Con casi 70 años de retraso, llegó a las librerías la novela que escribieran a dos manos Jack Kerouac y William S. Burroughs: And the hippos were boiled in their tanks, basada en el asesinato de David Kammerer a manos de Lucien Carr, un asesinato del cual Kerouac y Burroughs resultarían cómplices involuntarios cuando Carr les confesó el hecho y ninguno de los dos fue a la policía a denunciarlo. La novela se convirtió en un texto casi mítico porque tras ser rechazada su publicación por los editores de ambos escritores, terminó siendo presa de leyendas sobre su real existencia, sobre su destrucción o sobre su inminente publicación. Por si fuera poco, algunos estudios literarios y ficciones narrativas convirtieron el asesinato en un hito fundacional de la generación beat.
La novela, lejos de recrear el asesinato lo enajena. Porque Kerouac y Burroughs, capítulo uno capítulo otro, construyen la atmósfera que envolvía a un grupo de amigos poetas y artistas, desempleados unos, subempleados otros y vividores el resto, que intentaban sobrevivir a la Nueva York de los últimos años de la segunda guerra mundial. Así, la narración va fluyendo hasta que resulta casi casual que uno de los amigos del grupo haya apuñaleado a otro en medio de una discusión entre casi-amantes o ex amantes. Los primeros sorprendidos resultan los narradores en su doble rol de personajes y escritores y ahí termina la historia, un retrato maravilloso de la vida bohemia de los años cuarenta y de los primeros trazos de dos grandes escritores y figuras de culto.
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