Hay librerías que intentan hacer del orden en los estantes un asunto corporativo. Con celo de quien diseña un organigrama e intenta adecuar funciones, capacidades, esfuerzos y beneficios a las posiciones dentro de la pirámide, los libros son colocados en los estantes para que nadie reciba una sorpresa desagradable: Los libros de actualidad bien lejos de los de poesía, los de autoayuda aún más de los de la narrativa universal tan llena de personajes perdedores y de tragedias sin solución.
Pero los libros son escurridizos y siempre hay sorpresas agradables. Hace un par de días le robaba tiempo a la oficina caminando por el Centro Lido y entré en la Librería Tecniciencia. En la sección de Deportes, una que sí podría estar cerca de los libros de Autoayuda pero que como no suelen ser libros muy vendidos se colocan más bien cerca de la sección de Viajes, de pronto me encontré con un pequeño volumen de John Updike: Sueños de Golf. ¿Un simple error producto de una clasificación apresurada o el resultado de un proceso de reflexión sobre el libro que se tenía que ubicar: es un volumen de cuentos, ensayos y artículos, pero donde el golf es el centro, entonces va en...?
Lo cierto es que vuelvo a sucumbir a ese pequeño azar que hay detrás de todo encuentro con un libro, porque si bien Updike es un autor que no me interesa demasiado, el hecho de que yo, que no suelo estar en esa sección, haya encontrado su libro, que no suele estar en esa sección, puede significar algo y vale la pena darle una leída a ver si descubro qué.
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Hace 4 años.
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