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23 de febrero de 2006

Dejándonos llevar

Ya todos lo sabíamos, porque aquello de consultarlo con la almohada suele funcionar, pero es ahora que un estudio muestra que tomamos mejores decisiones cuando lo hacemos de manera inconciente que cuando pensamos demasiado en ello. Incluso, se concluye que las decisiones concientes son buenas cuando se trata de escoger el champú que vamos a comprar, pero las decisiones importantes, parafraseando al viejo Churchill, son demasiado importantes para que estén en nuestro pensamiento.
Aparentemente, el pensamiento inconciente tiene más capacidad que la conciencia para manejar e integrar información, por eso, tomar decisiones sin que intervenga la conciencia nos puede llevar a quedar más satisfechos con la decisión tomada. Por delante, tenemos la tarea de redefinir el significado de expresiones como "¡No seas inconciente!".
En todo caso, la lección quedó muy clara: cada vez que estemos frente a un dilema importante, tenemos que sacar nuestro sudoku, nuestro Condorito o acudir a la nunca demasiado bien ponderada almohada, y dejar que nuestro yo interior haga el trabajo.

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