Buscar en la Pulga

24 de septiembre de 2009

Elogio de la librería como fuente de inspiración

Sí, no le temo a la palabra inspiración, le temo a no tener nuevas ideas o proyectos y un sitio muy bueno para buscarlos es la librería, con sus montones de libros la mayoría de los cuales ni siquiera despiertan mi curiosidad. Pero unos pocos me llaman la atención abriéndome un mundo que no imaginaba, un mundo que se multiplica y reproduce frente a los ojos, que pasa de las letras impresas a la realidad de los sueños a una velocidad tal que quizás no necesite de una lectura completa del libro, quizás ni siquiera sea necesario que el libro me acompañe fuera de la librería. Porque puede ser un título, una frase, el nombre de un capítulo, la oración inicial, o el párrafo azaroso que saltó tras una hojeada.
Ese azar es solo posible en la librería tal como la conocíamos hasta hace poco. En la librería digital el azar es producto de nuestra lógica, lógica de cursor y click, de cookies y programación, por eso nadie cree en los mensajes que nos señalan como afortunados visitantes número qué importa. El libro que nos encontramos porque se parece a nuestras búsquedas anteriores, porque otros visitantes hicieron consultas similares, porque un algoritmo lo trajo a nosotros, tiene menos posibilidades de sorprendernos que el libro que de pronto destaca ante nuestra vista porque un cliente anterior lo dejó mal colocado en la pila. Incluso las novedades que me presentan en un mensaje electrónico son menos novedosas que las que encuentro en la librería porque las primeras intentan parecerse a mí y las segundas no saben quién soy yo.
En la librería encuentro autores, títulos y frases completamente ajenos y por ello extraordinariamente fascinantes. De ahí saco nuevas ideas, nuevos proyectos, algunos imposibles de explicar desde mi trayectoria de lecturas y autores predilectos. Otros, son perfectamente lógicos en esa trayectoria, cobran pleno sentido tras el azar que los produjo.

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