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8 de octubre de 2009

No molestar, que anunciaron el Nobel

Como mis amigos saben de mi dedicación a la lectura y mi afición por buscar nuevos autores, el anuncio del Nobel de literatura para mí siempre llega acompañado de la terrible pregunta "¿has leído al ganador?". Y generalmente mi respuesta es no, no he leído al ganador.
El Nobel, como los grandes relatos, es de otra época. La importancia del premio radicaba en que la sociedad mundial delegaba en la Academia Sueca el reconocimiento a una trayectoria por todos conocida. Las controversias solían surgir porque se cuestionaba la importancia de la obra, no porque alguien no conociera al escritor.
Pero en esta época de fragmentos, de relatos íntimos, de historias de vida, el Nobel se ha convertido más en una invitación a leer que en un reconocimiento, el Nobel hoy por hoy parece uno más de los pasos que tiene que dar un escritor en la escalera de las vitrinas mundiales y no el escalafón final.
Y la controversia que pudiera haber detrás de si Hertha Müller merecía o no el premio, o si lo merecía pero no antes de (el nombre de tu preferencia aquí), queda no anulada sino postergada por el hecho de que buena parte de los interesados en participar de la controversia, a favor o en contra del fallo, estaremos ocupados un buen tiempo buscando los libros de Müller y, si los encontramos, sentándonos a leer.

4 comentarios:

Santiago Maisonnave dijo...

No te preocupes, Luís, que encontrarás los libros sin problemas... si no, el negocio no funciona.
Un abrazo.

Luis Alejandro Ordóñez dijo...

Es así. La pregunta interesante es si cuando lleguen, ¿realmente nos preocuparemos por leerlos? Muchos saludos

Santiago Maisonnave dijo...

Ah, ésa es otra historia, claro... yo supongo que el Nobel sigue funcionando como elemento de marketing (no faltarán tan fácilmente las señoras gordas que llegan a la librería y te dicen, con aire de intelectuales: "Dame ése de ésa que se ganó el premio Noble"...). Veremos.
Abrazo.

Luis Alejandro Ordóñez dijo...

Tienes toda la razón. Lo triste es que si el esfuerzo de mirar hacia literaturas poco conocidas o promocionadas por estos lares era sincero, termina jugando para la máquina de marketing. Por ahí los conspiradores están señalando que de los últimos cuatro Nobel, tres han sido para el mismo editor, cosa del todo sospechosa.
Saludos