La mujer se acerca al maestro Dudamel y le agradece por el concierto, por la emoción que sintió, por la inspiración, por el ejemplo. De pronto, ya no habla del concierto, habla del programa que vio por televisión, sin duda el de
60 minutes sobre El Sistema. La señora dice que espera poder ver a la orquesta en abril -la Simón Bolívar estára en Chicago y otras ciudades estadounidenses y europeas por esas fechas-, pero ya no hay entradas y sólo pudo anotarse en una lista de espera. Luego vuelve a darle las gracias al maestro, le dice que es un ejemplo lo que él ha hecho con esos niños. Dudamel la interrumpe con una sencillez llena de satisfacción que le permite rechazar indulgencias de escapulario ajeno: "Yo soy uno de esos niños".
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