No me gusta el fútbol americano. Y sin embargo, puedo enumerar varias películas y series que me gustan bastante donde el fútbol americano es el centro de la trama y la acción. Mi película deportiva favorita quizás sea
Remember the Titans, donde Denzel Washington tiene que dirigir a un equipo colegial recién obligado a integrar negros y blancos en sus filas.
Soy, por otra parte, muy fanático del béisbol, pero las películas de béisbol no suelen ser muy acertadas. De hecho, quizás la que más me gusta no sea una película completa de béisbol sino una secuencia, el partido de béisbol en
Naked Gun, donde Frank, el personaje del recientemente fallecido Leslie Nielsen, se hace pasar por el umpire de un juego de Grandes Ligas para descubrir al potencial asesino de la Reina de Inglaterra.
A pesar de que el fútbol me gusta tanto como el béisbol, no soy capaz de recordar algún momento cinematográfico realmente memorable donde ese deporte sea protagónico. La explicación más sencilla quizás sea que como en Estados Unidos el soccer todavía no es muy popular, entonces Hollywood no se ha visto en necesidad de producir la gran película sobre el deporte rey. Entonces, ¿dónde está la gran película inglesa sobre el fútbol? Espero que no sea
Bend it like Beckham. ¿Y la española? ¿La italiana? ¿La argentina? ¿La brasileña? Hay una película chilena que yo no he logrado ver,
Historias de fútbol, que al parecer es muy buena, pero el que mencionemos esta o aquella solo cuentan como excepciones de la gran regla: el fútbol no se lleva bien con el cine.
Quizás la clave para descubrir el por qué de esa pobre relación cine-fútbol, esté en prestarle atención precisamente al fútbol americano. El fútbol americano es un deporte bastante cinematográfico, con sus jugadas con claro comienzo y final, como si de escenas se tratara. Cada reunión del quarterback con su equipo, el conteo, la puesta en movimiento del balón y la ejecución de la jugada, con su final fallido o acertado, es toda una estructura dramática en sí misma, con presentación, nudo y desenlace, y por ello se le da bien el fútbol americano a los guionistas.
Pero los juegos de fútbol, con su pitazo inicial, su entretiempo 45 minutos después y luego de 15 los 45 minutos finales, no son fáciles de manejar para los guionistas, que tienen que darle tensión narrativa a lo que sucede en el terreno. Recientemente, el Newcastle logró empatar con el Arsenal 4-4 luego de ir perdiendo 4-0 al final del primer tiempo. Esa fue la primera vez que un equipo en la Premier League lograba tal hazaña, pero eso fue exactamente lo que hizo el equipo de los presos aliados contra el equipo del ejército nazi en la película
Escape to Victory. A mí siempre me pareció ese juego demasiado falso, y no tenía nada que ver con que Sylvester Stallone fuera el arquero de los aliados. La manera como cambió el partido nunca me resultó creíble, ni siquiera por el hecho de que los jugadores renunciaron a la libertad a cambio de intentar ganar en el segundo tiempo. Quizás si ahora veo el partido del Newcastle primero y vuelvo a ver
Fuga a la victoria, como la conocí de niño, tal vez pueda creerme un poco más lo que sucedió en la cancha cinematográfica.
En la reciente película venezolana
Hermano, los partidos de semifinal y final se vuelven poco convincentes porque son exactamente iguales: remontadas de último minuto. Que suceda una vez, bien, pero que el primer juego haya sido una remontada le quitó toda la tensión dramática al segundo partido. Pero me pongo en el lugar de los guionistas: ¿Habían otras posibilidades?
Muchos son los partidos que terminan con un equipo simplemente dejando que transcurran los minutos que faltan para el pitazo final. Quién quiere ver eso en el cine. Otros, donde el gol, aunque sea uno, simplemente derrumba al equipo que lo recibe a tal punto que acaba la historia del juego. No muy cinematográfico. Son muchos los que terminan en empate y si se trata de juegos donde tiene que haber un ganador, entonces van a penalties. Una decisión por penalties no parece buen lugar para héroes cinematográficos, ni siquiera si se es el encargado de lanzar el definitivo, porque la decisión por penalties es el resultado del "no pudimos y ahora vamos a intentar algo distinto", qué héroe hace semejante cosa.
El deporte en general es complicado de manejar en la pantalla. El principal riesgo que se corre es el de la caricatura, como sucede en
The Natural y su ridículo final con las luces estallando debido al cuadrangular. Pero en el fútbol de película, habría que intentar algo, incluso un tanto de caricatura; después de todo, muchos consideran a
Shaolin Soccer una de las mejores películas que se han hecho sobre el deporte rey.
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