Vagabundo en
Tiempos Modernos, él ya no puede parar de mover los brazos en espasmos incontrolables, como si un invasivo y fulminante mal de Parkinson lo hubiera atacado. Pero todos saben lo que le sucede, ya son incontables los intérpretes de lenguaje de señas que tras ser contratados para traducir los discursos presidenciales, han sucumbido ante la incontinencia verbal del Presidente. La recuperación es sencilla: mucho descanso. El problema es que tiene que ser lejos del país y sus atribulaciones, porque la sola mención del Presidente hace que vuelvan los espamos.
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