Olivia me hizo notar la edad de los vendedores del Nook en Barnes & Nobles. Cada librería de la cadena tiene un stand para exhibir su lector de libros electrónicos, donde un vendedor atiende a las personas que quieren conocer sobre el aparato y ver cómo funciona. Ese vendedor nunca tiene menos de 50 años. Y la estrategia tiene pleno sentido cuando se constata que la mayoría de las personas que se acercan al stand son del mismo rango etario del vendedor e incluso mucho mayores--sobre todo mucho mayores. Las conversaciones entre potenciales usuarios del Nook y el encargado de mostrar las bondades del lector electrónico, se ven amenas y muy interesantes, son auténticas tertulias entre pares, cosa que no sucedería si quien muestra el aparato fuera un adolescente techno-savvy. Barnes & Nobles sabe muy bien que quienes están comprando lectores electrónicos son gente que lee mucho y no necesariamente gente que ama los gadgets. Mientras lectores más parecidos a mí y a ti que lees esto, probablemente hemos buscado información sobre los distintos aparatos en páginas web, foros y entre nuestros contactos social media, otros lectores van a la librería y es ahí donde se acercan al e-reader. Interesante lo que está haciendo Barnes & Noble para llegarle a ese público.
Sin embargo, me sigue pareciendo que a pesar del stand, Barnes & Noble--y en general todas las librerías que visito--hace poco o nada por integrar el libro electrónico a sus operaciones del día a día. No tengo muy claro cómo debería ser esa integración, pero tengo la sensación de que el mundo de la lectura en papel y el de la lectura en pantalla todavía se perciben como mundos aparte incluso en lugares como Barnes & Noble, que se supone está transitando por ambos.
Play cumple cinco años
Hace 4 años.
1 comentario:
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