Cuando era niño me gustaba pensar que la trinchera de la Libertador era el pasillo por el que Luke Skywalker y las fuerzas aliadas lanzaban su ataque fulminante a la inexpugnable Estrella de la Muerte. La fantasía se fue diluyendo con los años, quizás porque uno va teniendo otros sueños, quizás porque el vértigo que podía sentir cuando pequeño desde el asiento de atrás del carro de turno, fue sustituido por el desespero estático detrás del volante frente a las interminables colas de Caracas. Ya no soy muy fanático de la Guerra de las Galaxias y aunque hoy por hoy la trinchera de la Libertador es uno de los lugares que nombraría entre los primeros si me pidieran ennumerar sitios emblemáticos de la ciudad, no lo nombraría por hermoso, todo lo contrario. Pero esos son otros temas. Al menos tengo que agradecerle a la trinchera de la Libertador esa vieja fantasía que hizo llevaderas muchas horas cuando el tiempo pasaba con la lentitud de quienes solo tienen futuro.
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