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25 de febrero de 2006

Productividad

En su blog, Scott Adams le dio algunas píldoras de sabiduría a recién graduados de escuelas de negocio. Una de ellas decía algo así como que hacer una presentación en powerpoint te dará la dulce, dulce sensación de ser productivo.
Ayer comentamos los resultados de una encuesta que mostraba cómo más y más gente se siente menos productiva en sus trabajos. ¿Cuánto de ello se lo debemos a PowerPoint?
Esta misma semana viví esa sensación. Teníamos que apagar un incendio en la oficina, y a mí me tocó hacer la presentación de PowerPoint. Gráficos pa'ca, cuadros pa'llá, fortalezas, debilidades, amenazas, oportunidades, actores, escenarios, un par de horas de trabajo intenso, sin msn abierto, sin compras por hacer en Amazon, cien por ciento concentrado en recolectar todo lo discutido y vertirlo en las diapositivas.
La decisión tomada fue dejar que las cosas siguieran su curso un par de días para ver cómo evolucionaban. Se supone que hicimos nuestro trabajo, mostramos todas las posibilidades y se decidió de acuerdo a ello, pero "esperemos un poco a ver qué pasa" fue lo primero que se le dijo a los jefes y simplemente no lo aceptaron, tuvimos entonces que encender las turbinas y preparar toda una serie de análisis y recomendaciones, con todo lo que ello trae consigo.
Nunca estaremos seguros si tras haber mostrado todas las opciones posibles realmente pudimos demostrar que lo mejor era esperar, o si ante tanta información los jefes simplemente prefirieron correr la arruga.
Me pregunto qué habría cambiado de la decisión si no se hubiera hecho la presentación de PowerPoint. ¿Las laminitas realmente hacen alguna diferencia? No importa, quedaron tan bonitas que en el próximo incendio ahí estaré, dándole gracias a Microsoft por todo lo que nos ha dado.

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