Yo no pedí una vida contigo, tan solo minutos de tu tiempo: un poquito hoy; mañana tal vez; pasado mañana seguro; cuando puedas; cuando te haga falta; cuando necesites de mí; cuando no tengas a más nadie; cuando no tengas nada que hacer; como siempre; como de costumbre; como para hacer algo distinto; como quien no quiere; ¿cómo? ¿ahora? Y los minutos se fueron acumulando y sumaron días, semanas, meses y años hasta que llenaron la agenda de tus recuerdos y tuviste que empezar a escribir en la del futuro. Fue cuando te pregunté si estábamos juntos. Y te diste cuenta de que sí.
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