Recientemente vi un clásico del cine (sí, estaba llenando un bache): The way we were, esa extraordinaria película con Barbra Streisand y Robert Redford, y mientras la veía no podía dejar de pensar en otra película, bastante menor por cierto: A lot like Love, con Amanda Peet y Ashton Kutcher.
En ambas películas, el único obstáculo que enfrentan las parejas para estar juntas es la propia idea que cada uno de los personajes tienen de sí mismos. Katie Morosky (Streisand) ama profundamente a Hubbell Gardner (Redford) y hace todo lo posible por estar con quien ella sabe es el amor de su vida, pero detesta la persona en que se va convirtiendo por estar con él. Al final, eso los separa para siempre y cuando en un encuentro fortuito que todos sabemos será una despedida definitiva, vemos todavía ahí ese amor, intacto y tan grande, también estamos completamente seguros de que es un amor imposible, aunque haya sido por decisión propia.
Mientras, Emily Friehl (Peet) y Oliver Martin (Kutcher) no están juntos simplemente porque el amor no es parte de la agenda, eso está planificado para después de conseguir la vida que quieren para sí. Sólo después de que fracasan en sus proyectos de vida y ambos saben que ya no serán ni ricos ni famosos sino unas personas bastante del montón, es que pueden mirar al otro y darse cuenta de que se aman.
La diferencia quizás esté en las épocas. De fecha 1973 pero ambientada en un período que va desde antes de la Segunda Guerra Mundial hasta los años de la cacería anticomunista en Estados Unidos, The Way We Were no sólo es la historia de un amor imposible sino de una época de ideales y compromisos. Morosky deja de respetar a Gardner cono intelectual y como hombre no por haber sucumbido a los lujos de Hollywood sino por no tomar posición frente a la persecusión de artistas e intelectuales que se desata a su alrededor. Y aunque lo ama como nunca amará a nadie más, no puede perdonarle su carácter pusilánime. Friehl y Martin, en cambio, son de una época más egoísta y más cínica. Estrenada en 2005, la historia de la película se remonta a siete años antes, cuando las puntocom estaban en pleno boom y Martin soñaba con hacerse millonario vendiendo pañales por Internet. En una serie de encuentros puntuales a lo largo de esos años, Friehl y Martin no se conflictúan respecto a su relación porque su relación no existe, ellos tienen perfectamente separados el mundo profesional del afectivo y están en momentos donde lo importante es triunfar. Y el conflicto entre el amor y la carrera no se presenta, ya que sólo es después del fracaso que ambos se dan el lujo de amar de verdad.
Así, en The Way We Were vemos cómo el amor no puede contra la imagen que los personajes tienen de sí mismos, mientras que en A Lot Like Love sólo cuando esa imagen se desvanece es que puede llegar el amor. Es una lectura bastante egocéntrica de las relaciones de pareja, pero bueno, qué lugar más ególatra que Hollywood.
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