El disco de vinil se salvó porque unos tipos con una visión muy particular de la música se negaron a cambiar de formato, convencidos no sólo de que el CD les restaba arte y habilidad sino también de que aquello no sonaba tan bien como decían los comerciales y las revistas especializadas. Hoy, cuando todavía no es conocimiento tan común que la música digital nos ha obsequiado capacidad de almacenamiento y de reproducción en detrimento de amplitud sonora, quienes preservaron el vinil de ser devorado por la barbarie corporativa lucen aún más osados. Ya no es noticia decir que el mercado del vinil no desapareció, sino que sobrevivió y ahora está creciendo en un lento pero seguro regreso. Porque quien vuelve al vinil lo hace buscando experiencias perdidas o de las que ha oído hablar pero que no ha podido escuchar. Y aquellos que por flojera o por comodidad no hemos vuelto al vinil recibimos cada día más razones para hacerlo: acabo de comprar el nuevo disco de los Yeah Yeah Yeahs, lo compré en CD, pero de obsequio obtuve un 7'', un single del tema Zero cuyo lado B es un remix de la canción realizado por Animal Collective, cosa que promete ser un palo pero que no puedo escuchar por no tener tocadiscos. Por primera vez me sentí anacrónico por haberme deshecho de un aparato hace ya casi veinte años.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario