A: La culpa es de V, porque a fin de cuentas D llegó a mí buscando a V. Las cosas no existen hasta que no se verbalizan, nunca había hablado de los fantasmas virtuales, la sensación rondaba por mi cabeza pero no se había concretado porque no había acudido a mi lengua en forma de palabras. Y ahora estoy rodeado de fantasmas virtuales, los encuentro por todas partes, en mis cuentas de correo que con sus capacidades de almacenaje casi infinitas los guardan listos para asaltarme desde el olvido; los veo nunca disponibles, nunca en línea entre mis contactos de messenger, gtalk y skype; los veo dejando su estela intangible en los comentarios de mis blogs; los veo en Second Life, apenas tocándome y desapareciendo para siempre, como el propio V. De pronto no puedo llevar esta carga, como si fuera Scrooge los fantasmas del pasado y del presente me hacen temer por la llegada de los del futuro, que vendrán a reclamarme por haber construido este mundo virtual a mi única imagen y semejanza. Tengo que volver a conversar con D, tiene que ayudarme. Por suerte, cazafantasmas que es no quiso correr el riesgo de pasar por fantasma y me dejó las señas para ubicarlo.
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