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9 de febrero de 2007

Quiero mis letricas

Imagino la situación: Chris Gardner viendo alguna película basada en hechos reales, de ésas que terminan con unas letricas vía generador de caracteres donde te explican qué están haciendo ahora o qué fue de la vida de los personajes una vez terminada la película. Gardner, un tipo que debe tener un ego del tamaño del rascacielos donde trabaja debe haber dicho: Yo quiero mis letricas. Y de pronto se dio cuenta de que si algo tiene es dinero, el suficiente como para comprarse no solo sus letricas sino una película completa sobre su vida. Un par de llamadas y al día siguiente le dicta un par de cosas a un guionista, insistiendo mucho en cómo tenía que correr para llegar de un lugar a otro porque, qué horror, ni carro tenía, mucho menos dónde vivir y terminó durmiendo varias noches en refugios porque la pasantía en la casa de bolsa era, qué horror, no remunerada. Luego otras dos llamadas diciendo que quería a Will Smith, que es tan bien parecido como era él en aquel entonces, y no importa el salario porque si algo tiene Gardner es cómo pagar. El guionista terminó el guión y por supuesto Gardner no estaba satisfecho: A esta parte de mi vida te dije que la llamo corriendo por estúpido y a ésta persiguiendo la felicidad, es más, chico, ése debe ser el título de mi película, Persiguiendo la Felicidad. Sus deseos son órdenes, después de todo la chequera es suya.
Y como un tonto, uno va a ver la película, porque a Will Smith lo nominaron al Oscar -quién sabe si después de otras dos llamadas de Gardner- y de pronto, casi a los cinco minutos de empezada, uno se da cuenta de que la película no va para ningún lado pero uno cree que sí, que en algún momento sabrás por qué te están echando el cuento de cómo Chris Gardner se hizo corredor de bolsa, sólo que el bolsa es uno porque ya a la mitad de la película se está completamente seguro de que se trata de un mero ejercicio de egocentrismo y el resto sirve únicamente para confirmarlo.

2 comentarios:

Jesus Torrivilla dijo...

American dream por el pecho!

Esto es como diamantes de sangre y la reiterativa lección holywoodense de lo poco que vale la vida de un negro que no es amigo de un blanco.

Luis Alejandro Ordóñez dijo...

jajaja, muy bueno tu comentario, capo, excelente cada vez que te das una vuelta por aquí.