Una pulga no puede picar a una locomotora, pero sí llenar de ronchas al maquinista... Así Libertad le explicaba a Mafalda el sentido de luchar por causas perdidas.
Los deportistas pierden facultades, los oficinistas se jubilan, los profesores no aguantan dar el número de horas que solían dar, los cirujanos pierden el pulso, pero por alguna extraña razón creemos que los escritores no envejecen y que por el contrario, aumentan en maestría con los años y que sus cada vez más prolongados silencios no son de cansancio sino de creación.
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