"Esta novela también puede leerse como una crónica de viaje por la presencia de Colorado, Puerto Rico, Nueva York, Chicago y Alaska, como espacios geográficos concretos que subtextualizan la globalización y lo poscolonial. Hay una reconstrucción de los lugares cuando los mira por la ventana del apartamento, cuando camina por sus calles; lo que conecta el texto a la crónica. Justamente, la mirada es un viaje al tiempo, al recuerdo, a la ciudad, a la Isla, a la experiencia psicodélica, al cuerpo, a la carencia de la droga, a los efectos de la abstinencia, a la enfermedad; es por consiguiente, un encuentro con el cuerpo, con la subjetividad/ el ser que se resiste a ser y es con abnegación, con abstinencia, y se vuelve contra sí".
Alexandra Pagán Vélez sobre "El peor de mis amigos"
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