidad con que se comparte baje con el tiempo. En todo caso, veremos cómo sigue la cuenta en tres días. Mientras, en el sitio de Aptiquant, el desmentido iba por los 121 tuits, 179 likes y 44 +1. La velocidad de circulación de la información falsa fue mucho mayor que la de su desmentido.
Al menos tres hipótesis puedo sacar de este nuevo evento de engaño masivo:
1-Consumimos información de muchas y muy sofisticadas maneras, pero nuestros mecanismos de contrastación siguen siendo los mismos que los de la época en que Orson Welles engañó a los nuyorquinos con su representación radial de La Guerra de los Mundos. La autoridad que le damos a la fuente es nuestro principal mecanismo de contrastación.
2-Una información tiene muchas más posibilidades de propagarse si conecta emocionalmente con la visión de las personas sobre el tema de la información. Habría que estudiar cuántas veces se compartió la noticia desde navegadores Explorer. Una información falsa tendrá mayores probabilidades de volverse verdad oficial si la base de la información ya está en las personas.
3-La directa siempre será la mejor vía para enviar un mensaje. Hoy, los cerebros de AptQuant pueden estar felices o preocupados por la dimensión que alcanzó su pequeño experimento de divulgación, pero lo cierto es que a raíz del mensaje que elaboraron nadie está hablando de las deficiencias del Explorer como navegador. Las campañas de información indirecta y las de intriga corren muchos riesgos de desviar la atención de la gente hacia el tema que no es.
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