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5 de noviembre de 2007

Baduel y los costos de la reforma

A las 6:30, cinco páginas de resultados al buscar el nombre Baduel en Google Blogs, daban cuenta del impacto que tuvo la aparición pública del ex ministro de la Defensa. El colapso de las páginas web de foros y de noticias, así como el continuo repique de teléfonos para comentar el hecho, confirmaban que las declaraciones del ministro, llamando golpe de estado a la reforma constitucional y pidiendo a los venezolanos que se opongan a ella votando No en el referéndum del 2 de diciembre, no solo son la noticia del día sino que la misma fue una auténtica bomba informativa. Y así lo demuestra el régimen, que resintió el golpe y tuvo que poner a sus aparatos comunicacional y paracomunicacional a desestimar las declaraciones de Baduel a través de ruedas de prensa, programas de televisión, páginas web y blogs, intentando convertir al ex ministro en una especie de personaje debilucho, dubitativo, que ya tenía tiempo jugando para el otro bando y que nunca estuvo demasiado comprometido con el régimen, en fin, un infiltrado y traidor.
Es muy pronto para siquiera atisbar el impacto que tendrá esta toma de posición de Baduel sobre el destino de la reforma, sobre todo porque una de las explicaciones que se está dando la gente es que se trata de un simulacro, de una puesta en escena para apuntalar la participación opositora en el referéndum, donde a palabras de Chávez el único enemigo es la abstención.
La única conclusión a la que puedo llegar es bastante baladí: el ex ministro le ha dado un giro completamente inesperado al momento político venezolano y las consecuencias de ello son muy impredecibles, independientemente de lo que digan los teóricos de la conspiración, siempre tan dados a mostrar como invencible a cualquier poder.
Mientras, las manifestaciones en las universidades continúan y la represión crece, en medio de puros dimes y diretes porque al parecer estamos viviendo un auténtico cerco informativo. Pero a la par de la represión, también crece la sensación de que esta reforma le está saliendo mucho más costosa de lo que pudo haberse imaginado el presidente Chávez. Y el costo puede ser la inviabilidad de su propio gobierno, cosa que sólo él puso en juego con su propuesta.

2 comentarios:

enigmas PRESS / Gandica dijo...

Parece ser, y de hecho la hay, una gran confusión a que un revolucionario (o socialista, o chavista o izquierdista) pueda disentir de algo.

Sencillamente Baduel dijo: suficiente, hasta aquí.

A Baduel le pasó lo que nos ha pasado a muchos simpatizantes con la revolución.

No queremos darle más poder a Chávez del que ya suficientemente tiene mucho.

Llegamos a ese nivel del hasta aquíde Baduel. Del Ya es suficiente..

Y más aún, ser partícipes de una Reforma que se quiere implantar descaradamente y que no se hizo como se debió hacer. Y no por eso va a cambiar el pensamiento de uno.

Son las pequeñas líneas que dividen algunos temas y que sabes que después de eso las cosas no se pueden llamar correctamente. (je, je si es que antes se podían llamar correctamente)

Es la misma posición de Martínez y los dos diputados de Podemos.
Son revolucionarios, han acompañado la revolución pero llegaron al límite de no continuar apoyando lo que ya no se puede apoyar porque saben que el asunto no es como se nos vendió.
Y que se ha deformado a niveles inaceptables y descarados.

Pero insisto, esto de la Reforma ha sido un garrafal error político.

De todas maneras los procesos sociales cuando empiezan no se detienen, eso lo sabe un estudiante de sociología de primer año.

Luis Alejandro Ordóñez dijo...

Muchas gracias por tu comentario. Estoy de acuerdo contigo, para mí Baduel es expresión de un sentimiento cada vez más colectivo. Yo, en estos momentos, quisiera poder medir de algún modo los costos del oficialismo al iniciar esta campaña de desprestigio y de desestimación del general Baduel. Si bien él ya se había distanciado un poco del régimen, el poner al aparato comunicacional del gobierno a llamarlo traidor y desleal luce completamente desmedido. Y es un anticipo de lo que le tocará aguantar a cualquiera que tenga posiciones parecidas y tenga cierta influencia en el régimen. Al final, oponerse a la reforma, tener dudas sobre ella, considerarla excesiva y extemporánea, no querer ceder en ciertos artículos, considerarlos inaceptables, es una posición que según Chávez y su círculo más cercano ningún seguidor del régimen o del proceso puede tomar. ¿Cuántos traidores puede aguantar un régimen?