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11 de marzo de 2009

Caracas otra vez

Caracas, como toda área metropolitana, es más grande que sus instancias político-administrativas. La Constitución de 1999 intentó resolver esto con varias cosas. Primero, transformó el Distrito Federal en Distrito Capital y le dio opción a organizarse en municipios, con frases al estilo "los municipios del Distrito Capital", como se lee en el artículo 18. Luego, creó el gobierno municipal a dos niveles que formarían los municipos del Distrito Capital y los correspondientes al estado Miranda. Sin embargo, en la ley que dio forma a ese mandato constitucional se eliminó por completo el Distrito Capital y el gobierno municipal a dos niveles que nació, la Alcaldía Metropolitana de Caracas, tomó las atribuciones de la antigua Gobernación del Distrito Federal más las que le dieron al ente que creaba la ley. Desde 1999 Caracas ha lidiado con ese desastre legislativo que se volvió en la práctica desastre mayor, a tal punto que en la propuesta de reforma constitucional de 2007, antes que intentar arreglar el entuerto que se había creado, el Gran Legislador de la Revolución prefería eliminar de un plumazo la Alcaldía Metropolitana y volver al antiguo modelo del Distrito Federal, claro, con un retoque aquí y otro allá que permitían presentar la propuesta como un nuevo paso en el indetenible avance hacia el socialismo del siglo xxi. Ahora, enmendar el entuerto vuelve a ser prioridad número uno de la Revolución, qué casualidad, justo después de que la Alcaldía Metropolitana cayó en manos de la oposición contrarrevolucionaria que creyó que ganando unas elecciones de alcalde metropolitano podría ejercer las funciones de la Alcaldía.
Dejémoslo claro, la ley que creó el gobierno metropolitano de Caracas es una ley muy mala que hay que reformar, pero no porque la oposición ganó esa instancia. Tampoco, como intentaron en 2007, para que Caracas vuelva a ser un Distrito Federal con un gobernador que en realidad es un miembro del gabinete. Cuando la presidenta de la Asamblea Nacional, Cilia Flores, habla de la necesidad de un vicepresidente para Caracas, de lo que habla es de quitarle a los ciudadanos de Caracas representación política, no de resolver los problemas de los caraqueños. Sobre el tema y los reiterados intentos de convertir a Caracas nuevamente en un ministerio he escrito aquí, aquí, aquí, aquí y hasta aquí. Mientras, el problema de Caracas sigue siendo el mismo: falta de autonomía, y hoy ese problema es mayor incluso que en 2007 cuando se intentó reformar la Constitución. La Asamblea Nacional no va a resolver ese problema porque propone justamente lo contrario. Pero insistir en ello bien vale la pena una nueva entrada.

2 comentarios:

Gabi dijo...

Leyéndote, pienso que es una verdadera lástima que el gobierno prefiera continuar su lucha por el poder a través de reformas constitucionales solapadas, en vez hacer una propuesta viable e inclusiva de reforma del Distrito Capital.

¿Temen que cualquier alcalde metropolitano de oposición trataría de impedir que le quiten competencias? Es probable.

A los ojos de la irredenta ciudadana "nini" (pero no muerta en Choroní) que soy, el comportamiento del gobierno para con las autoridades regionales y municipales contradice la voluntad expresada por los electores en la reforma del 02. Me temo que como sacan sus cuentas y saben que no ganarían una enmienda, ni siquiera hacen uso del recurso que les abrió el TSJ de proponer las enmiendas cada año.

De momento la oposición parece haber aprendido las lecciones del pasado, y no está pisando los peines - lo cual es impresionante-. Pero temo que insistir en cerrarle (o anular el sentido de) las puertas democráticas e institucionales a los opositores es algo que todo el país va a pagar muy caro.

Luis Alejandro Ordóñez dijo...

Hola Gabi, muy cierto todo lo que dices. No pongo mis manos en el fuego por nadie, pero es difícil imaginar un gobernante tan centrado en obtener más y más poder como Hugo Chávez. Solo por esa obsesión por el poder y esa autoimagen de que él en el poder es necesario para cualquier futuro, hay que trabajar porque no pueda cumplir su único deseo que es, valga la insistencia, mantenerse en el poder. Mientras, hay que resistir para que no se sigan cerrando las puertas, porque al final, como dices, la pagaremos todos muy caro. Un gran saludo