El chantaje reiterado es cada vez más obsceno: si la oposición gana en noviembre, dice, los programas sociales que benefician al pueblo serán cancelados, eliminados, en nombre del capitalismo que profesan los dirigentes opositores. Pero la inmensa mayoría de los programas sociales están en manos del ejecutivo nacional y de hecho, la manera como el gobierno central ha encontrado para debilitar la descentralización y aumentar su poder e influencia en detrimento de gobernaciones y alcaldías, es no utilizar a estas instancias para la administración de los programas sociales sino a instituciones paralelas, como las guarniciones militares o la industria petrolera. Ningún programa social terminará en el país, a menos que el presidente Chávez decida darlo por terminado. Cualquier otra cosa es mero chantaje y una estrategia para debilitar la libertad del voto.
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