No al alimento sino a la palabra, porque palomitas de maíz al parecer es un nombre mucho más extendido que el de cotufa y cada vez que en mi lugar de trabajo la gente se me queda mirando desconcertada cuando digo cotufa, bien porque me provoca bajar a la máquina y comprar unas cotufas de microondas para resistir las horas de la tarde en la oficina, bien porque la nombro en alguna de las múltiples frases o expresiones en que la utilizo ("es que tiene dos cotufas en la cabeza", "es un texto muy cotufa", "le explotaron las cotufas"), doy gracias a Cervantes, Dios del Lenguaje, por que en Venezuela utilizamos cotufa y no palomitas de maíz; cotufa es una palabra hermosa y no sería para nada lo mismo preguntarle a alguien que nos sorprende con un arranque inesperado de genialidad, cuándo le explotaron las palomitas de maíz.
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