Cuando el caso Francisco Buttó saltó a la palestra, escribí una entrada sobre la casualidad o no detrás de que Buttó fuera el tercer cerrador venezolano importante que tenía serios problemas con la justicia. En esa entrada me preguntaba si lo que veían los scouts y entrenadores en ciertos jugadores para convertirlos en cerradores, no sería esa furia que a la larga los metía en problemas en la vida real. Al escribir, también nombre contextual y elogiosamente a Francisco Rodríguez--presagio o pava.
A K-Rod, como lo llaman en Estados Unidos, le llegó el turno de ser arropado por la furia del cerrador. Tras una discusión con su novia y el padre de ella, el relevista estrella de los Mets de Nueva York golpeó a su suegro mandándolo al hospital y además se lesionó la mano, por lo que no ha podido volver a lanzar desde entonces. Por si fuera poco, en medio del juicio se supo que Rodríguez había violado la orden de restricción que pendía sobre él, ya que le envió numerosos mensajes de texto a su novia en los días posteriores al incidente. El caso está por decidirse en la corte, pero también en los diamantes: los Mets han optado por el bajo perfil, sin embargo, inmediatamente después del incidente la organización dio a conocer que intentaría no pagarle a K-Rod su salario por considerar que se trató de una lesión no deportiva, dejando también dudas sobre la temporada 2011, donde la continuidad del jugador con el equipo depende de algunas cláusulas contractuales. Pero dado que Rodríguez tiene 28 años, es uno de los mejores cerradores del béisbol y no se espera que tenga que mantenerse alejado del béisbol por mucho tiempo debido a su caso, lo más probable es que si los Mets encuentran la forma de prescindir de sus servicios, él recale pronto en otra organización. Veremos cómo se resuelve todo.
La primera vez que escribí sobre el tema, terminé recordando a Jorge Luis Borges, quien alguna vez dijo que dos es casualidad, tres es confirmación. Aquí, al parecer, hay que agregar: cuatro es ley.
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