Cuando Ramón Rodríguez Chacín, el ministro de Interior y Justicia que padecemos los venezolanos, dice que los muertos por enfrentamientos de bandas no afectan la seguridad ciudadana, no sólo demuestra un desprecio absoluto por la situación de inseguridad que vivimos los venezolanos día a día, sino que delata una visión muy peculiar de la misión del Estado frente a sus ciudadanos. Chacín, alias ministro, se lava las manos del problema dejándolo en manos de los ciudadanos, pues cómo contar con el Estado para resolver asuntos que no afectan la seguridad ciudadana sino a individuos particulares. Es el socialismo del siglo xxi renunciando a una misión que ni siquiera los más acérrimos defensores del estado mínimo piden que quede en manos privadas.
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