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1 de septiembre de 2008

Un clip por tu historia

Déjame contártelo desde el principio: aquel día Olivia, sus padres y yo caminábamos por Chacao de la única manera que las aceras de Chacao lo permiten: en fila india y tropezando hombros con otros transeúntes. De pronto, Eduardo, el papá de Olivia, se detuvo rompiendo en dos nuestro convoy, se agachó y con algo de dificultad por lo rugoso y cuarteado del cemento de la acera, recogió dos clips y al volverse a erguir guardó uno en su bolsillo y le dio otro a Olivia que a su vez lo metió en su cartera.
Olivia me explicó que su papá consideraba de buena suerte encontrarse clips, pero como miembro más nuevo de la familia, mi perplejidad fue enorme y se mantuvo intacta a tal punto que esto lo he contado decenas de veces. Creo que mi perplejidad se debió a que para ese momento yo era lo que se dice todo un hombre de oficina y sabía que los clips no son precisamente tréboles de cuatro hojas, todo lo contrario, en una oficina se puede estar seguro de dos cosas: uno, todos están contando los minutos para la hora de salida y dos, siempre habrá clips suficientes. Nunca había visto, por ejemplo, a alguien protestar o incomodarse por la pérdida o el robo de un clip y nadie ha alardeado por robarse uno, no así con los bolígrafos, que por más baratos y feos que sean suelen estar etiquetados con el nombre del dueño y son exhibidos como auténticos trofeos de cacería por quienes se apropiaron de ellos a pesar de las etiquetas. Si nadie tiene el mínimo cuidado, aunque sea una pequeña aprehensión por conservar un clip, cómo podría ser valioso encontrarse uno, clips sueltos debe haber por todas partes porque vivimos perdiendo clips sin preocuparnos por recuperarlos. Me imaginaba más bien a Eduardo no dándose abasto, con cajas y cajas llenas de clips de la suerte listos para ser arrojados, perdidos y olvidados de nuevo. Aquella vez, incluso sentí tener algo de razón cuando Olivia siguió contándome que esa especie de tradición familiar la había iniciado su mamá pero que Estela ahora se burlaba del celo con que los otros dos recogían y guardaban los clips.
Sin embargo, el pequeño incidente quedó en el olvido, o al menos eso creí. Un par de meses más tarde apareció en casa, justo a dos pasos de la puerta de entrada, un clip. Todavía en ese entonces vivíamos en casa de mis padres, a la espera del viaje que nos aterrizó en nuestro nuevo hogar, el primero realmente de Olivia y mío. Apenas vi el clip, recordé lo de la suerte y estuve a punto de recogerlo, pero pensé que tenía que esperar por Olivia, por si ella misma se lo encontraba, lo recogía y quien sabe si hasta me lo obsequiaba. Pero no lo vio. Le pasó por encima dos o tres veces, creo que hasta lo pisó, y no sólo ella, también mi papá, mi mamá y la señora Zunilda (la señora que cocina y hace la limpieza) fueron incapaces de ver y recoger el clip, bien para guardarlo como amuleto, bien para botarlo como basura, bien para usarlo de nuevo, que el clip lucía en perfectas condiciones. Ahí fue cuando reparé en la suerte que tenía yo, el único de cinco personas que había sido capaz de ver el clip aparecido tan de la nada en el suelo a dos pasos de la puerta de entrada de la casa. Lo recogí y lo guarde en el bolsillo.
Desde entonces no falta un clip en mi bolsillo, que sólo sustituyo cuando encuentro una historia. En serio, míralo, sostenlo si quieres. Pero te hablaré de eso dentro de un momento, primero tengo que decir que por mis primeros prejuicios contra objeto tan anónimo y prescindible, necesité darle un poco de peso, un poco de equipaje, y me dediqué a buscar información sobre los clips con la vaga ilusión de poner en mis bolsillos algo más que un alambrito doblado.
Para mi sorpresa, descubrí que la de Olivia no es la única familia excéntrica que le otorga al clip atributos de buena suerte, existe una comunidad de personas que lo piensan y se agrupan en el Club del Clip, donde declaran que cuando alguien se tropieza por casualidad con un clip se carga de fuerza y energía, viendo en el clip un símbolo de vida y azar. También descubrí que durante la ocupación de Noruega por parte de los alemanes en la Segunda Guerra Mundial, el clip fue sinónimo de resistencia. Prohibidos los botones con las insignias del rey Hakon VII, los noruegos salían a la calle con clips en sus solapas y puños, a tal punto que aquel simple acto terminó valiendo el arresto. Semejante historia les ganó a los noruegos el derecho a reivindicar al clip como un invento suyo. Johan Vaaler había presentado en 1899 una serie de diseños de sujetadores de papel en la oficina de patentes de Alemania, porque en Noruega no existía una, y hoy por hoy es mayoritariamente reconocido como el creador del clip, a pesar de que el Museo de la Oficina considera que sus diseños no fueron ni los primeros ni importantes. Sí, existe un Museo de la Oficina, hay curiosos para todo. El primero que introdujo una patente para algo parecido al clip fue Samuel B. Fay en 1867, pero su invento estaba concentrado en juntar telas. Diez años después, Erlman J. Wright patentó un dispositivo explícitamente diseñado para sujetar papel, mientras que la máquina para doblar el alambre y darle forma y función de clip fue inventada por William Middlebrook el mismo año que Vaaler presentó sus diseños.
Pero fue otra historia la que me dio la idea del intercambio. Kyle Mac Donald cuenta cómo cambió un clip rojo por una casa, claro, lo hizo a través de sucesivos cambios: el clip rojo por una pluma en forma de pez, la pluma por un pomo de puerta, el pomo por una cocina portátil marca Coleman, la cocina por un generador eléctrico rojo, el generador por una fiesta instantánea, la fiesta por una moto de nieve, la moto por un viaje a Yahk en British Columbia, el viaje por un camión cava, el camión por un contrato de grabación, el contrato por un año en Phoenix, Arizona, el año por una tarde con el cantante Alice Cooper, la tarde por un cristal de bola de nieve del grupo Kiss, el cristal por un papel en una película y finalmente el papel por una casa en el 503 Main Street de Kipling Saskatchewan, Canadá. Sí, es difícil de creer, quizás porque somos caraqueños y estamos demasiado abrumados por los precios de cualquier casa o apartamento. Por eso comencé a cambiar mis clips por algo más barato: historias.
En el metro o en cualquier carrito, me siento junto a alguien y busco el momento propicio para sacar el clip del bolsillo. Clip en mano, le hablo de los clips en la Noruega ocupada o del Club del Clip y termino comentando los intercambios de Mac Donald. Entonces le entrego el clip como deseo de buena suerte e insisto que a cambio debe contarme algo, cualquier cosa, una anécdota propia, ajena o inventada. Un clip por tu historia, digo para insistir en el intercambio y más de una vez he obtenido maravillosas narraciones que en las noches, tras escuchar la misma fórmula, le cuento a Olivia antes de apagar las luces listos para dormir. Creo que después de tan largo preámbulo ha llegado el momento: Te cambio el clip que tienes en la mano por una historia, cualquiera, sólo cuéntala.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Jejejejeje. Que buena la historia. Saludos y muchos éxitos maestro.

Luis Alejandro Ordóñez dijo...

Muchas gracias, un abrazo para ti, estamos en contacto.

Consol dijo...

Qué bonita historia. ¿Sabe? Yo soy administrativa y claro en mi mesa siempre hay clips. A mi me gustan, tengo una cajita siempre abierta para ellos; y desde que salieron - o al menos desde que yo supe de ellos- en colores mi cajita es un arco iris perpetuo. Mucho rosa, azul y calabaza. De otros colores tengo menos, pero esa es otra historia por la que si la quiere me habrá de dar un clip.

Con afecto un abrazo y gracias a Trescaídas que me trajo aquí.

Luis Alejandro Ordóñez dijo...

Muchos saludos Siberia, gracias por tu bonito comentario y en lo que pueda te mando un clip virtual para escuchar esa otra historia. Estamos en contacto

Anónimo dijo...

Soy Francette del clubdelclip.com
Un día leí en un libro: Un clip sólo es útil si se acciona. Entonces pense: Las personas somos igual que los clips, somos útiles si nos activamos. A partir de este pensamiento hace ya unos 4 años encuentro clips en mi camino y como se que es para activarme pues al instante de encontrarlo estoy super feliz y mi cuerpo se carga de una fuerza mágica para cumplir con mis obligaciones del momento.
Entonces me doy cuenta que existen en el Universo unas energías aliviadoras y reparadoras para nuestra Alma. Encontrar un clip es para mi como una sonrisa del cielo, él me atiende y él me ánima y me ilusiona. Es un contacto directo, es tu guía que indica que estas en el lugar adecuado en el momento preciso y que no debemos nunca cuestionarnos nada, el Universo esta a nuestro lado y sabe más que nadie lo que tú necesitas en cada instante. Él quiere verte sonreir y te habla por mediación del Clip, es fantástico!...el juego...
Encuentro también estrellas, corazones, llaves, lunas, soles y cartas de la baraja y pinzas de pelo (horquillas)
Bueno! las horquillas tienen su historia que es esta: Cuando el 31 de diciembre de 2008 puse en la mesa todo el material encontrado, me asuste, había demasiado de todo
y para calmarme me entretuve haciendo un belén con los clips de todos colores, corazones y estrellas etc.... En ese momento pense que era demasiado "fuerte" y decidi que no deseaba encontrar más clips. Pero la fuerza del Universo es muy divertida y a partir del 2 de enero del 2009 encuentro algo diferente pero muy parecido que son las horquillas. De todas formas no he dejado de encontar clips en cualquier lugar, en cualquier paseo, en cualquier instante. Sabiendo que voy acompañada vivo con confianza, positividad y Fe.
Ha valido la pena leer en un libro: Un clip sólo es útil si se acciona.
De este libro es lo único que recuerdo... y... me basta....
Un abrazo. francetteadrover@hotmail.com

Luis Alejandro Ordóñez dijo...

Francette, gracias por tu visita y por tu comentario, la verdad me gustó mucho encontrarme con el club del clip al que Olivia y yo deberíamos pertenecer, ella desde hace mucho y yo desde que sucedió lo que cuento en esta historia siempre estamos recogiendo clips y nos los entregamos uno al otro como muestra de nuenos deseos. Muchos saludos

Miguel dijo...

Desde que vi ami padre despues de mucho tiempo....yo tenia seis años el me dijo que no podia para de encontrar clips que algo o alguien se los echaba pr su camino,al rATO unos 20 segundos andando por murcia vi el brillante clip entre las baldosas y lo cogi, 9 años encontrandome clips todos los dias ahora tengo 15,y dsiempre hablo de ellos mis amigo se quedan extrañados cando los encuentro y s les digo ke ellos dentro de poco se encontraran unos solo ace falta esperar 5 minutos para que pase,curioso pero verdad,¿tendra algo positivo,algo negativo?bendicion,maldicion,casualidad,imantad,sentidos metafoticos....y poeticos,ay de todos los colores,azules verdes normalmente de metal,grandes pequeños podridos
abiertos..................¿tendre mos todos algo en común?...............ese misterio no lo resolveremos nunca..o Quizas si...

Miguel dijo...

Ya se lo que ocurre ¿atodos os gusta escribir libros guiones y arte ?porque ami padre mi hermano y ami si

Luis Alejandro Ordóñez dijo...

Ey, Miguel, muchas gracis por tu anécdota. Definitivamente, el clip tiene algo mágico que llama a contar historias, un gran saludo.

Fabiola dijo...

Un poco tarde para contar la mía! No sé si aun siga al tanto de este blog...

Pues resulta que el 3 de diciembre del año pasado se hacían tres años de conocer a alguien muy especial en mi vida, habíamos pasado por momentos difíciles y parecía que estaba acercándose el fin de una etapa. Cuando se acercaba la fecha estuve pensando en ello y como llegué a la conclusión de que los buenos momentos compartidos y experiencias ganaban a aquellos mal entendidos, decidí dar tregua al asunto y conmemorar la fecha obsequiándole unas rosas. Junto con las rosas le daría una tarjeta muy sencilla hecha a mano donde le agradecía por estos años y todo lo compartido. Por supuesto era sorpresa, así que tuve que salir rapidísimo porque ya se me estaba haciendo tarde y todavía tenía que ir a comprar las flores. Por la hora que era, ya no me daba tiempo de buscar un clip en mi casa, a pesar de tener muchas cajas de ellos, pues hasta último momento reparé en que iba a necesitar uno para sujetar la tarjeta con las rosas.

Total que salí con esa preocupación, y se me ocurrió voltear al piso en todo el trayecto hasta tomar el transporte...y nada. Recién había retomado lecturas acerca de metafísica y cosas sobre la ley de la atracción, así que se me ocurrió "pedir" mediante las maneras que recomiendan el clip. Pues para acortar el asunto, en todo el tiempo de camino tanto para comprar las flores como para entregarlas, no apareció ningún clip...

No recuerdo cuanto pasó para encontrarme un clip de la nada en un lugar en donde no me imaginaría encontrarlo, pero definitivamente no pasó mucho tiempo...y ahi comenzó mi relación con los clips.

En ese momento no pude evitar recordar que yo lo había pedido, y que al final de cuentas me llegó. De inmediato lo asocié además con mi relación con aquella persona, era algo que me recordaba ese día, la tregua, un gesto de esperanza...

Y la verdad me he encontrado muchos clips en estos meses, a veces los busco y aparece, a veces siento que los voy a encontrar, y así es...otras veces no me encontré ninguno.

Algunos los levanté y los deseché tiempo después, otros los seguí conservando, otros no los levanté ya fuera porque no era el momento, porque estaban muy sucios u oxidados, o porque me apenaba parecer muy rara o exéntrica...

Muchas veces estaba pensando en esta persona y me encontraba un clip, estaba extrañándole y era cuando más aparecían...en medio de situaciones dificiles y muy complejas entre nosotros, llegaba un clip en medio de la nada y me daba esa esperanza cuando casi lo daba todo por perdido...

Me encontré varios clips en un día...y últimamente que ya veo muy poco a esta persona especial, que al final de cuentas ya está saliendo de mi vida, cuando vamos juntos por la calle, veo clips...me encuentro uno en cada sitio...pienso que es más que casualidad o coincidencia, que de alguna manera significa algo, que hay alguna energía en ambos que se relaciona con este evento tan simple y asombroso a la vez.

La última vez que lo vi, me encontré un clip que quise ignorar, no lo levanté...y más adelante caminábamos y me encontré 4 clips seguidos...fue algo que me dio mucha risa...5 clips en una hora estando con él...

Y pues esa es mi historia...hoy me encontré un clip tirado en el cuarto de lavad mientras preparaba la ropa para tenderla..lo puse en mi bolsillo y más tarde lo uní a una cadena de clips que opté por hacer hace poco...con éste he sumado 27, número que por cierto he estado viendo toda la semana y que buscando en internet, también parece "perseguir" a las personas y al que le atribuyen muchos significados...

Saludos! y no cabe duda que estamos llenos los seres humanos de pequeños detalles, algunos muy raros, excéntricos u obsesivos...

Luis Alejandro Ordóñez dijo...

Fabiola,
muchísimas gracias por compartir tu hermosa historia de clips. Los clips tienen esa magia, de aparecer justo en el momento preciso. Un gran abrazo, y que la cadena de clips siga en aumento