En la misma tónica del año pasado, Hugo Chávez se mostró reflexivo y autocrítico horas después de un proceso electoral que le trajo importantes frustraciones (no ganó en el Zulia, perdió Miranda y el municipio Sucre, de los estados disidentes no pudo devolver a sus filas al más importante: Carabobo) para con el paso del tiempo comenzar a descomponerse amenazando con sanciones a canales de televisión y desestimando las derrotas sufridas. Falta poco, al parecer, para una nueva "victoria de mierda". Por lo pronto, ya tenemos una nueva declaración para la historia de las frases destempladas: el municipio Sucre lleno de ricos y el voto de los ricos como causa de la derrota en ese municipio.
No hay que discutir cuántos ricos hay en Petare ni cuántas horas al año pasan los habitantes de El Marqués y La Urbina jugando golf, porque riqueza y pobreza son términos que funcionan muy bien comparativamente y ése es el secreto del éxito de argumentos como "son más ricos que yo y listo". Lo que hace falaz la explicación de Chávez sobre su derrota electoral en el municipio Sucre es el hecho de que esos grupos que al parecer fueron decisivos el domingo siempre han estado ahí y siempre han votado mayoritariamente contra Chávez. El que hayan vuelto a votar en contra de Chávez no explica que esta vez sí lo hayan derrotado.
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