Buscar en la Pulga

31 de julio de 2007

Entre abogados te veas

Una compañera de trabajo buscando un lugar para alquilar, al momento de decir su profesión recibió esta respuesta: No le alquilo a abogados, porque después ellos trampean para quedarse con las cosas.

Caracas, Área Metropolitana

Las ciudades crecen, extendiéndose hasta dimensiones donde, como escuché decir una vez a Juan Villoro, la variable a dominar no es el espacio sino el tiempo. Las áreas metropolitanas crecen constantemente y suelen expandirse a ratas que la división político-territorial no es capaz de expresar o ajustar. Por eso, muchas áreas metropolitanas ocupan varias regiones, estados o municipalidades y el problema de coordinar las distintas autoridades que tienen vida y decisión en la ciudad se convierte en un asunto fundamental.
En la Constitución de 1999 ese problema se abordó creando la Alcaldía Metropolitana, un ente coordinador de los distintos municipios del Área Metropolitana de Caracas. Pero el modelo, como tantas otras cosas en la Constitución, se concretó a medias, y la Alcaldía Metropolitana nunca tuvo capacidad de coordinar, invadió competencias de los otros municipios e intentó hacer las veces de la extinta Gobernación de Distrito Federal. Al final, la Alcaldía Metropolitana se convirtió en una traba y no en un facilitador de la gobernabilidad del Área Metropolitana.
Todo indica que la Alcaldía Metropolitana tiene sus días contados, le quedan tantos como el Presidente se tarde en aprobarse su Constitución pret-a-porter. Y en esa nueva Constitución, el tema del Área Metropolitana al parecer se abordará extendiendo el Distrito Federal hasta hacerlo coincidir con toda el Área Metropolitana de Caracas, la real, la que se extiende hasta Guarenas y Guatire, a Vargas, a los Altos Mirandinos y a los Valles del Tuy. Pero de todas las combinaciones ésta es quizás la peor, porque a los problemas de las Áreas Metropolitanas se le sumarán los problemas de los Distritos Federales. Ni la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ni el DF Mexicano, ni el Distrito de Columbia son del tamaño de sus áreas metropolitanas, y además tienen autonomías superiores a la que al parecer tendrá el DF Caraqueño.
La forma como se está elaborando la nueva Constitución obliga a que nos opongamos a ella sin ni siquiera tener que ver su contenido, pero si alguien hace caso omiso de esto, en la nueva propuesta para la división político-territorial de Caracas, donde la ciudad será nuevamente un Distrito Federal pero del tamaño de la actualmente conocida como la Gran Caracas, tiene razones de sobra para objetar la reforma. Ojalá tengamos oportunidad de decir esta boca es mía ante la aprobación de la nueva Constitución.

30 de julio de 2007

Caracas, DF

El Distrito Federal es el asiento de la nación. Por eso es una región con autonomía especial o, en otras palabras, sin autonomía regional: La Nación tiene que estar en todas las regiones de la Nación, no en una en específico. Así, no hay representantes del Distrito Federal en los Senados (como no los tuvo el Distrito Federal venezolano hasta la eliminación del Senado y del propio Distrito Federal en la Constitución del 99), ni Asambleas que legislen específicamente para el DF. El legislador del Distrito Federal es la Nación, representada por el Ejecutivo Nacional.
Muy probablemente debido a esto, los Distritos Federales suelen tener desempeños urbanos bastante pobres. Las autoridades de un DF son parte del Ejecutivo Nacional, no le deben su mandato a los habitantes del DF, y cuando tienen que representar los intereses de esos habitantes, tienden a hacerlo siempre que no se interpongan con los intereses de la Nación, en teoría, en la práctica del Ejecutivo Nacional.
Esto ha producido una tendencia a que los DF ganen autonomía regional, que se la ganen a la Nación, que los intereses urbanos, citadinos, de los habitantes de los DF adquieran instancias donde puedan ser atendidos por el DF, por la ciudad. Los éxitos de México DF, de la ciudad autónoma de Buenos Aires, de la propia Bogotá, incluso de Washington DC, tienen que ver con la creación de instancias de gobierno, alcaldías, que le responden a la ciudad y no a la nación. En esa tendencia se ubicó el Constituyente venezolano en 1999 al eliminar el DF y crear el Distrito Capital, aunque quizás por premura, quizás por intereses de última hora, el cambio se quedó a medias, porque la Ciudad no ganó en autonomía y de hecho perdió aún más representación regional, ya que donde antes había un gobernador del Distrito Federal designado por el Presidente, después del 99 no había nada, simplemente nada.
El regreso al Distrito Federal mantendrá intactos todos los problemas que llevaron al intento de la Constitución del 99 de superar la figura del DF. El intento fue lo malo, no la intención. La Constitución del 99 también intentó abordar el problema del Área Metropolitana de Caracas y en esto los resultados tampoco fueron los idóneos. Pero esto debe ser tema de una próxima entrada.

29 de julio de 2007

Caracas, Ciudad Ministerio

Es prácticamente un hecho la reforma de la Constitución de 1999; Constitución catalogada de perfecta en su momento -claro, también de bicha. Y una de las cosas que al parecer traerá la nueva Constitución es el regreso a la figura del Distrito Federal y el crecimiento de éste hasta ocupar el área de lo que comercialmente llamamos La Gran Caracas: los cinco municipios del área metropolitana actual, el Estado Vargas, los Altos Mirandinos, los Valles del Tuy, Guarenas-Guatire y parte de Barlovento. Un gigante en manos de un ministro, porque la figura de Distrito Federal convierte de inmediato a esa entidad político-administrativa en una especie de ministerio, con un gobernador miembro del gabinete ejecutivo designado a dedo por el Presidente de la República.
¿Esto le conviene a Caracas? No es una pregunta fácil de responder, porque las realidades urbanas son mucho más complejas y dinámicas que lo que puede expresarse en una división político-territorial. En el caso de Caracas, hay dos realidades distintas que se mezclan, se confunden o se ignora una en detrimento de la otra. Una es Caracas como Capital de la República y otra es Caracas y su Área Metropolitana.
En la reforma por venir, se mezclan ambas realidades para crear una gigantesca ciudad-ministerio porque, insisto, la ciudad-región a la cual se le quiere dar entidad e identidad político-administrativa va a ser gobernada por un funcionario equivalente a un ministro.
La Condición de Capital de la República justifica un régimen administrativo especial, la condición de inmensa Área Metropolitana amerita un régimen territorial mucho más amplio que el actual. Pero ambas cosas deberían resolverse por separado. Al intentar darle forma de Distrito Federal a una inmensa Área Metropolitana se está creando un Frankestein que desde ya parece destinado a repetir tanto los errores que llevaron a prescindir del DF en la Constitución del 99 como los que hicieron de la Alcaldía Metropolitana un ente que tras apenas 8 años de existencia muchos quieren hacer desaparecer.
Para no alargar demasiado esta entrada, en las próximas seguiré con el mismo tema.

24 de julio de 2007

Balón Dividido

Es el partido que toda una vida se espera jugar: apenas dos puntos detrás del líder; la derrota significaría ver a Los Dos Caminos celebrar el campeonato –como si les cupiera un trofeo más en la vitrina; el empate solo postergaría el fin, depender de que Montecristo le gane a Los Dos Caminos es creer que la Tierra puede girar en sentido contrario; ganar nos dejaría en el primer lugar a falta solo de otra fecha, por primera vez la posibilidad de darle un campeonato al Santa Eduvigis está tan cerca. La emoción del equipo no hizo sino aumentar cada día, y ni siquiera las decisiones de la Liga, por demás esperadas, para enrarecer el clima a favor de Los Dos Caminos cambió en algo nuestro estado de ánimo, cosa que sin duda no dejé de agradecer. “¡Póngannos al árbitro que sea!” fue el grito de guerra durante los entrenamientos de la semana.
-¡Buenos días! dijo mi papá al entrar en la cocina. ¿Ya estás listo?
-Sí, salgo temprano. Vamos a hacer una concentración antes del juego.
Con decepción, papá me dijo que esperaba que nos fuéramos juntos al partido, un acontecimiento como éste debía ser vivido en familia desde el principio. No supe qué hacer, la verdad me hubiera gustado complacerlo, pero no podía decirle que sí. -Suerte, agregó secamente antes de que yo pudiera encontrar un escape, y se sentó a leer el periódico.
-Gracias, nos vemos allá, respondí y salí.

Corre el minuto ochenta y el empate a cero se mantiene. Dos balones en el poste y la excelente actuación del portero han salvado a Los Dos Caminos de estar por debajo en el marcador. A estas alturas ellos agradecen el empate, pero sigue costándoles controlar el juego. A sabiendas de que es ahora o esperar el año que viene estamos volcados en su área. Prácticamente atacamos todos, solo yo me quedo en el círculo central atento a cualquier intento de contragolpe.
Y el intento vino. Un balonazo largo que llegaría a nuestra área de un bote. Supe que era una bola complicada, fui por ella con desesperación. Mi portero quiso salir a despejarla, pero a medio camino dudó y se devolvió a la portería. Como el demonio que es, el extremo de Los Dos Caminos también fue tras el balón. Aunque no me ganó la espalda, logró alcanzarme. En la medialuna saltamos juntos por el dominio de la bola, la cabeceé intentando rechazarla, con la mala suerte que rebotó en su cabeza y siguió hacia el área. Hombro con hombro entramos en el área, sentí su mano tomándome el short, sabiendo lo que nos estábamos jugando levanté los brazos mostrando mi inocencia. El portero por fin decidió intervenir y salió de la portería. El delantero supo que no iba a alcanzar el balón, forcejeó con la liga de mi short, puso su cabeza por delante de mi pecho y se lanzó aparatosamente antes de que el portero agarrara el balón. Al saltar para esquivarlo no levanté suficientemente los tacos para que se llevara el recuerdo. Y cuando salté por encima de mi portero escuché el pitazo.
Por un segundo creí que había sentenciado simulación del delantero. Pero de inmediato vi al descarado vestido de zamuro trotando hacia el punto de penalti.
-¡Ni lo toqué! ¡No nos jodas el campeonato, vendido de mierda!
La tarjeta se tiñó de dignidad. Detrás de mí, otros tres compañeros desfilaron al vestuario. No vi el resto, los gritos de la grada fueron suficiente anuncio del cañonazo.
Antes de marcharse, uno a uno todos los jugadores se acercaron y me tocaron el hombro, no sé si a modo de solidaridad o de condolencia. Mi portero Pilatos fue el único que se atrevió a llamar las cosas por su nombre.
-Tu papá la cagó.

Sí, lo hizo, y todo el camino de vuelta a casa no pude dejar de pensar en cuál sería mi reacción al verlo. Abrí la puerta y ahí estaba, sentado en el sillón leyendo el periódico como si en todo este tiempo no hubiera salido. Fue cuando sentí la rabia subir indetenible desde las entrañas. Con todas las fuerzas que pude robarle a mi indignada resignación le grité a quemarropa:
-¡El coño de tu madre, hijo de puta!
Me miró, desarmándome con su expresión fresca de quien no arrastra culpas ni deudas, y antes de volver a su periódico de ayer, respondió tranquilo, casi sin darse por aludido:
-Tu abuela.

22 de julio de 2007

La Gran Muralla

La foto pertenece a Richard Alvarado, fotógrafo del cual perdí la pista hace tiempo. Alguna vez me tocó escribir algo sobre esta foto; creo que ahora que la Gran Muralla ha sido reconocida como una de las 7 maravillas del mundo, vale la pena recordar aquel parrafito:

Asomarse por una de sus ventanas y encontrarse con ella en su sinuosidad no es para nada casual. Muro de contención en el pasado, las barreras aún hoy persisten en un pueblo que durante toda su historia solo ha necesitado verse a sí mismo.

21 de julio de 2007

Una foto con Katiuska Rodríguez

Hay personas cuya historia parece apuntar a la grandeza. Es el caso de Katiuska Rodríguez. Como se puede leer en El Nacional del jueves 19 de julio, Katiuska estudiaba medicina y quería ser roquera, pero decidió ingresar en el Orfeón de la universidad porque a los miembros le entregaban tickets para el comedor univesitario. Entonces, la escucharon quienes debían escucharla y lanzaron su veredicto: Katiuska poseía una tesitura de voz muy extraña, que la convertía en una de las pocas mezzosoprano lírica dramático que hay en la actualidad. En el mes de noviembre estará en Italia, becada para estudiar con Mirella Freni.

Este viernes, tuve la oportunidad de asistir a una cena donde Katiuska cantó algunas arias. Nunca había sentido algo así, la voz de Katiuska se expandía por el jardín de la Alianza Francesa de La Castellana y te arropaba para escucharla no sólo a través de los oídos sino de todo el cuerpo, del pecho, de la espalda, con una fuerza que te retumbaba en el esternón pero con una dulzura capaz de arrullar a un niño.

No sé nada de ópera, pero mi reacción fue ir con Olivia a tomarnos una foto con ella, seguro de que muy pronto solo la veremos si tenemos oportunidad de ir a los teatros más famosos de Europa y Estados Unidos. Se me antoja que lo mismo que sentí este viernes lo debieron sentir aquéllos que tuvieron la oportunidad de escuchar a un joven llamado Plácido Domingo. No sé si haya gente que tenga fotos junto a Domingo cuando no era famoso, pero aquí está la mía junto a Katiuska Rodríguez, seguro de que a la vuelta de un par de años la seguiré exhibiendo para envidia de todos.



15 de julio de 2007

Colidir


Cuando a unos solo les queda encontrar la mejor manera de matar el tiempo, otros tienen numerosas tareas por delante. Gerenciar se vuelve un asunto igual a dirigir el tránsito: El objetivo es evitar que los que esperan nuevas ocupaciones choquen con los que esperan la llegada de algún momento libre.