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27 de junio de 2007

¿Dolidos?




Siguiendo la moda de ver mensajes subliminales por todas partes, me encontré con esta valla de Venevisión en los alrededores del Centro San Ignacio. El nombre de una de las novelas que actualmente transmite el canal, sirve de presentación al eslogan de la campaña, leyéndose la oración: Aunque mal paguen, somos Venevisión.

Sin duda, es un reclamo a todos aquellos televidentes que olvidando su fidelidad para con el canal le han pasado factura por su línea editorial y por celebrar el fuego de rating que están haciendo con la leña de la señal caída de RCTV. El Canal de La Colina se ha visto tan afectado por la actitud de los televidentes, que el mismísimo presidente del Grupo Cisneros transmitió un mensaje explicando las posiciones del canal.

Pero la procesión va por dentro, el reconcomio también, y por eso, en vez de poner el Somos Venevisión en la valla de la otra novela del canal, lo pusieron en donde mentes mal intencionadas como la mía pudieran captar el mensaje. Más que de un mensaje subliminal se trata de una traición del subconciente.

26 de junio de 2007

Las venas cerradas de América Latina

Recientemente, el presidente Chávez confesó, no sin cierto dolor, que estaba convencido de que su muerte significaría el inmediato fin de la revolución venezolana.
Debido al evidente sobrepeso y la frecuente hinchazón; sumado a la posibilidad de que sufra o haya sufrido del efecto jet-lag o de alguna consecuencia por los constantes cambios de huso horario; y tomando en cuenta los rumores sobre sus costumbres: trasnochos y noches en vela, estallidos de rabia muy fuertes, consumo en gran cantidad de café y cigarrillos; se puede decir que el presidente Chávez podría no tener una buena salud.
Si el cuerpo llegara a pasarle alguna factura al Presidente, no se estaría poniendo en riesgo solamente su vida, sino la de la revolución bolivariana socialista bonita.
Así, en el mismísimo corazón del presidente Chávez podría estar latiendo la conspiración y la contrarrevolución. El Presidente, no por hipocondría sino por responsabilidad histórica, está obligado a no perder de vista la más leve tos, el menor atisbo de dolor, una simple uña encarnada, so pena de que un síntoma desestimado, una despreocupación, una segunda opinión demasiado condescendiente, lo vuelvan a él mismo cómplice de que el viento se lleve consigo la revolución. Definitivamente, no me gustaría estar en su chaleco antibalas.

12 de junio de 2007

Derecho a elegir



En medio de un momento bastante conflictivo, el movimiento estudiantil venezolano pudo leer en la Asamblea Nacional un discurso donde se da una definición muy hermosa y bastante práctica de lo que es el Derecho a Elegir:

"...exigimos, con la misma entereza y con la misma fortaleza, que se vele y se garantice el derecho a elegir. Entendiéndose el derecho a elegir desde lo más simple como el derecho de decidir qué ropa usar, qué comer y qué ruta tomar para ir a su trabajo. Hasta lo más complejo como elegir su culto, su ideología y sus autoridades políticas. Pasando también por su derecho a elegir qué desea leer en el periódico, escuchar en la radio y ver en la televisión. Pues esa decisión debe recaer finalmente en el individuo, en el ciudadano, no en el Estado y no en el Gobierno. Ese derecho a elegir lo que más nos satisfaga es el que hace al hombre verdaderamente libre, es el que hace al hombre verdaderamente humano, ya que una vida sin elecciones, una vida sin decisiones, tiene poco de vida, tiene poco de libre y tiene poco de humano".

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10 de junio de 2007

Las segundas últimas palabras de Lázaro

Partí apenas me hicieron llegar la advertencia de Juan, pero mi huida no se debió al miedo. Fueron mis hermanas las que con su silencio y su incomodidad me decían a gritos que tenía que marcharme, que a pesar de lo sucedido, o debido a ello, ya no pertenecía a su mundo. Ni siquiera cubriendo las partes de mi piel que se habían podrido pude borrarles la aprehensión de sus rostros. Después de todo, cualquier vendaje hace las de mortaja y los míos les recordaban que yo no tenía que estar ahí junto a ellas, que ellas me necesitaban como cualquiera necesita a un familiar que acaba de morir y que pedir por su regreso no es más que la manera de ir asimilando el absoluto de la ausencia. Él, que es hijo de Dios, no podía entender eso.

No me dedicó ni un par de palabras antes de marcharse a Jerusalén. Quise ofrecerme para seguirlo junto a los otros doce, pero no dio la más mínima muestra de que le interesaba como discípulo. Y aquí estoy, vagando por el desierto sin saber qué hacer, perseguido por aquéllos que no quieren que el poder de este nuevo Dios crezca, y abandonado por quienes me amaban porque ahora al mirarme sólo pueden ver ese poder.

He pensado poner fin a esta dádiva. Sin embargo, me paraliza pensar que el intento no funcione. Tal como abandonó mi cuerpo, la certeza de la muerte abandonó mi pensamiento quitándome toda humanidad. Lo único que espero es que mi agonía tenga término y que la de Él, si algún día le llega, sea recordada por el resto de la historia.

9 de junio de 2007

La rebelión de las abuelitas

Estos son días de revolverse la cabeza pensando, y tal cosa hace que las telarañas de la memoria dejen libres los recuerdos más añejos. Años atrás, sentado en un salón de clases, escuchaba al profesor hacer una reflexión muy interesante sobre la guerra de Chechenia: la rebelión de las abuelitas, la llamó. Porque tras setenta años de ateísmo de estado, con el comunismo y la revolución como únicas banderas, ideología, pensamiento y religión de la Unión Soviética, solamente los abuelos y las abuelas podían saber el significado de ser musulmán. El que la provincia de Chechenia se levantara y exigiera su independencia de la Federación Rusa tras reconocerse a sí mismos como musulmanes, solo pudo ser posible por el esfuerzo y tozudez con que esos abuelos y abuelas y luego padres y madres transmitieron los valores y creencias que poseían, independientemente y a pesar de toda la propaganda y control del aparato estatal.
Hoy por hoy, ese profesor ocupa un importante puesto en la diplomacia venezolana. Tal vez estos días le estén haciendo recordar sus propias palabras.

8 de junio de 2007

Ruptura

Cuando el ministro de Energía y Petróleo y presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, dio su inspirado discurso sobre cómo las dos instituciones que encabeza (la que fiscaliza y la fiscalizada, menudo pasticho) tenían que ser rojas rojitas, el régimen entró en una fase a lo Cruz Diez: de saturación cromática. La revolución, el proceso, el partido, el Estado, las instituciones, el pueblo, y sobre todo el presidente, están pariendo un hombre nuevo y ese hombre es socialista del siglo xxi. Pero como ese hombre nunca estará del todo vacunado contra las tentaciones de los antivalores, el deber de la revolución, del proceso, del partido, del Estado, de las instituciones, del pueblo y sobre todo del presidente es recordarle y reforzarle siempre su ideología, una tarea que también es visual, porque el hombre nuevo socialista del siglo xxi debe tener la ideología no solo en el cerebro, es importante que la tenga en los sentidos. Por eso, la ideología debe verse en todo momento, en todo lugar, y se ve color rojo rojito. Los estudiantes fueron a la Asamblea vestidos de rojo pero no rojito. Al decir que no querían ser uniformados y quitarse la franela roja estaban diciéndole a la revolución, al proceso, al partido, al Estado, a las instituciones, al pueblo y sobre todo al presidente que ellos no son y no serán socialistas del siglo xxi. Ese gesto no fue simplemente el fin de la estrategia del oficialismo de asimilar la protesta estudiantil burocratizándola, institucionalizándola al darle puertas abiertas en las instituciones saco roto del Estado. Ese gesto fue una ruptura entre el movimiento estudiantil y la revolución. Una ruptura profunda y probablemente definitiva. El hombre nuevo socialista del siglo xxi todavía no parece caminar por nuestras universidades.

7 de junio de 2007

La Agenda Estudiantil

La estrategia del Oficialismo para lidiar con el movimiento estudiantil pasó de la represión selectiva a la de reconocimiento institucional, siempre encuadrándolos dentro de esa visión de la realidad venezolana que califica como opositor, golpista, oligarca y lacayo del imperio a todo aquel que levante una bandera de reivindicación o crítica frente al gobierno. Creo que este cambio se debió a la idea de que así el movimiento se desgastaría, entregando documentos y argumentando las razones por las que lo entregaron, mientras el día a día, el indetenible paso del calendario académico los devolvería, a unos primero, a otros después, a las aulas. En ese cambio, las instituciones del Poder Público pasaron de negar cualquier representatividad del movimiento, a reconocerlo y recibirlo en todos los espacios. En ese marco debe ser entendida la decisión de la Asamblea Nacional de permitirles la entrada en el Hemiciclo, pero manteniendo los términos revolucionarios-contrarrevolucionarios, gobierno-oposición con que buena parte del país lee y entiende la cada vez más compleja realidad venezolana.
Al asistir, presentar su discurso, dejar en claro importantes reivindicaciones y banderas de lucha, brindarnos un momento simbólico impactante cuando se quitaron las franelas rojas diciendo que no querían ser uniformados, y saliendo de la Asamblea porque no fueron a debatir, todo en cadena nacional, creo que se anotaron un éxito. Porque más allá de si había que aprovechar la tribuna o si los estudiantes oficialistas pudieron presentar sus puntos sin ningún contrapeso, ahora estamos discutiendo si el movimiento estudiantil tuvo razón o no, estuvo acertado o no en hacer lo que hizo, y no estamos discutiendo si este estudiante estuvo mejor que aquel otro o si los oficialistas lucieron de tal manera y los otros lucieron de tal otra. La Asamblea quería que comparáramos a los estudiantes de uno y otro bando, y por eso salió derrotada, por eso la rabia de Cilia Flores, porque el protagonismo sigue estando en el movimiento estudiantil y la agenda la siguen poniendo ellos. El Movimiento Estudiantil pica y se extiende.

En otro lugar

Corrían los tiempos del estreno del Episodio I y yo trabajaba en un semanario universitario. En la mesa de redacción propuse dedicar unas páginas a la película. El Director y el Sub Director del semanario se vieron las caras y me preguntaron qué tenía de especial esa película como para dedicarle un espacio más allá de la sección de próximos estrenos. Entonces les hablé de la trilogía, de cómo empezaba por el capítulo IV, de los Jedis, de cómo la transformación de Anakin en Darth Vader era una historia que no había sido contada pero que muchos siempre quisieron conocer, de los clubs de fanáticos, de las historias que los aficionados habían creado, de la gente que se consideraba a sí mismos Caballeros Jedis y creían vivir bajo la disciplina Jedi, de cómo la expectativa por el nuevo episodio crecía en el mundo entero y de cómo podía hacerse un número bien atractivo con todo eso. Cuando terminé de hablar, el Director y el Sub Director volvieron a verse y el Director dijo unas palabras que en estos días regresaron a mi memoria con una fuerza inusitada: ¿Dónde nos tenía el comunismo cuando sucedió todo eso?

6 de junio de 2007

Horario de clases

7 a 9 am: Clases
9 a 11 am: Desobediencia Civil
11 am a 1 pm: Evaluación de las acciones del día y planificación de las nuevas
1 a 2 pm: Almuerzo
2 a 4 pm: Clases
4 pm a 6 pm: Asamblea de Estudiantes y Rueda de prensa para anunciar las nuevas acciones
6 pm a 8 pm: Estudio
8 pm a 10 pm: Monitoreo de medios y evaluación de los resultados de la jornada
10 pm a 12 am: Estudio y a dormir