Cada vez que una estrella rutilante de Hollywood visita al presidente Hugo Chávez me pregunto qué les ve. Sí, porque lo interesante no es indagar qué ven en Hugo Chávez los Benicios del Toro, Sean Penns y Danny Glovers del mundo, sino qué les ve Hugo Chávez a ellos. Actores que cobran millones de dólares por aprenderse y repetir sus líneas mientras viven rodeados de glamour y exhibicionismo, deberían ser uno de los blancos favoritos de Chávez en su lucha contra el capitalismo y en pro de implantar una ética revolucionaria basada en valores más bien frugales. Sin embargo, los actores que entre fiesta de Óscar y premiere de gala se les ocurre hablar bien de la Revolución Bolivariana de inmediato reciben las alfombras rojas a las que están acostumbrados pero para ir directo al Palacio de Miraflores con transmisión en vivo no de E! sino de VTV. La cosa va más allá de un simple acto de propaganda, de decirle a la oposición que
No es lo mismo tener a Alejandro Sanz. Chávez, en esos encuentros siempre se muestra muy afable, muy tranquilo, muy simpático, son como su terapia, su tratamiento de spa entre tanta campaña admirable y expropiación justiciera. O tal vez para el Presidente son un sueño cumplido, porque quien soñaba con las Grandes Ligas bien pudo soñar con Hollywood y estar sentado con Benicio o pasear en jeep con Sean es su manera de sentir que por fin pertenece a donde siempre quiso estar, de que por fin lo reconozcan quienes él siempre quiso que lo reconocieran.
2 comentarios:
Cóntrale que bueno esto. La verdad es que no me lo había pensado de esta manera y creo que es la percepción correcta: "es su manera de sentir que por fin pertenece a donde siempre quiso estar, de que por fin lo reconozcan quienes él siempre quiso que lo reconocieran".
Hola Kira, gracias por tu comentario, qué bueno que te haya gustado mi punto de vista. Siempre he creído que la vanidad es el verdadero motor de la quinta república y la relación con los actores de Hollywood me lo demuestra.
De paso, tenía años que no escuchaba o veía la palabra cóntrale, me encanta. Muchos saludos.
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