
No es fácil imaginarse un libro para niños sobre McCain, tampoco sobre Kerry en las elecciones del 2004 con todo y su paréntesco con las compotas Heinz, o del ya presidente Bush, aunque después la primera dama haya explorado, al parecer sin mucho éxito, la literatura infantil. Ni en las elecciones del 2000, con todo y Al Gore que más tarde resultaría héroe ecológico, ni mucho menos en las del 96 y 92, que un libro ilustrado de andanzas de Bill Clinton no resultaría muy apto para menores de edad.
No sé si Obama va a ganar, no sé si es un cambio, no sé si está preparado o no para ser presidente de los Estados Unidos, pero de que el tipo es el candidato más impactante lo es.
¿El contenido? La perla que más me gustó: Él no podía sino notar el río de dolor, odio e historia que separó a blancos y negros. Siendo ambos, él no podía escoger un bando. Otra: Él vio blancos y negros, ricos y pobres, cristianos, musulmanes y judíos; él vio los espíritus de sus padres... de Martín Luther King y JFK. Y ese día especial, Barack fue el puente que los unió a todos.
La pregunta de rigor: ¿es lectura apta para leerle a los niños antes de dormir?