Con tantos ídolos que han mostrado pies de barro en el mundo financiero por estos días, no está de más que yo presuma de un buen análisis económico: a raíz de la crisis en el Citibank y de que saltaran a la palestra decisiones como pagar 400 millones para que el estadio de los Mets de Nueva York lleve el nombre del banco,
insinué que de pronto el asunto le permitía a los ejecutivos del banco empaparse del siempre exitoso negocio de la venta de perros calientes. Confirmado.
Aquí puedes leer un reportaje que habla de los perros calientes como un negocio anticrisis, porque mientras más gastos la gente está recortando en cosas como comida, más atractiva la opción de comerse un buen perro con todo. La contraparte en tiempos de bonanza: mientras más sale la gente por ahí, más posibilidades de que se coma un perro caliente en un estadio, en un zoológico, en un parque. Bolsas del mundo, a invertir en perros calientes.
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