Chesterton puso alguna vez en cabeza de su personaje, el padre Brown, una estrategia lógica que le sirvió para resolver un caso: el mejor lugar para esconder una hoja es el bosque.
En el bosque de los social media muchas veces se olvida que un estatus o un tuit puede pasar completamente desapercibido debido precisamente a su condición de estatus o tuit. No pasearse por esa posibilidad trae diversas consecuencias, como por ejemplo:
1- Abandonar sitios, sean páginas o blogs, debido a que ahora se tuitea. Siempre que puedo insisto en que esto es un grave error. Aunque la gente esté en Facebook o en Twitter, las búsquedas siguen estando en Google y cuando nos interesa que se encuentre un contenido específico tenemos que trabajar para que sea fácil de encontrar; ni Twitter ni Facebook hacen de la búsqueda de contenidos específicos una tarea sencilla.
2- Reaccionar de inmediato ante un tuit o estatus. Después de todo, la inmediatez hace que un mensaje se pueda reproducir a una velocidad que haga imposible reparar un daño debido a una información no deseada. Pero no solo existe la velocidad, también existen zonas de circulación. Antes de reaccionar a mensajes no deseados, siempre hay que tomarse el tiempo de verificar dónde están circulando esos mensajes y no, la respuesta no es tan sencilla como "en Internet" o "en Twitter". La guía de oro para actuar, debe ser que nuestra reacción ante un mensaje no deseado no sea la manera como nuestra audiencia más cercana se entere de la existencia de ese mensaje.
3- Estar demasiado atentos a nosotros mismos. El bosque es inabarcable, ¿no?, pero aunque vivamos pendientes solo de nuestro árbol no hay que olvidar el gran entorno donde se ubica. Los analytics solo sirven si les agregamos un poco de contexto; de lo contrario, una subida o un bajón en las visitas, en los likes o en los retuits serán simple producto del azar. Quizás lo sean en muchos casos, pero en otros no.
4- Perderse en el próximo tuit. ¿Qué importa una hoja más en el bosque? Esa parece la actitud de gente que retuitea, comparte y comenta sin parar y sobre todo, sin diferenciar. Esos son precisamente quienes mejor esconden sus mensajes y terminan haciendo solo ruido ensordecedor, que es lo más cercano al silencio en las redes sociales.
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