En la sociedad de consumo, un ciudadano que consume siempre está en el centro de la campana de Gauss. Su más estrambótico deseo, su capricho más delirante, debe ser respondido por una tienda cercana, a vuelta de correo o por un sitio web fácil de ubicar. Por más que lo intente, no podrá salir del centro de la campana a menos que deje de consumir o que consuma más allá de toda posibilidad y ése es un punto que todavía no logro vislumbrar. Sólo los que nunca pisan una tienda, un almacén, un automercado, pueden especular sobre si están en un extremo de la campana. El resto, daremos por descontado o seremos sorprendidos pero siempre encontraremos la respuesta a nuestros deseos y necesidades de consumo.
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