Como Chesterton, que dijo que el mejor lugar para esconder una hoja es un bosque, y Borges, que lo entendió perfectamente y escondió un libro en una biblioteca, creo que la persona que botó los diskettes en la calle se deshizo en alguno de ellos de un secreto que no podía ser descubierto. Resabios de una tecnología obsoleta, ni siquiera aquellos que buscan la vital información se detendrán a recoger los diskettes y para ver si se encuentran con el contenido deseado correrlos uno a uno en sus computadoras. Pronto, el aseo urbano pasará y el secreto del hombre que desparramó los diskettes en el asfalto estará completamente a salvo.
Play cumple cinco años
Hace 4 años.
6 comentarios:
yo diria que el mejor sitio para esconder una hoja es en un libro...
Una hoja de un árbol saltaría a la vista
"Una hoja de un árbol saltaría a la vista"...pero solo si buscas en la pagina correcta...
No hay que buscar página por página, solo tienes que agarrar el libro por el lomo y sacudirlo un poco
Tengo cientos en casa... no los boto aún, como el señor de tu foto, pues aún me devano los sesos: ¿qué hago con ellos? Algo, aunque no sea relacionado con su capacidad de almacenamiento, puedo hacer con tantos...
Cualquier cosa que haga, seguramente, tampoco implicará secretos... sólo maña.
Saludos.
Ahora que lo pienso yo no tengo tantos, me pregunto qué ha pasado con mis diskettes. Muchos saludos
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