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31 de octubre de 2007

Secretos en el asfalto

Como Chesterton, que dijo que el mejor lugar para esconder una hoja es un bosque, y Borges, que lo entendió perfectamente y escondió un libro en una biblioteca, creo que la persona que botó los diskettes en la calle se deshizo en alguno de ellos de un secreto que no podía ser descubierto. Resabios de una tecnología obsoleta, ni siquiera aquellos que buscan la vital información se detendrán a recoger los diskettes y para ver si se encuentran con el contenido deseado correrlos uno a uno en sus computadoras. Pronto, el aseo urbano pasará y el secreto del hombre que desparramó los diskettes en el asfalto estará completamente a salvo.