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30 de julio de 2007

Caracas, DF

El Distrito Federal es el asiento de la nación. Por eso es una región con autonomía especial o, en otras palabras, sin autonomía regional: La Nación tiene que estar en todas las regiones de la Nación, no en una en específico. Así, no hay representantes del Distrito Federal en los Senados (como no los tuvo el Distrito Federal venezolano hasta la eliminación del Senado y del propio Distrito Federal en la Constitución del 99), ni Asambleas que legislen específicamente para el DF. El legislador del Distrito Federal es la Nación, representada por el Ejecutivo Nacional.
Muy probablemente debido a esto, los Distritos Federales suelen tener desempeños urbanos bastante pobres. Las autoridades de un DF son parte del Ejecutivo Nacional, no le deben su mandato a los habitantes del DF, y cuando tienen que representar los intereses de esos habitantes, tienden a hacerlo siempre que no se interpongan con los intereses de la Nación, en teoría, en la práctica del Ejecutivo Nacional.
Esto ha producido una tendencia a que los DF ganen autonomía regional, que se la ganen a la Nación, que los intereses urbanos, citadinos, de los habitantes de los DF adquieran instancias donde puedan ser atendidos por el DF, por la ciudad. Los éxitos de México DF, de la ciudad autónoma de Buenos Aires, de la propia Bogotá, incluso de Washington DC, tienen que ver con la creación de instancias de gobierno, alcaldías, que le responden a la ciudad y no a la nación. En esa tendencia se ubicó el Constituyente venezolano en 1999 al eliminar el DF y crear el Distrito Capital, aunque quizás por premura, quizás por intereses de última hora, el cambio se quedó a medias, porque la Ciudad no ganó en autonomía y de hecho perdió aún más representación regional, ya que donde antes había un gobernador del Distrito Federal designado por el Presidente, después del 99 no había nada, simplemente nada.
El regreso al Distrito Federal mantendrá intactos todos los problemas que llevaron al intento de la Constitución del 99 de superar la figura del DF. El intento fue lo malo, no la intención. La Constitución del 99 también intentó abordar el problema del Área Metropolitana de Caracas y en esto los resultados tampoco fueron los idóneos. Pero esto debe ser tema de una próxima entrada.

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