Guao. Intento poner orden en mis ideas y aportar algo más y solo me viene a la cabeza la expresión ¡Guao!
Yo soy mi propia esposa, es un unipersonal basado en la historia verdadera de Charlotte Von Mahlsdorf, un travesti alemán, dueño de un museo de muebles y objetos antiguos, que tras haber sobrevivido al régimen nazi y al comunista, cae en desgracia tras el derribo del muro de Berlín porque salió a la luz su relación con la policía secreta de Alemanía del Este.
La historia de por sí es fascinante, por lo que el dramaturgo Doug Wright no se limita a contarla sino que lo hace desde su propia fascinación, y con ello asistimos al proceso de construcción del personaje Charlotte, de cómo su historia oficial va dando paso a la verdad oculta tras el increíble hecho de haber sobrevivido travesti a regímenes tan crueles y homofóbicos como los que le tocó vivir.
El montaje hace absoluto honor de todo el pedigrí con que vino precedido. Una gran dirección de Moisés Kaufman, una escenografía elegante y hermosa, la iluminación sobria, precisa y sumamente expresiva y un despliegue actoral impresionante de Jefferson Mays nos pone en presencia de un momento teatral memorable e inolvidable.
Play cumple cinco años
Hace 4 años.
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