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3 de agosto de 2010

La hazaña del Banana Split

Me encanta el Banana Split. Es un helado que me ha acompañado desde mi niñez, cuando iba a la heladería Crema Paraíso y lo pedía por su nombre especial: Barco de Banana, llamado así por el envase en forma de bote que utilizaban en la cadena. Con el tiempo, todos fuimos abandonando a Crema Paraíso a su suerte, pero cuando tenía la oportunidad me daba el gusto ahí o en otras heladerías más modernas, más de moda. Por ejemplo, la heladería Patagonia en el Centro San Ignacio tenía un excelente Banana Split que pienso volver a comer cuando regrese a Venezuela, si la heladería sigue abierta.
Por eso, fue de lo más natural (o de lo más personal, que la palabra natural no se lleva del todo bien con las cosas de la personalidad) que en Estados Unidos, tarde o temprano me provocara comerme un Banana Split y con ello pude descubrir una cosa: que no es un helado tan popular como uno pensaría, por lo que fue difícil encontrar una heladería donde lo ofrecieran. Por suerte, la heladería queda a pocas cuadras de donde vivo (que tampoco es suerte, si alguna vez te mudas a Chicago te recomiendo que vivas en la zona donde yo vivo, todo queda a pocas cuadras de ahí).
Fui entonces a la heladería de marras y pedí el Banana Split.
Pasan los meses y uno sigue estando en un país extraño, hablando en un idioma que no se domina. Hasta hace poco, cuando me preguntaban de dónde era y decía Venezuela, la gente entendía Minnesota, y por más que intento mandar a callar a todo el mundo antes de decir palabras que empiezan con S, siempre hay alguien que escucha claramente la E de contrabando que pongo al comienzo. Por eso, al recibir un extraño menjurje donde destacaba la total ausencia del cambur, se lo atribuí a mi pronunciación, debe ser que la chica del mostrador me atendió pero no me entendió, aunque en el fondo yo estaba seguro de que mi inglés no era tan tan malo como para que no me entendieran al decir Banana Split, sin importar cuánto haya marcado la E antes de la S y que en vez del cambur me hubiera comido la T final poniendo todo el acento latino en la I idem. ¿El menjurje?, una cosa desagradable, helados y siropes puestos juntos sin gracia ni tino.
Pasó algún tiempo y regresaron las ganas de comerme un Banana Split. Con más confianza en mi inglés, me atreví a regresar a la heladería, convencido de que ya no volvería a ver el menjurje que me dieron la primera vez. Pedí el Banana Split y entonces supe que no fue mi inglés, fue una equivocación o un olvido de quien me atendió la primera vez. Porque al ver el Banana Split, descubrí de inmediato que lo que me comí la primera vez fue un Banana Split minus the Banana, no le habían puesto el cambur a mi Banana Split y lo que quedó entonces fue el menjurje aquel, menjurje que igual volví a comerme porque al Banana Split le ponen unos jarabes de fresa y piña que al final convierten aquello en un líquido empalagoso que haría del barco de banana de Crema Paraíso un bote en pleno naufragio.
Sin embargo, entendí que me había comido dos menjurjes y un solo Banana Split, por lo que, en pocos días para no cogerle miedo, regresé a la heladería y pedí el Banana Split sin los siropes de fresa y piña. Pensé "si supieras" cuando la dependiente me preguntó si no quería algún otro sirope y yo respondí que no, que así estaba bien y al fin pude comerme mi Banana Split, con el sabor a niñez que tanto disfruto. Sí, no importa el idioma, a la tercera siempre va la vencida.

4 comentarios:

Unknown dijo...

En mi experiencia, cuando uno dice Venezuela, tines que enfatizar la vee y pronunciarlo como es debido, no como la machacamos nosotros los venezolanos. Asi hay mayor chancede que entiendan que es de otro pais y no de Minnesota que venimos.
Yo creo que a mi lo que mas me molesta cuando no me entienden, es cuando por fin escuchan y entienden lo que quise decir lo repite como para corregir como lo dije y a la vez sersiorarse de que eso fue en realidad lo que quise decir.

Luis Alejandro Ordóñez dijo...

Hola Rossnyev, gracias por tu visita y por comentar. Cierto, es muy típico que te repitan cerciorándose, pero a mí la verdad no me molesta que no me entiendan, me da risa lo que a veces me entienden y creo que eso me ha hecho pronunciar cada vez peor en vez de intentar mejorar. Pero uno mejora, aún sin querer. Un abrazote

Daniel Pratt dijo...

Pana, conmovedora tu historia. Puedo identificarme completamente. Yo también he tenido que esperar a la tercera para comer exactamente lo que quiero. Es el precio de no saber cómo se bate el cobre.

Tal como dice Rossnyev, yo digo VVVenezuela, con doble énfasis en la L final, también. Afortunadamente, muy poca gente fuera de EEUU sabe dónde queda Minnesota. ;)

Luis Alejandro Ordóñez dijo...

Gracias Pratt, qué bueno que te haya gustado y conmovido, realmente es duro cuandoo recibir el helado que pedimos se vuelve una especie de triunfo.
Mira, no solo fuera, también dentro de Estados Unidos parecen pocos los que saben donde queda Minnesota, o al menos los que han hablado con un Minnesotano, porque muchas veces la gente se te qued viendo con una cara de "no sabía que el acento de Minnesota era tan marcado". Un abrazo