La estrategia del Oficialismo para lidiar con el movimiento estudiantil pasó de la represión selectiva a la de reconocimiento institucional, siempre encuadrándolos dentro de esa visión de la realidad venezolana que califica como opositor, golpista, oligarca y lacayo del imperio a todo aquel que levante una bandera de reivindicación o crítica frente al gobierno. Creo que este cambio se debió a la idea de que así el movimiento se desgastaría, entregando documentos y argumentando las razones por las que lo entregaron, mientras el día a día, el indetenible paso del calendario académico los devolvería, a unos primero, a otros después, a las aulas. En ese cambio, las instituciones del Poder Público pasaron de negar cualquier representatividad del movimiento, a reconocerlo y recibirlo en todos los espacios. En ese marco debe ser entendida la decisión de la Asamblea Nacional de permitirles la entrada en el Hemiciclo, pero manteniendo los términos revolucionarios-contrarrevolucionarios, gobierno-oposición con que buena parte del país lee y entiende la cada vez más compleja realidad venezolana.
Al asistir, presentar su discurso, dejar en claro importantes reivindicaciones y banderas de lucha, brindarnos un momento simbólico impactante cuando se quitaron las franelas rojas diciendo que no querían ser uniformados, y saliendo de la Asamblea porque no fueron a debatir, todo en cadena nacional, creo que se anotaron un éxito. Porque más allá de si había que aprovechar la tribuna o si los estudiantes oficialistas pudieron presentar sus puntos sin ningún contrapeso, ahora estamos discutiendo si el movimiento estudiantil tuvo razón o no, estuvo acertado o no en hacer lo que hizo, y no estamos discutiendo si este estudiante estuvo mejor que aquel otro o si los oficialistas lucieron de tal manera y los otros lucieron de tal otra. La Asamblea quería que comparáramos a los estudiantes de uno y otro bando, y por eso salió derrotada, por eso la rabia de Cilia Flores, porque el protagonismo sigue estando en el movimiento estudiantil y la agenda la siguen poniendo ellos. El Movimiento Estudiantil pica y se extiende.
Play cumple cinco años
Hace 4 años.
4 comentarios:
No lo había visto así, pero tienes toda la razón. Hoy cuando intentaba burlarme de alguna de las fracesitas manidas de los boliestudiantes todo el mundo me ponía cara de que eso no había pasado, claro si lo que todo el mundo comentaba era el gesto que tú precisas.
Y como yo soy un alienado completo: two thumbs up for you, pal!!
gracias por tu comentario, mi amigo elCapo. Creo que en estos tiempos hasta ser alienado como que es asunto de enorgullecerse.
Totalmente de acuerdo. De hecho, creo que el impacto comunicacional del "adiós a las franelas rojas" no ha sido medido por completo. Prueba de ello son las reacciones posteriores de numerosos voceros y la inexorable necesidad de atacar a los estudiantes, mas no sus argumentos.
La retirada de la asamblea no permitio que se diera el debate, es decir, que se abriera la zanja que desvirtuara una causa que en principio está orientada para todos los espacios del país. Como lo mencioné hace tiempo: no se trata de un ahora o nunca, sino de un hoy y para siempre.
Hoy y para siempre, Andrés, es ése el espíritu que yo percibo en este movimiento y eso lo hará muy difícil de detener. Un gran saludo
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