La estrategia del Oficialismo para lidiar con el movimiento estudiantil pasó de la represión selectiva a la de reconocimiento institucional, siempre encuadrándolos dentro de esa visión de la realidad venezolana que califica como opositor, golpista, oligarca y lacayo del imperio a todo aquel que levante una bandera de reivindicación o crítica frente al gobierno. Creo que este cambio se debió a la idea de que así el movimiento se desgastaría, entregando documentos y argumentando las razones por las que lo entregaron, mientras el día a día, el indetenible paso del calendario académico los devolvería, a unos primero, a otros después, a las aulas. En ese cambio, las instituciones del Poder Público pasaron de negar cualquier representatividad del movimiento, a reconocerlo y recibirlo en todos los espacios. En ese marco debe ser entendida la decisión de la Asamblea Nacional de permitirles la entrada en el Hemiciclo, pero manteniendo los términos revolucionarios-contrarrevolucionarios, gobierno-oposición con que buena parte del país lee y entiende la cada vez más compleja realidad venezolana.
Al asistir, presentar su discurso, dejar en claro importantes reivindicaciones y banderas de lucha, brindarnos un momento simbólico impactante cuando se quitaron las franelas rojas diciendo que no querían ser uniformados, y saliendo de la Asamblea porque no fueron a debatir, todo en cadena nacional, creo que se anotaron un éxito. Porque más allá de si había que aprovechar la tribuna o si los estudiantes oficialistas pudieron presentar sus puntos sin ningún contrapeso, ahora estamos discutiendo si el movimiento estudiantil tuvo razón o no, estuvo acertado o no en hacer lo que hizo, y no estamos discutiendo si este estudiante estuvo mejor que aquel otro o si los oficialistas lucieron de tal manera y los otros lucieron de tal otra. La Asamblea quería que comparáramos a los estudiantes de uno y otro bando, y por eso salió derrotada, por eso la rabia de Cilia Flores, porque el protagonismo sigue estando en el movimiento estudiantil y la agenda la siguen poniendo ellos. El Movimiento Estudiantil pica y se extiende.