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23 de diciembre de 2008

La muerte de un blog

Hace tiempo que quería escribir esta entrada, pero le estaba dando chance a ver si se trataba de un fallo tecnológico o de un abandono temporal; lo cierto del caso es que los blogs mueren y en esta vorágine de rss uno no se da cuenta como para siquiera escribir una mínima esquela. Sin embargo, con Archivos Abandonados muchos sí nos dimos cuenta, porque como pocos blogs que conozco Archivos Abandonados era seguido por gente que no está metida en esto del blog, tan poco metidos estaban que varios amigos y compañeros de oficina ni sabían cómo llegar a él pero me preguntaban si el pana había actualizado. Porque así se referían no sé si a su autor o al blog humanizándolo. Con un amigo, alguna vez imaginamos dejar por ahí un par de fotos de esas terribles que le llegan a uno para ver si terminaban apareciendo en Archivos Abandonados, tal fue el impacto que tuvo el blog en nosotros.
Del blog queda algo de chatarra ciperespacial, y todo indica que el comienzo del fin fue cuando Blogger decidió catalogarlo como un blog de contenido dudoso. Aunque en la cabecera del blog su autor ya se preguntaba sobre la legalidad de publicar y comentar las fotos y otros archivos que la gente dejaba en computadoras públicas, pareciera, al menos eso pienso yo, que la sensibilidad del artista quedó herida con esa obscena y más ofensiva que los contenidos de los que pretende protegernos llamada a la autocensura. La teoría de la conspiración diría que alguno de los protagonistas contra su voluntad descubrió su presencia en el blog y decidió tomar las acciones legales por las que se preguntaba el autor.
Pero antes de que desapareciera, el blog nos dejó momentos realmente memorables, como aquella foto donde una mujer bellísima mostraba todos sus atributos y el texto que la acompañaba hablaba sobre el guerrero sith que luchó contra Obi Wan en el Capítulo I, sólo para que si decidíamos volver a la foto nos diéramos cuenta que el autor lo que estaba era describiendo el afiche que estaba colgado detrás de la mujer. O la transcripción del chat entre el autor haciéndose pasar por una muchacha de quince años y un oficial de policía, chat que al final nos obligaba a preguntarnos por las manos en que está nuestra seguridad pública. Como esos, muchos otros textos a los que hoy no se puede acceder a menos que alguien los haya guardado en el disco duro de alguna computadora. Valdría la pena iniciar una búsqueda y recopilar los artículos hasta hacer un libro o un nuevo blog con los Archivos Recuperados.

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