De los 27 outs de un juego de béisbol, suele decirse que hay 9 particularmente difíciles de sacar: los del primero, quinto y noveno inning.
Los tres del primero, por aquello del juego que comienza y las expectativas que tiene el pitcher sobre si sus lanzamientos tendrán en los bateadores el efecto deseado: Apenas hay una demostración de que el veneno de los pitcheos no es el esperado, la confianza puede derrumbarse.
Los tres del quinto, porque la regla dice que para que la victoria del equipo se le anote al pitcher abridor, éste tiene que lanzar al menos cinco innings completos: Si el lanzador se mete en problemas en esa entrada, inmediatamente el fantasma de no perder la decisión lo ronda.
Los tres del noveno, los de terminar la faena, son tan difíciles que poseen una estadística propia, la del juego salvado, y hoy por hoy hay especialistas cuya función como lanzadores es salir en el noveno cuando el equipo está ganando y sacar los últimos outs del juego.
Estos lanzadores, los cerradores, suelen ser recibidos en los estadios de las Grandes Ligas, con temas alegóricos al miedo, a la humillación del rival y a la propia superioridad o inclemencia. De ellos se pide una actitud de furia, de fiereza, o de frialdad extrema. Tienen que parecer de fuego o de hielo cuando están parados sobre la lomita.
Venezuela ha producido muy buenos cerradores, incluso en la actualidad uno apunta hacia la grandeza: Francisco Rodríguez. Pero tres de ellos se han metido en problemas importantes con la justicia, por lo cual cabe preguntarse si lo que los scouts y técnicos vieron como cualidades de cerrador, la rabia, la furia, la capacidad de lanzar por explosiones de adrenalina, eran más bien aspectos de la personalidad de estos jugadores que debían ser tratados de otra manera y no como su vía hacia el éxito deportivo.
Julio Machado, el hombre iguana, tuvo una corta carrera en las mayores, truncada por el asesinato de una mujer: Circulando por Barquisimeto en su camioneta, Machado tuvo un altercado con un conductor, sacó un arma y disparó al otro vehículo, con el resultado fatal.
Ugeth Urbina, el relevista venezolano con más juegos salvados en las Grandes Ligas, 237, fue acusado de intento de homicidio por haber agredido a unos cuatro individuos durante una fiesta en la finca que el pelotero tiene en los Valles del Tuy. Más de un año después del hecho, el juicio dará comienzo este martes 13 de febrero, si no hay ningún aplazamiento.
Francisco Buttó, relevista promesa, ya es el lanzador con más juegos salvados en la historia de las finales del béisbol venezolano, pero está involucrado en el asesinato del bat boy del equipo Tigres de Aragua, para el que juega Buttó. Hoy salió publicada la noticia que tras declararse culpable, Buttó fue condenado por homicidio culposo a 1 año y 8 meses bajo régimen de presentación en el Juzgado, quedando aún por definirse el tema de su prohibición de salida del país y con ello su futuro en el béisbol de Grandes Ligas.
Como dijo alguna vez Jorge Luis Borges, dos es coincidencia, tres es confirmación.
Para seguir en el tema, visita la entrada
La Furia del cerrador II.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario